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Información Relevante Del Caso Inditex

Pachove10 de Noviembre de 2011

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Caso Inditex, S.A: Información relevante

1. Introducción

En 1994, la industria textil y de la confección movía en la comunidad

europea 275 millardos de dólares y empleaba a 2.500.000 personas. En dicho

año era el segundo sector industrial en importancia, tras el del automóvil. A

pesar de las numerosas fusiones y adquisiciones, el sector se mantenía

fragmentado, con más de 100.000 fabricantes, de los cuales casi un 20%

vendía mayoritariamente a la industria (que representaba un 80% de ventas) y, en escasas ocasiones, al consumidor final.

2. El sector Textil-Moda

2.1 Con 1.200 millardos de euros, el sector textil-moda constituía el mayor mercado de

productos manufacturados. De ellos, 275 millardos de euros correspondían a productos

fabricados y vendidos en Europa, una cuarta parte a las exportaciones y más de la mitad

a género importado. La producción de textil-confección en la Comunidad Europea estaba

concentrada en cuatro países: Italia (39,4%), Reino Unido (16,9%), Francia (11,2%) y

Alemania (11,6%). Durante los últimos veinte años, el sector se enfrentaba a dos retos

que modificaban estructuralmente las condiciones competitivas:

El aumento del peso de las importaciones procedentes de países con mano de

obra barata (Asia representaba casi el 40% de las importaciones de confección

de la Unión Europea).

*La pérdida de importancia relativa del gasto en ropa que se había producido en

el consumo europeo, constante entre 1991 y 1997, pero que se detuvo en 1998.

(El Anexo 1 muestra los porcentajes de gasto que el consumidor dedica a la

confección textil.)

Estos dos factores propiciaron la pérdida en Europa de 350.000 puestos entre 1990-1996

2.2 En 1996, un estudio sectorial afirmaba que, «globalmente, en los últimos cinco años,

las modificaciones de las estrategias de producción de las firmas europeas de

confección se habían dirigido hacia una menor integración de la producción y una

mayor apertura hacia la internacionalización. La bajada de los derechos de aduana y de

los costes de transporte, así como el impacto de los medios de comunicación, habían

favorecido el fraccionamiento del espacio económico mundial y la segmentación

geográfica de los medios de producción»1.

2.3 Los métodos de producción, cada vez más diferenciados, permitían la dispersión

geográfica de las factorías. Éste era un proceso que podía darse tanto en las fases de

producción intensiva como en las más simples –utilizando una mano de obra

abundante y económica–, así como en las series más cortas y en las colecciones más

creativas.

2.4Según los expertos del sector, una operación de deslocalización bien controlada era

posible incluso para las operaciones de circuito corto, sin que ello constituyera

dificultades para la producción eficiente. En este sentido, la organización de la

producción se convertía en uno de los aspectos determinantes para explicar el

funcionamiento del sector y su competitividad.

2.5 A pesar de las innovaciones tecnológicas, este sector seguía conservando mano de obra

intensiva en todas las fases, especialmente en la de ensamblaje. Para las firmas

europeas, el recurso de subcontratar se inscribía esencialmente en una lógica de precios

y flexibilidad.

2.6 Adicionalmente, se producía un fuerte cambio en los orígenes de las importaciones

(véase Anexo 2). La Unión Europea era muy deficitaria con respecto a Asia, y

excedentaria con los países de la Europa extracomunitaria y Estados Unidos.

Aunque el estado de ánimo entre los directivos de empresas del sector era más bien

pesimista, las inversiones no se detenían, con lo que Europa se encontraba con un

sector tecnológicamente evolucionado. En la confección, sin embargo, no se daban

estos mismos parámetros.

El coste de la mano de obra era un factor esencial en la industria textil. En los países de

la Unión Europea, el peso de los costes de la mano de obra sobre el total de costes

de fabricación se situaba en torno al 40% (véase Anexo 3).

2.7 En términos de productividad, las diferencias que existían entre los países se basaban

en los costes de mano de obra y el monto de las inversiones medias. Si bien Alemania,

Italia o Francia tenían los mejores índices de productividad, si se relaciona el índice de

coste de mano de obra con el de competitividad, Portugal era el país más competitivo

de la comunidad, por delante de otros países como España, Grecia, Reino Unido, Italia,

Francia y Alemania, y de asiáticos como Turquía y Taiwan.

