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OBESIDAD EN ADOLESCENTES


Enviado por   •  14 de Enero de 2020  •  Ensayos  •  10.995 Palabras (44 Páginas)  •  281 Visitas

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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE GUERRERO[pic 1][pic 2]

ESCUELA SUPERIOR DE CIENCIAS NATURALES

QUIMICO FARMACEUTICO BIOLOGO

NUTRICIÓN

DOCTORA: MIREYA MARURIS REDUCINDO

TEMA: OBESIDAD EN ADOLESCENTES.

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INTEGRANTES:

  • MELO MONTES NATIVIDAD
  • BUSTOS NOYOLA YELITZA
  • CARLOS GARCIA LUIS

PETAQUILLAS, GRO A 11 DE NOVIEMBRE  DE 2019

INTRODUCCION:

La obesidad, enfermedad que se puede iniciar desde la infancia, es considerada un problema de salud pública tanto en países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo. Desde 1997 un comité de expertos de la organización mundial de la salud (OMS) hizo notar sobre la epidemia y advirtió que si no se hacía algo al respecto, millones de personas a nivel mundial estarían en riesgo de sufrir enfermedades crónicas (diabetes, hipertensión, ateroesclerosis, enfermedad cardiovascular, etc.) y que esto traería un alto impacto en la morbilidad y mortalidad.

la oms estimó en el 2005 que 1600 millones de adultos (mayores de 15 años) sufrían de sobrepeso, y 400 millones de obesidad, cifra que en el 2012 alcanzaría a 2300 millones con sobrepeso y 700 millones con obesidad. este problema es particularmente grave en la infancia, la iotf (international obesity task force) estimó que 155 millones de niños (1 a 10 años, 2004) sufrían sobrepeso u obesidad y la oms estimó 43 millones (menores de 5 años, 2010). en américa el 9,6% de los niños en edad escolar tenían obesidad en el 2000 y se estimó que aumentaría a 15,2% para el 2010. (Health, 2000)

el sobrepeso obesidad es el principal problema de salud pública en méxico, tanto por su elevada prevalencia como por encontrarse asociado con las principales causas de mortalidad de este país. la organización mundial de la salud (oms) ha estimado que la magnitud de este problema en el 2005 representaba ya para el mundo un serio problema, pues 1,600 millones de personas de 15 o más años vivían con sobrepeso y 400 millones tenían obesidad, vaticinando que para el 2015, la prevalencia sería respectivamente de 2,300 y 700 millones. por otra parte, en méxico la encuesta nacional de nutrición reportaba en 2007 que uno de cada tres adolescentes (12-19 años) tenían sobrepeso y obesidad, ya que se encontró con sobrepeso a 21.2% de los varones y 23.3% de las mujeres; en tanto que la obesidad se encontró respectivamente en 10 y 9.2% de los adolescentes y la prevalencia conjunta del sobrepeso y obesidad fue ligeramente mayor en las mujeres (32.5%) comparada con la de los varones (31.2%), sin embargo lo más alarmante de esta información son las consecuencias adversas del sobrepeso-obesidad en la salud en la etapa adulta a este respecto un estudio retrospectivo mostró que las personas que tuvieron sobrepeso en su adolescencia estuvieron a mayor riesgo de padecer enfermedades cardiacas, aterosclerosis y diabetes mellitus tipo 2 (dm2). por otra parte, el análisis del estudio hecho en una cohorte de adolescentes con sobrepeso, encontró que el riesgo de permanecer con sobrepeso en la etapa adulta varió entre 52 y 62%; por otra parte, estos jóvenes tuvieron en las mediciones de grasa corporal, presión arterial sistólica y diastólica, colesterol, insulina, glucosa y mediciones adversas, al comparar sus mediciones con la cohorte de adolescentes eutróficos o delgados. un resultado semejante fue informado en estudio de meta análisis, en el que se encontró que hubo un mayor número de intervenciones en los adolescentes con sobrepeso, estimando que los adolescentes de 13 a más años con obesidad, tendrían una probabilidad 50% de ser adultos obesos, con los consiguientes efectos en su morbilidad y mortalidad. (E, 2008)

