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La Enseñanza De La Historia


Enviado por   •  3 de Octubre de 2013  •  1.469 Palabras (6 Páginas)  •  201 Visitas

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¿Qué, por qué y para qué Historia?

El hombre ha tenido que luchar siempre y su historia se explica así;

como una lucha contra los enemigos fundamentales del hombre y de su cultura.

Alfonso Caso

Cuando se es estudiante, uno mismo se hace la pregunta del por qué de las asignaturas, sobre todo de la historia. Esta pregunta surge de la práctica educativa que se presenta en las aulas durante toda nuestra educación puesto que pensamos que historia es una de las materias más aburridas y no le encontramos ningún sentido. Es muy sencillo contestar el motivo de la pregunta, y la respuesta está en que nuestros maestros no supieron darnos una explicación sencilla de para qué la necesitamos, sino que se dedicaron a exponer los temas o bien leerlos grupalmente, hacer un resumen, responder un cuestionario y memorizarlo porque eso era lo que vendría en el examen.

En primer lugar, habría que definir qué es historia. “La historia es la disciplina del ‘auto-conocimiento humano […1 conocerse a sí mismo significa conocer lo que se puede hacer, y puesto que nadie sabe lo que puede hacer hasta que lo intenta, la única pista para saber lo que puede hacer el hombre es averiguar lo que ha hecho’” (Florescano, E., 1997). Con base en esta definición se puede acercar más a un niño de primaria a interesarse por la historia, adecuándolo a la edad correspondiente, para que el educando tenga en mente que la historia sirve para que conozca su pasado y vea como este ha influido en el presente. Es importante que nos convirtamos en historiadores para fomentar lo mismo en los alumnos, que quieran averiguar lo que pasó, para que en función de ello logren formarse una idea de que las cosas tienen una consecuencia y por supuesto una causa, que es la raíz de la mata.

Es conveniente que los alumnos se sientan identificados con la historia nacional, para crear en ellos un sentido de la patria y que sepan el por qué del estudio de esta asignatura. De esta manera es como se desarrollará en ellos una identidad nacional y por este medio se irá construyendo la identidad nacional de todo el conjunto mexicano. “El problema no es conocer la identidad para mejor preservarla, sino garantizar la diversidad que se manifiesta, entre otros, por una identidades, a la vez sensibles e imprecisas” (Meyer, J., 1995, p.43).

Para este hecho, como ya lo mencioné, el docente necesita convertirse en un historiador, pero no en aquél historiador con una falsa responsabilidad social, sino en aquel historiador que tiene una verdadera responsabilidad social, teniendo en cuenta que el primero da datos erróneos para la conveniencia de los gobiernos, creando héroes, imágenes, símbolos, personajes y hechos para sembrar una identidad nacional y el segundo, tiende a desmentir los hechos falsos y decir siempre la verdad, así como revelar los verdaderos hechos detrás de los libros de texto. Como señala Florescano (1997), “Es verdad que no todos los historiadores tenemos cualidades de la simpatía y la disposición hacia lo extraño. Pero el conjunto de los practicantes de este oficio, y algunos de sus maestros más distinguidos, nos muestran que el oficio de historiador, cuando se ejerce con probidad, es una apertura a la comprensión y una disposición hacia lo extraño y remoto”. Es por esto que los maestros debemos adoptar un poco del sentido de los historiadores.

La historia nos deja muchos aprendizajes, pero es cuestión de indagar en ella y explorar los sucesos desde un punto de vista crítico y analítico. Esto cuesta mucho trabajo y aún más trabajo a los pequeños en la educación primaria, pues ellos no tienen todavía definida la noción de tiempo y espacio, sobre todo en los primero grados. Esta materia desarrolla la educación intelectual y es un apoyo de educación moral. Es aquí cuando el educador juega un papel fundamental para el desarrollo de las facultades intelectuales de los niños como lo son la memoria, la imaginación, el juicio y el raciocinio, que a su vez nos lleva a despertar otras facultades que son las estéticas como el sentimiento de verdad, justicia, belleza y amor a la patria y la humanidad (Rébsamen E. 1904).

Para poder despertar en los alumnos todas estas facultades, los maestros tenemos la obligación de convertir la asignatura en algo interesante para los niños, darle sentido a los sucesos, utilizando diversos recursos didácticos y a nosotros mismos como parte de esos recursos.

Como recursos didácticos podemos utilizar fotografías, imágenes, películas, líneas del tiempo, ir de excursión, conocer museos y sitios

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