Uno de los elementos que más ha popularizado el cuadro de mando integral (CMI) es el mapa estratégico
alex-roca-95Informe9 de Noviembre de 2015
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El Mapa Estratégico
Cómo definir, comunicar y seguir mejor la estrategia
Uno de los elementos que más ha popularizado el cuadro de mando integral (CMI) es el mapa estratégico. También es el elemento más habitual por el que las organizaciones empiezan a implantar un CMI. Al igual que los otros elementos que han de definir un buen sistema de gestión estratégica y que componen un CMI, el mapa estratégico no se puede considerar como algo novedoso, pero sí como un elemento que bien entendido, bien diseñado y bien utilizado puede ayudar a las organizaciones a mejorar la implantación de su estrategia.
Qué es un mapa estratégico
Un mapa estratégico es una forma muy gráfica de representar la estrategia en una página. Tiene, esencialmente, tres componentes:
– Los objetivos estratégicos: reflejan los aspectos prioritarios para la compañía, es decir, aquello en que ha de focalizar su atención.
– Las perspectivas: las agrupaciones de objetivos que aseguran que la estrategia sea equilibrada. Habitualmente se distinguen cuatro: la financiera, la de clientes, la de procesos y la de capacidades y recursos, aunque cada organización debe tener aquellas que más se adecuen a su estrategia.
– Las relaciones causales: que aseguran la consistencia entre los objetivos al mostrar qué objetivos (impulsores, causas) son los que ayudan a la consecución de otros (resultados, efectos).
Un mapa estratégico puede servir a una organización para:
– Priorizar los objetivos más importantes. En un mapa de Europa no aparecen todas las ciudades ni todas las carreteras que las unen, sino sólo los países y algunas ciudades importantes. Cuando se quiere ir a más detalle, por ejemplo, de un determinado país, se puede ir al mapa del país o bien a información de detalle sobre los aspectos principales de ese país. Lo que aparezca en esa información adicional no será inconsistente con lo que aparezca en el mapa, pero sí tendrá un mayor nivel de detalle. ¿Y por qué todo ese detalle no aparece en el mapa de Europa? Porque incluiría demasiados datos y pudiera ser que por fijarnos en
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información demasiado detallada, perdiésemos de vista otra información más relevante. De la misma forma, en el mapa estratégico de una organización deben aparecer los principales objetivos, para posteriormente, en información adicional (otros mapas de distintas unidades, información adicional bien ordenada), ir a más detalle de lo que se requiera.
– Buscar un equilibrio entre los objetivos financieros y los no financieros. Un problema habitual en las estrategias de muchas organizaciones es que los objetivos no financieros están mucho menos desarrollados que los objetivos financieros. Estos, como cualquier otro tipo de objetivos, son parciales. Dicen, desde una visión económico-financiera, cómo lo están haciendo hoy las empresas, pero no les ofrecen información valiosa para saber si tales resultados se van a poder mantener en el medio y largo plazo. La introducción de otros objetivos ayuda proporcionar esa visión más de largo plazo, al facilitar información importante sobre aspectos no financieros que pueden impactar en objetivos financieros futuros.
– Crear una estrategia común. Tener una estrategia explícita no garantiza que todos los directivos la compartan. En muchas organizaciones, el mapa estratégico, y especialmente su proceso de elaboración, se ha demostrado útil para ayudar a los altos directivos a compartir una estrategia común, un modelo mental común. La priorización de objetivos ayuda a discutir lo que es más importante. No vale incluirlo todo: al elaborar una estrategia puede ser más difícil decidir lo que no se ha de hacer que decidir lo que se ha de hacer, más difícil descartar que añadir.
– Comunicar mejor la estrategia. Que las personas que trabajan en una organización entiendan bien la estrategia es fundamental para que unan esfuerzos en la misma dirección. No basta con que esa estrategia la conozca el director general o el comité de dirección. El mapa estratégico es un buen elemento para comunicar la estrategia de una forma fácil. A cada uno lo que corresponda, analizando caso por caso. Sin embargo, en líneas generales, las empresas suelen mostrar más problemas en la falta de comunicación de la estrategia que en la excesiva transparencia.
Un plan estratégico expresado en forma de mapa estratégico no se acaba en el propio mapa. Un plan estratégico se puede ver como un mapa estratégico con anexos, que serían aquellos elementos necesarios para completar un mapa estratégico y así facilitar una adecuada implantación de la estrategia. Estos elementos serían los siguientes:
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– Definiciones de los objetivos estratégicos: explicación más detallada de cada objetivo.