El poder de las empresas europeas radicaba en el desarrollo de una ventaja competitiva

basada en el diseño y la creación, y por ello los principales grupos productores de

confección en Europa basaban su estrategia en la moda, la calidad y la flexibilidad.

La distribución del circuito corto

La distribución de circuito corto se basaba en la filosofía de stock cero y visibilidad del

mercado a través de un constante seguimiento de la demanda. La subcontratación se

convertía en la llave de un sistema basado en la capacidad de reacción a los cambios

que se producían en el mercado y en la flexibilidad, que pretendían acabar con

la acumulación de stock en los diversos niveles de producción. La demanda regía la

producción y obligaba a desarrollar series muy cortas y entregas más y más frecuentes

El papel de las cadenas especializadas

El cambio en las redes de distribución influía también en la evolución del mercado.

Desde 1989, el peso de las cadenas sucursalistas de productos de confección básicos

había aumentado de forma notable en Europa.

El mercado espeñol de la moda a precios moderados

«Se palpa claramente un creciente interés hacia la moda española porque los diseñadores

ofrecemos lo que la gente quiere: comodidad agradable a precios ajustados», manifestaba

Antonio Pernás2, diseñador gallego desde cuyo despacho podía verse el espectacular

complejo de naves de 400.000 m2 perteneciente al grupo Inditex. Pernás tenía diez

tiendas que vendían sus productos en la Península Ibérica (acababa de inaugurar

dos tiendas, una en Cascais –Portugal– y otra en Barcelona). «Desde que los diseñadores

españoles se animan a abrir tienda propia, existe una mayor demanda, más conocimiento

y admiración por parte del público. La dinámica de distribución está resultando decisiva.»

A finales de los años noventa se estaba produciendo en España un nuevo tipo de

relación diseño-industria-distribución, basado casi siempre en distribución propia. Este

movimiento tenía ventas de unos 3 millardos de euros en 1998, de los cuales 500

millones procedían de la exportación, y cadenas como Zara, Adolfo Domínguez (con

120 tiendas en todo el mundo y cotizando en bolsa), Roberto Verino (con ventas de

25 millones de euros y 40 tiendas), Mango (470 tiendas y más de 269 millones de euros

en ventas), Caramelo (con otros 50 millones) o el propio Pernás (que planeaba contar

con 40 tiendas a finales del año 2000) eran exponente de un proceso de verticalización

de algunas de las marcas más respetadas del diseño textil español. Este panorama

ponía de manifiesto el ingente mundo de marcas verticales que se desarrollaría en el

siglo XXI.

ZARA

En la década de los setenta, Amancio Ortega Gaona constituyó con su pequeña fábrica taller

la sociedad Confecciones Goa, S.A. Sería el primer eslabón de una cadena que se

convertiría, en los años noventa, en Inditex, S.A., el grupo textil español con mayor

presencia internacional. El Apéndice 2 presenta una sucesión de acontecimientos en la

historia del grupo Inditex, presentados cronológicamente.

En 1975, Ortega abrió la primera tienda en La Coruña, en la calle Juan Flórez,

una de las más emblemáticas de esta capital del noroeste de España. Esta estrategia de

ubicación, de entrar en los mercados con implantaciones en las calles más prestigiosas caracterizaría la expansión de la cadena en todo el mundo. La primera tienda Zara en

Estados Unidos se ubicó en la Avenida Lexington de Nueva York. En Portugal, fue

en la famosa Avenida Guerra Xunqueiro de Lisboa.

Desde un primer momento Zara se posicionó como una tienda con ropa de diseño, pero

con calidad y precios razonables: «moda actual de calidad media y buen precio». Ésta

fue, sin duda, una de las principales claves de la aceptación que ha tenido tanto en el

mercado doméstico como en el internacional.

A finales de 1998, el grupo Inditex constaba de diecisiete sociedades de fabricación,

diecisiete más de comercialización, y otras, también en número importante, fuera del

sector textil (véase Anexo 4). Las cuentas de explotación del año fiscal de 1998

señalaban una facturación de más de 200.000 millones de pesetas (1.190 millones de

euros) y un beneficio neto muy próximo a los 20.000 millones de pesetas (véanse

Anexos 5, 6 y 7). Según la memoria de este ejercicio, Inditex empleaba

...

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