La obesidad, además de ser considerada en sí misma como una enfermedad crónica, también es un importante factor de riesgo para el desarrollo de otras enfermedades responsables de una elevada morbimortalidad en la edad adulta, asociándose con desórdenes tales como la diabetes mellitus tipo 2, la hipertensión arterial, la dislipidemia, la esteatosis hepática y las alteraciones osteoarticulares y cardiometabólicas, entre otras, así como un factor de riesgo en el desarrollo de tumores malignos de diversa localización (colon, recto, próstata, ovarios, endometrio, mama y vesícula biliar). A pesar de que la obesidad es una de las condiciones médicas más fáciles de reconocer, el tratamiento es muy difícil y el coste económico anual para la sociedad es muy elevado. Uno de los primeros enfoques en el tratamiento de la obesidad debe pasar por una modificación drástica del estilo de vida, orientada principalmente a la reducción del peso corporal y del sedentarismo, algo difícil de conseguir en la sociedad actual. Debido a las dificultades y limitaciones que suponen los tratamientos de reducción de peso basados en dietas hipocalóricas y el aumento de la actividad física, en muchos casos el tratamiento de la obesidad debe ir acompañado de un tratamiento farmacológico. Hay también que tener en cuenta que las personas con obesidad no presentan un blanco único sobre el cual dirigir una terapéutica específica y, por lo tanto, el tratamiento debe basarse en el control farmacológico de todas y cada una de las complicaciones que la acompañan, algunas de ellas mencionadas en el párrafo anterior. Esto hace inevitable la instauración de una polimedicación que exige la coordinación de varios especialistas. Actualmente en España existen dos fármacos aprobados por el Ministerio de Sanidad para el tratamiento de la obesidad: el orlistat, que actúa uniéndose a las serinas de las lipasas gástricas y pancreáticas, inhibiendo su actividad, y la sibutramina, que actúa a nivel del sistema nervioso central, inhibiendo la recaptación de serotonina y noradrenalina, produciendo sensación de saciedad. En casos especiales se puede recurrir a terapia quirúrgica. Esto debe reservarse sólo a personas seleccionadas que cumplen una serie de condiciones y en los que hayan fracasado reiteradamente los anteriores tratamientos.

A pesar de que la obesidad es una de las condiciones médicas más fáciles de reconocer, el tratamiento es muy difícil y el coste económico anual para la sociedad es muy elevado. Uno de los primeros enfoques en el tratamiento de la obesidad debe pasar por una modificación drástica del estilo de vida, orientada principalmente a la reducción del peso corporal y del sedentarismo, algo difícil de conseguir en la sociedad actual. Debido a las dificultades y limitaciones que suponen los tratamientos de reducción de peso basados en dietas hipocalóricas y el aumento de la actividad física, en muchos casos el tratamiento de la obesidad debe ir acompañado de un tratamiento farmacológico. Hay también que tener en cuenta que las personas con obesidad no presentan un blanco único sobre el cual dirigir una terapéutica específica y, por lo tanto, el tratamiento debe basarse en el control farmacológico de todas y cada una de las complicaciones que la acompañan, algunas de ellas mencionadas en el párrafo anterior. Esto hace inevitable la instauración de una polimedicación que exige la coordinación de varios especialistas. Actualmente en España existen dos fármacos aprobados por el Ministerio de Sanidad para el tratamiento de la obesidad: el orlistat, que actúa uniéndose a las serinas de las lipasas gástricas y pancreáticas, inhibiendo su actividad, y la sibutramina, que actúa a nivel del sistema nervioso central, inhibiendo la recaptación de serotonina y noradrenalina, produciendo sensación de saciedad. En casos especiales se puede recurrir a terapia quirúrgica. Esto debe reservarse sólo a personas seleccionadas que cumplen una serie de condiciones y en los que hayan fracasado reiteradamente los anteriores tratamientos Hemos explicado al inicio de este capítulo que la obesidad se define como un exceso de grasa en el organismo. La cantidad de grasa corporal puede medirse de forma directa mediante técnicas como la hidrodensitometría, pletismografía, tomografía computerizada, resonancia magnética, absorciometría dual energética de rayos X o la bioimpedanciometría. Sin embargo, estas técnicas no se suelen utilizar de forma habitual en la práctica clínica, debido a su elevado coste y a que se requieren equipos específicos y personal especializado. Existen otras técnicas más baratas, accesibles, fáciles y reproducibles, basadas en la antropometría. El índice de masa corporal (IMC) es uno de los criterios más utilizados para realizar el diagnóstico de obesidad, ya que el peso está estrechamente relacionado con la grasa corporal. Este se define como el cociente del peso en kilogramos entre la talla en metros al cuadrad. Sin embargo, hay que ser conscientes que el IMC no mide directamente la cantidad de grasa corporal, por lo que para hacer una determinación más precisa al respecto se hace uso de otros índices, como son, por ejemplo, el perímetro de la cintura (PC), el índice cintura-cadera (ICC), principalmente utilizados en adultos, y la medición de pliegues cutáneos o el índice nutricional.  (SEEDO, 2007)

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