Didactica
kary260722 de Junio de 2013
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1. Los adultos buscan experiencias de aprendizaje que sean útiles para manejar sucesos específicos de los cambios de vida. Por ejemplo, matrimonio, nuevo trabajo, despido, ascenso, jubilación, etc.
2. Cuantos más sucesos y modificaciones encuentre el adulto más tenderá a buscar oportunidades de aprender. Al aumentar la tensión acumulada por cambios en la vida, aumenta también la motivación para enfrentar los cambios mediante experiencias de aprendizaje. La gente que más frecuentemente busca oportunidades de aprendizaje suele tener algunos años de escolaridad; es razonable suponer que para muchos de nosotros el aprender sea una respuesta a un cambio significativo.
3. Las experiencias de aprendizaje que los adultos buscan por ellos mismos se relacionan directamente, según su propia percepción, “con los cambios que origina esa búsqueda”.
4. Los adultos, generalmente, están dispuestos a “unirse a experiencias de aprendizaje” de antes, después e incluso durante el acontecimiento que cambia su forma de vivir. Una vez que se convencen de la certidumbre del cambio, los adultos iniciarán cualquier aprendizaje que prometa ayudarlos en esa transición.
5. Aunque la motivación del adulto obedece a razones múltiples (promoción en el empleo, placer, gusto por aprender, etc.), es bien cierto que para la mayoría de los adultos el aprendizaje por sí mismo no siempre es gratificante. Aquellos que buscan la experiencia de aprendizaje lo hacen principalmente porque ya tienen la posibilidad de aplicar el conocimiento y la habilidad perseguida. El aprendizaje es el medio hacia un fin, no un fin en sí mismo.
6. El aumento o conservación del sentido de la autoestima y del “gusto por conocer algo nuevo” son fuertes motivadores para aprender. El tener una nueva habilidad o el aplicar o enriquecer los conocimientos presentes pueden, ambos motivadores, ser los motores de cambio.
7. En el aprendizaje adulto el principio fundamental consiste en partir de su experiencia vital, de su realidad cercana y cotidiana, así como de sus valores, actitudes, creencias, conocimientos, posibilidades y dificultades, aspectos todos que han ido configurando su propia personalidad. Hay que partir de la experiencia acumulada a lo largo de la historia vital de cada uno, para reflexionar sobre ella y estructurar los nuevos conocimientos científicos sobre la realidad de la vida cotidiana de cada individuo. El problema se presenta, por tanto, en la mediación del conocimiento, en el cómo insertar los nuevos conocimientos en los ya poseídos. Es decir, en la capacidad de conjugar el saber sistemático y el saber cotidiano.
La experiencia vital del adulto puede constituir una de las principales fuentes de motivación para su aprendizaje. Por ejemplo, la persona que necesita aplicar nuevos conocimientos a su trabajo profesional, a la vida social, política, etc.
Cuando un nuevo dato se inserta en la estructura perceptiva del individuo configurando o reforzando conocimientos anteriores, actitudes, valores y destrezas, no se produce ningún tipo de problema. Sin embargo, en caso de que los conocimientos adquiridos choquen con los anteriores, se produce el conflicto y la resistencia al cambio de lo que siempre se había entendido de una forma determinada.
8. El aprendizaje en el adulto debe orientarse de una forma global, integrando los nuevos conocimientos a los anteriores, vinculando lo teórico con lo práctico, combinando los objetivos cognoscitivos con el aprendizaje de habilidades y con las modificaciones de hábitos o valores y actitudes. Ahora bien, un programa de educación de adultos ha de orientarse hacia un contenido de tipo funcional; en cambio, es tarea de cada individuo el buscarles aplicación por medio del proceso de transferencia a su realidad concreta.
9. Prestar atención a la cotidianidad y al saber cotidiano, lo cual no puede considerarse como
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