Tesis Educacion
27 de Marzo de 2014
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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD PEDAGOGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
ESTRATEGIAS GERENCIALES PARA EL FORTALECIMIENTO DE LOS VALORES CULTURALES EN LOS PROYECTO DE APRENDIZAJE
Autora: Yoleimen Garcia
Tutor: Nivardo Tirado
CAPITULO I
EL PROBLEMA
El sistema educativo venezolano esta fundamentado hacia un proceso de transformación social, el cual es responsabilidad de los actores que hacen vida desde la escuela como centro para la diversidad del conocimiento en todos sus ámbitos, dando paso a nuevos enfoques que requieren el país, caracterizado esta por la creciente participación, compromiso y la interdependencia de los gerentes que conducen los fines de las instituciones educativas.
En este sentido, los gerentes de las instituciones educativas son responsables de poner significativamente el desarrollo social, económico y cultural, del hombre al impulsar una concepción, curricular sistemática, integral protagónico y holístico cuyo propósito va mas allá, del aprender o enseñar tal y como lo expresa.
Melich, (2000), al enseñar que la conservación de los aprendizajes consiste en incorporar valores en la programación curricular para reivindicar la educación integral.(P.67)
Esto indica que el director del plantel debe influir sobre las actividades pedagógicas desarrollado por sus docentes.
De allí, en la medida que surgen cambios e incrementa la importancia del uso de estrategias en el trabajo del docente, se promueve la necesidad de incorporarlas en la organización administrativa en las instituciones educativas, es decir son consideradas en el ámbito de la gerencia que comprende maneras y funciones de planificación, dirección y evaluación a fin de generar eficiencia en el aprendizaje, y el conocimiento. Para ello,
Cortes, (1997). “Aprecia que los docentes deben ofrecer una planificación educativa que ofrezca a sus estudiantes enmarcada en sus valores con el fin de promover una mejor convivencia social.” (P.146)
Por consiguiente quienes ejercen funciones gerenciales deben prepararse cada vez más para afrontar los desafíos y tendencias del entorno.
En atención a ellos, resulta interesante impulsar el planteamiento de reflexión que requieren disponer de lineamientos, estrategias y recursos que disminuyen las diferencias entre los individuos, comunidades y áreas geográficas capaces de desarrollarse en un espacio pluralista de manera crítica como norma de vida.
Cabe destacar los cambios sufridos en la actualidad en el sistema educativo el cual se deben fortalecer los valores culturales a través del diseño curricular Bolivariano que permite una educación interculturalidad y afro venezolanidad, en comparación con otras épocas que no se les daba el apoyo suficiente a nuestro antepasado. Permitiendo que nuestros niños y niñas desconozcan nuestra cultura de manera integrada. De allí pues,
Castells, (1998), afirma: La cultura no es algo que se hereda totalmente, y por lo tanto, la identidad cultural tampoco puede ser heredada férrea e inflexiblemente. Si así lo fuera, todo el mundo lucharía contra todo el mundo, porque en algún momento del pasado siempre ha habido un conflicto entre dos o más grupos. Por lo tanto, puesto que la cultura no es algo inmutable, sino que se transforma continuamente, la identidad cultural. (P.29).
En efecto, lo dicho por el autor puede ser una de las causas que contribuyen al desinterés por parte del directivo de las Instituciones al integrarse a las diferentes actividades culturales permitiendo apatía, desmotivación como también el divorcio de nuestra cultura en los proyectos de aprendizaje, para que sean impartido en las aulas de clase a los estudiantes para multiplicar el proceso de enseñanza – aprendizaje de nuestra cultura.
Lo antes expuesto, lleva a reflexionar y a buscar la realidad latente que existe en la sociedad, porque a través del sistema educativo se debe divulgar nuestros valores culturales para fortalecer nuestra identidad nacional donde el individuo sea sí mismo, tenga fe y confianza en Dios y en su capacidad para progresar sin limitaciones. Para Parra (1993), fueron ciertas las palabras pronunciadas por nuestro Libertador Simón Bolívar, en el Congreso de Angostura 1819, cuando expresó: "Moral y Luces son nuestras primeras necesidades", (P.:88)
Sin embargo, hoy día se debate la peor crisis en todos los rubros de la vida nacional, especialmente en materia educativa que no ha encontrado un camino para salir de ella. Las autoridades educativas se han olvidado que su papel orientador va desde la educación Preescolar hasta la Universidad, y que la misma es obligatoria.