– Indicadores y su definición: cómo se van a medir cada uno de los objetivos.
Normalmente un objetivo se mide a través de varios indicadores.
– Metas cuantificables: el objetivo cuantitativo de cada indicador.
– Iniciativas clave para el cumplimiento de la estrategia (iniciativas estratégicas): los proyectos que se van a impulsar para la consecución de los objetivos estratégicos (que se van a medir a través del cumplimiento de las metas de los indicadores).
– Recursos necesarios para conseguir las iniciativas estratégicas: asignación de recursos para poder llevar a buen término las iniciativas.
Indudablemente, el expresar la estrategia en una página con muchos anexos simplifica la explicación de la estrategia y, por tanto, también la hace más clara, facilitando a los directivos su comprensión. Ello tiene dos ventajas: en primer lugar, facilita el alineamiento de sus decisiones con la estrategia; en segundo lugar, permite detectar si la estrategia es completa, es decir, si incluye todos los aspectos relevantes.
En definitiva, para tener una estrategia priorizada, equilibrada, que conlleve un modelo mental común y que sea fácil de comunicar, es necesario que sea una estrategia simple, clara y completa. El Anexo 1 abunda más en las características de un buen mapa estratégico.
¿Dónde tener un mapa estratégico?
El mapa estratégico se ha probado útil para cualquier tipo de organizaciones, grandes y pequeñas, en sectores muy diversos. Un directivo, antes de implantar un mapa estratégico no debe preguntarse si está en una organización grande o pequeña, en un sector u otro, sino si tiene algún tipo de necesidad o problema específico.
Si las empresas no saben contestar a la pregunta de por qué van a implantar un
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mapa estratégico, será mejor que no lo implanten. Las empresas no deberían perder tiempo en llevar a cabo una actuación si desconocen la utilidad que les va a reportar. Sin embargo, muchas organizaciones no están totalmente satisfechas con cómo priorizan su estrategia, no tienen una estrategia completa y equilibrada, no tienen un modelo mental compartido o no comunican adecuadamente su estrategia.
Una organización puede tener más de un mapa estratégico. Cualquier unidad en la que se pueda definir una estrategia puede ser candidata a tener un mapa estratégico… pero no todas las unidades, aunque tengan una estrategia definida, deben tener un mapa. La estrategia se puede transmitir a través de una lista de objetivos que, eso sí, deben ser priorizados, consistentes y equilibrados. Pero tener excesivos mapas puede conllevar una complejidad excesiva. A cada organización le corresponde decidir cuántos mapas tener.
A título orientativo, es más habitual encontrar mapas estratégicos en unidades de negocio que en áreas funcionales. Las unidades de negocio tienen sus objetivos financieros, sus clientes, sus procesos clave, y sus necesidades de capacidades y recursos. Es por ello relativamente fácil elaborar un mapa estratégico. En las áreas funcionales, es en ocasiones más difícil encontrar objetivos en todas las perspectivas sin forzar demasiado algunos de ellos. Sin embargo, eso no significa que las empresas no puedan elaborar mapas comerciales, de recursos humanos o de sistemas, simplemente que dichos mapas se deben utilizar con prudencia.
Es posible, por otro lado, encontrar organizaciones que tienen mapas estratégicos a nivel de unidades de negocio, pero no un mapa corporativo. Es el caso de negocios muy heterogéneos, en los que es difícil establecer a nivel de grupo objetivos de clientes o de procesos, al ser éstos muy distintos para cada una de las unidades. En esos casos, el grupo es más bien un holding financiero en que los objetivos comunes a todas las organizaciones son únicamente financieros y de capacidades y recursos.
¿Quién debe participar en la elaboración de un mapa estratégico?
Como principio básico, en la elaboración de un mapa estratégico deben intervenir las personas que participan en la elaboración de la estrategia. Dado que un mapa sirve para priorizar la estrategia y para crear un modelo mental común, aquellos que elaboran la estrategia deben estar involucrados en la elaboración del mapa.
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Normalmente se pueden distinguir tres roles en la elaboración de un mapa estratégico:
– El rol de líder. Lo deseable es que sea la persona de máximo nivel de la organización, que es quien transmite la relevancia del proyecto, qué se quiere conseguir con él y la necesidad de dedicarle esfuerzo. El liderazgo del proyecto debe ser constante, aunque haya momentos, como por ejemplo su inicio, en que el líder ha de adoptar un papel más activo.
– El rol de facilitador. Los coordinadores o facilitadores son los responsables de llevar el proyecto a buen
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