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Una Historia Social Moderna y Contemporánea


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2017  •  Trabajos  •  2.067 Palabras (9 Páginas)  •  201 Visitas

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  1. Durante el período llamado antiguo régimen, los estamentos eran inmóviles, en el sentido de que no era posible para una persona de un estamento pasar a formar parte de otro. Existían los estados generales, que eran tres: el clero, la nobleza y el tercer estado. El clero y la nobleza tenían grandes privilegios frente al tercer estado que estaba compuesto, antes de la revolución Industrial, por campesinos y artesanos. Un campesino nunca iba a ser noble, ni un noble iba a perder su título, era cuestión de “sangre” y “nacimiento”.

Empezaron a surgir cambios en el sistema de producción feudal a partir de la revolución agrícola y el crecimiento de los mercados externo e interno. Comenzaba a aparecer la sociedad burguesa, dueña de los medios de producción, con trabajadores pagos. Los trabajadores pasaron de ser autosuficientes a perder los medios de producción y trabajar como jornaleros, lo que llevó a convertirlos en consumidores. Este cambio se produjo con mayor velocidad y solidez en Inglaterra, en gran parte por su sistema político. La “gloriosa revolución” en 1688 instauró una monarquía limitada por un Parlamento que se dividió en la Cámara de los Lores, formada por el clero y la nobleza, y la Cámara de los Comunes, en la que participaban los hombres de negocios.

Se fue transformando la sociedad y las aristocracias mantuvieron su poder por ser terratenientes, incluso se beneficiaron, al igual que las antiguas burguesías mercantiles y financieras. La alta burguesía (tradicional) era la burguesía con más alcance industrial, y la que comerciaba internacionalmente. Esta burguesía era la que podía entremezclarse con la aristocracia. “A éstas antiguas burguesías, el éxito podía incluso permitirles ingresar a las filas de la nobleza. La posibilidad de asimilación de las clases más altas también se dio para los primeros industriales del siglo XVIII. […] Algunos pudieron ser asimilados. Sin embargo, […] eran demasiados para ser absorbidos por las clases más altas”1. Según Hobsbawm, Gran Bretaña era casi el único país que incorporaba empresarios a la aristocracia. La burguesía media (industrial) era de orígenes modestos, pequeños comerciantes que se habían volcado a la industria y habían tenido éxito económico. Comenzaron a definirse a sí mismos como “clase media” para diferenciarse tanto de la aristocracia, como de la burguesía tradicional y de los trabajadores pobres. La pequeña burguesía estaba compuesta por pequeños comerciantes, que mantenían una industria pequeña a diferencia de la burguesía media. También formaban parte los trabajadores con “oficios” como maestros, artistas, periodistas, etc. Los “trabajadores pobres”constituían el proletariado. Era un grupo muy heterogéneo, que al principio no se reconocía como una clase social. Habían sido campesinos, trabajadores domiciliarios y artesanos, y ahora eran trabajadores industriales. A partir de 1820 comenzaron a reconocerse como proletariado y a organizarse. Frente a la nueva sociedad que conformaba el capitalismo industrial, los trabajadores podían dificultosamente adaptarse al sistema e incluso intentar mejorar. Los calificados podían hacer esfuerzos para intentar ingresar en la clase media. Más allá de que la sociedad resultara más “abierta y móvil” que antes de la revolución, en la práctica esto resultaba ilusorio porque sólo era posible para pequeños sectores de cada clase.

La “clase media” reclamaba derechos y poder, mientras que el proletariado reclamaba mejores condiciones laborales y de vida, que eran atroces. La clase media luchaba por la ampliación del sistema político, y el proletariado, entre leyes prohibitivas y anulaciones de derechos, intentaba configurar las primeras formas de lucha obrera. La diferencia de calidad de vida entre la aristocracia y el proletariado era sumamente grande, y la clase media era demasiado numerosa y poderosa como para no participar en la política. En 1832 la reforma electoral bajó la renta requerida para votar y se acrecentó el número de electores. Estaba claro que los intereses de los trabajadores y de la burguesía no podían coincidir.

En Francia, previo a la revolución, hay que destacar el movimiento de la ilustración. Estos “filósofos” no sólo pusieron en tela de juicio las bases de la monarquía absoluta al dejar a la religión fuera del conocimiento científico, sino que dieron el primer paso para cambiar la sociedad de clases. No reconocían las jerarquías sociales ni las distinciones de órdenes, sino que las personas se distinguían por su capacidad. Se defendía un sistema basado en el talento. La “opinión pública” era la opinión de los hombres ilustrados, y desde su perspectiva, eran quienes debían erigirse en “representantes” del pueblo. No había distinciones de nacimiento, la frontera estaba dada entre los que podían leer y escribir y entre quienes no podían hacerlo.

Al contrario de Inglaterra, Francia no estaba dispuesta a subordinar su política para otros fines. Cuando, en plena crisis económica, se intentó un cobro de impuesto a toda la sociedad, los sectores exentos hasta entonces, el clero y la nobleza, exigieron la convocatoria de los Estados Generales.

El tercer estado incluía a todos aquellos que carecían de privilegios (campesinos, burguesía mercantil y financiera, artesanos, ricos arrendatarios, profesionales, etc) y, ante la falta de acuerdos y su posición de desventaja (el voto era por estamentos, y no por cabeza), este tercer estado se autoconvocó en una Asamblea Nacional y se propuso redactar una Constitución que limitara el poder real. Más allá de todos los acontecimientos previos, se marcó el inicio de la Revolución con la toma de la Bastilla, que simbolizó la caída del absolutismo, y con los levantamientos campesinos llamados “Gran Miedo”, en los que se saquearon los castillos y quemaron los títulos de los derechos señoriales. Se intentaban eliminar las fuertes diferencias de las clases sociales. En 1789 la Asamblea aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano que se basaba en los principios de libertad (no solo como libertad individual, también libertad de empresa y comercio), igualdad (abolía los privilegios de sangre y nacimiento) y fraternidad (conformaba la nación, identificación de la patria). Se comenzaba a construir el “orden burgués”. La aristocracia y el clero se oponían a esta situación. La Asamblea expropió los bienes del clero y reguló el funcionamiento de la iglesia. En 1791 se aprobó una Constitución que establecía un sistema de monarquía limitada, controlada por una Asamblea Legislativa, elegida por sufragio restringido.

Dentro del tercer estado comenzaron a aparecer distintas asociaciones, una de ellas fue los sans-culottes, que desde su nombre marcaban fuertemente la diferencia con los sectores más acomodados. Esta red de asociaciones cubría todo el país y pronto se transformó en motor de la agitación. En 1792 se reemplazó a la Asamblea Legislativa por una Convención Nacional, elegida mediante sufragio universal.

La burguesía, en su gran mayoría no intervenía directamente en política. La influenciaba con su importancia dentro del sistema capitalista reinante, los burgueses medios a nivel regional y la alta burguesía a niveles más altos.

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