Según Pérez, (1997), La realidad del país que agita sus miserias en las garras de una crisis muy aguda y estructural, debe incitar a los genuinos educadores a cuestionar profundamente su labor y a emprender caminos innovadores que ayuden a visualizar y concretar los rumbos que debe emprender la educación (p.46).
Sin duda alguna, tanto lo expuesto por el autor como los ideales permanentes que trató de lograr el Libertador en su pensamiento educativo "Moral y Luces son nuestras primeras necesidades", fue la probidad ciudadana y la persistencia de los valores morales, éticos y de identidad nacional, necesarios para enrumbar la educación por el mejor camino. Pero el tumulto y la violencia han acabado con esos valores y creencias tradicionales, día a día la afectividad humana se ha perdido llevándose por delante toda posibilidad de respeto a la vida y a la dignidad de los demás. Es por ello, Pérez (1997) considera:
Si estamos claros en que sola la educación no va a sacar al país de la crisis, también lo estamos que no saldremos apropiadamente de ella sin el aporte de una educación renovada, de calidad. La educación por si sola no construye la nación, pero sin ella no es posible. Está es la importancia y la limitación de la educación: ella sola no puede producir los cambios necesarios, pero sin ella no es posible el cambio (p.43).
En este sentido se comprende, que la educación por sí sola no podrá producir los cambios necesarios para rescatar la formación de la personalidad del individuo, en esta situación de crisis y cambios se busca en la escuela, en el hogar, o en la iglesia, alguna nueva fórmula, algún nuevo estímulo, en el encuentro de un medio que facilite el desarrollo de los valores de identidad nacional en los docentes y directivos. De allí, que la escuela ha de tener en cuenta el hecho de que no debe contradecir en modo alguno los valores de personalidad que el proceso educativo ha de fomentar.
A tal efecto, Albornoz (1995), expresa que:
El eje de la educación debe estar en la escuela debe ser integrada a un proyecto educativo familiar. Para ello el directivo tienen que tomar en sus manos el control de la escuela; siendo este un proceso que va desde la comunidad hasta el individuo... Los agentes educativos esenciales, son: la comunidad, la escuela, la familia y el individuo... (P.108).
Evidentemente, la educación es una tarea que corresponde a padres y profesores; de hecho la escuela y el hogar asumen el deber de instruir y aportar conocimientos que ayuden a la formación de valores, el camino que deben seguir es la participación conjunta dentro del proceso educativo; ¿Pero qué ocurre en la realidad?, actualmente el personal directivo perdió su rol educativo a causa de la desintegración de la sociedad.
En el mismo orden de ideas, De Gregorio y Otros (1997), reafirma lo dicho anteriormente por el autor, cuando considera: si la escuela quiere realmente educar, tendrá que “…comprometerse de verdad con una concepción de escuela – comunidad, que puedan integrarse en los procesos educativos de sus hijos. Ese es su derecho".
Lo expuesto por el autor, confirma que es pertinente buscar programas en las escuelas que permitan integrar al personal directivo en el proceso de formación de valores culturales, donde los padres sean los primeros educadores de sus hijos y tomen conciencia de que a ellos les corresponde prepararse para educar y darle valores, ya que lamentablemente la educación pública como privada no ha podido responder ante el clamor de una mejor educación.
De allí, el gran temor ante esta enfermedad de la sociedad, que lleva la deformación de sus valores básicos y principios éticos. Por supuesto esta inquietud no es nueva, sólo que se ha hecho sentir más en los últimos años en virtud de la crisis por la que ha venido atravesando el país, se evidencia cada día, a través de los medios de comunicación de masas, prensa, radio, televisión, la aterradora realidad; violencia entre los escolares hasta el fin de quitarle el derecho a la vida de la que nadie es dueño.
De tal manera que se ve reflejado la necesidad imperiosa de un cambio de actitud del directivo, los padres y los docentes. Por ello, Pérez (1997:7) considera: "... la educación es tarea de todos y es urgente que la sociedad asuma su papel de educadora, deben ser los educadores, sin embargo, los protagonistas de
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