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Teorias Pedagogicas


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2014  •  2.368 Palabras (10 Páginas)  •  261 Visitas

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TEORÍAS PEDAGÓGICAS

1. CONCEPTUALIZACIONES SOBRE EL MOVIMIENTO DE ESCUELA NUEVA

1.1. ANTECEDENTES

El movimiento de renovación pedagógica conocido como Escuela Nueva surge en el siglo XIX, aunque se puede encontrar ya algunos de los elementos que caracterizan este movimiento desde el Renacimiento, es decir, desde el siglo XVI.

Así por ejemplo, autores como Erasmo de Rótterdam (1512), ya afirmaba con respecto a la educación, que el conocimiento de las cosas es más importante al de las palabras, es anterior en el tiempo, Francoise Rabelais (1532), por su parte sostenía que la ciencia sin conciencia no es más que ruina del alma, Michel Eyquem señor de Montaigne (1580), llegó a afirmar que hay que educar el juicio del estudiante más que llenar su cabeza de palabras.

Durante el siglo XVII, se planteaban nuevas formas de conocer. Descartes en su Discurso del Método recomendaba no admitir nada como verdadero, si no se ofrece como evidente, mientras que Fénelon señalaba la necesidad de enseñar de manera diferente aprovechar la curiosidad del niño, emplear la instrucción indirecta, recurrir a la instrucción atrayente, diversificar la enseñanza.

Pero es en el siglo XVIII con la publicación del Emilio de Jean Jacques Rousseau

(1762), en el que el niño aparece como centro y fin de la educación se inicia una nueva doctrina pedagógica.

1.2 FUENTES HISTÓRICAS DE LA ESCUELA NUEVA

De siglo en siglo, a partir del Renacimiento siglo XI y XVI , se alzan voces para protestar contra las insuficiencias de la pedagogía tradicional. Son las de Erasmo de Montaigne y Rabelais, las de Fénelon y de Descartes, la de Rousseau finalmente, la más elocuente y más decisiva. En este sentido el hecho de que la cultura se resuma en adquisiciones de tipo memorista los inquieta: unos destacan el peligro que representa el saber cuando no se respalda en la comprensión; otros se muestran sensibles al hecho de que lo impreso aparta el espíritu de lo real; algunos estiman que lo esencial no es saber, sino juzgar adquirir convicciones personales. Rousseau, por su parte, ve en el interés y en la utilidad el motor psicológico de la instrucción. Unos y otros manifiestan afecto por el niño y no admiten que se le trate con brutalidad, ni siquiera por su bien. Todos, sin exceptuar a Rousseau, conciben la pedagogía únicamente en sus nexos con la antigüedad y comulgan, a veces con fervor, en el culto de las letras. Sólo difieren, en general, los medios por los cuales procuran encaminar al niño.

Debe decirse también que se comprueba una unanimidad en cuanto a la búsqueda de una verdadera pedagogía teleológica y su reflexión los lleva naturalmente al conocimiento del niño. La pedagogía que se elabora, contra la opinión general, es activa, intuitiva; vivida en la libertad. Llama a menudo a una colaboración activa entre el maestro y estudiante, se dirige ante todo a la inteligencia que querría desarrollar y formar: esta orientación es particularmente clara en Montaigne. Se trata, de facilitar los esfuerzos del niño, de aguijonear su curiosidad, de presentarle las nociones en forma atractiva. Así tiende a brotar el conocimiento psicológico que con Rousseau hará mucho más que aflorar. Ningún progreso decisivo puede lograrse mientras la acción no se funde en un conocimiento suficiente la manera de ser y de pensar del niño.

Es así como la pedagogía toma un nuevo giro: en vez de exigir la adaptación del niño a las normas educativas, son estas normas las que se modifican en función del niño.

1.3 PRINCIPIOS DE LA ESCUELA NUEVA

_ El puerocentrismo

La psicología científica y en particular la parte de ella que concierne al niño, abre el camino de este modo a una era pedagógica relativamente novedosa en la que el acento se pone fuertemente sobre el niño; en otras palabras, inaugura la era del puerocentrismo satisfaciendo las intuiciones de Rousseau.

Sin duda hubo en cada período de la historia personas inteligentes para denunciar las insuficiencias de un sistema que sojuzgaba al pequeño al que pretendía servir.

Se puede afirmar que el amor al niño, concebido como virtud pedagógica, no es fruto de la época moderna. La famosa férula de los antiguos, vistas las cosas de cerca, no debe confundirse con el látigo; integra una especie de dialéctica disciplinaria de esencia religiosa y en principio no debía administrarse, sino como último argumento. De igual modo, si se examinan con serenidad y atención los sistemas pedagógicos del pasado, se llega a decir que la dedicación y el sentido de la organización de los fundadores de escuelas, especialmente a partir del siglo XVII, garantizaban cierta adaptabilidad a los niños.

De esta manera cuanto más avanza la ciencia, multiplicando los puntos de vista y afinando sus métodos, más se va haciendo posible construir con trazos positivos lo que se llama psicología del niño, a sí mismo la noción del moralismo y las teorías simplistas del sensualismo y del asociacionismo se esfuman. En otras palabras: se deja de creer que el niño es un adulto a escala reducida, que la humanidad se divide en buenos y malos y que la conquista del equilibrio del adulto se logra mediante aportes exógenos. Lo que la psicología muestra, por el contrario, es la realidad de ese otro ser autónomo que es el niño: su «espíritu absorbente», su dinamismo psicológico, su equilibrio funcional, la originalidad de su pensamiento, el significado de las necesidades que experimenta a medida que atraviesa los estadios de su desarrollo. Incansablemente repetidas por varios autores, estas verdades van penetrando poco a poco en los espíritus hasta el grado de provocar mala conciencia en quienes las recusan Y de precipitar en una oposición agresiva a quienes se niegan a adherirse a ellas.

_ Primado de la psicología

¿La educación nueva se cimenta sobre la ciencia psicológica?19 En la medida en que se impone la obligación de tener una imagen justa del niño, se crea la de estudiarlo en todas las formas posibles. Lo que atraerá su atención en primer término es el escolar más que el niño, y en todo caso el niño en la individualidad mucho más que en el hecho social que nace de la reunión de niños o de los lazos interpersonales que tejidos entre los niños y que también alcanzan a las personas mayores.

En esto, por otra parte, es reconfortante: los padres que confían a su hijo o a su hija a los educadores nuevos reciben en principio la garantía

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