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Fundamentos de la terapia de juego


Enviado por   •  15 de Febrero de 2022  •  Documentos de Investigación  •  3.083 Palabras (13 Páginas)  •  107 Visitas

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Gretel Desiree Cavazos Alvarez                                          epistemología                                  10-05-2020

El conocimiento
El conocimiento es quizás uno de los pilares centrales en los que se han enfocado los humanos, considero certero el decir que todas las culturas se han centrado en tratar de explicar que es la verdad y el conocimiento. Desde que naceos estamos sumergidos en un proceso continuo de aprendizaje en el que vamos adquiriendo nuevos conocimientos, más tarde durante la escolaridad o la vida adulta somos un poco más conscientes del sacrificio necesario para alcanzar el saber y de la gran cantidad de cosas que aún no conocemos sobre nuestra realidad.


David Hume fue una de las figuras más importantes de la filosofía occidental y de la ilustración escocesa durante el siglo 18, Hume negaba cualquier idea previa al ser humano y solo aceptaba la existencia de lo que él llamaba “percepciones”, estas provenían de los sentidos y eso dotaba a algo o a alguien de una existencia verdadera y efectiva. Partiendo de esta base entremos en sustancia
Podemos destacar que Hume crea un empirismo radical, completamente opuesto a Descartes y su racionalismo (primaba su razón por encima de sus sentidos). Para Hume los contenidos mentales pueden ser de dos tipos, pueden ser “ideas” o “impresiones” estas solo se llegan a distinguir por su grado de viveza (la impresión es más fuerte y la idea es más débil, ya que es como el recuerdo de la impresión). Llegados a este punto fijémonos en la enorme diferencia con Descartes, ya como recordaremos para Descartes la impresión sensible es algo oscuro y confuso, y había que dudar de los sentidos desde el principio, la claridad y la distinción, la evidencia eran características que solo podían darse en as ideas. Hume le da la vuelta a esto, ya que son las ideas las que son las ideas oscuras y confusas la mayor parte de las veces. La evidencia nos viene de los sentidos o mejor dicho de las llamadas impresiones. Aquí encontramos la clave, para Hume todo nuestro conocimiento deriva de la experiencia sensible. Si tomamos en cuenta todo lo anterior para Hume, todas nuestras ideas provienen de las impresiones, ¡son copias de las impresiones! Se trata de un empirismo más radical en contraste como el de otros autores, como por ejemplo Locke porque aquí en Hume solo tenemos conocimiento cuando nos limitamos a recibir lo que nos dan los sentidos. Cualquier construcción de la mente que vaya más allá de lo que nos dan los sentidos es una inversión, una ficción. Entonces si queremos probar la valides o la verdad de una idea lo que tenemos que demostrar es que proviene de una impresión, (hay que demostrar a que impresión o dato de la experiencia remite una determinada idea) si llegásemos a encontrar en nuestra mente una idea que NO nos remita a ninguna impresión, tendríamos que descartarla como falsa, como una invención sin fundamento alguno.
Solo si partimos de este empirismo entenderemos la crítica que Hume realiza a la idea de “sustancia”. Tomemos las 3 sustancias de Descartes, el yo o alma (la res cogitans), Dios (la res infinita) y el mundo extramental (la res extensa), quedándonos con los conceptos de sustancias Hume deconstruirá estas 3 sustancias, partiendo del hecho de que no tenemos impresión de ninguna sustancia, comencemos con Dios, la idea de Dios refiere a un ser que es esencia, invisible e intangible; es decir, que está más allá de nuestros sentidos Dios no puede ser captado por la experiencia, y por tanto es el ejemplo idóneo de idea que no está fundamentada en lo empírico que no tiene ninguna impresión asociada. Al no tener ninguna idea de Dios, por lo tanto, nuestra idea de Dios es una idea falsa, una ficción, una invención de la mente humana, una idea que no tiene valor cognoscitivo alguno. Esto mismo podríamos de decir sobre un amigo imaginario que si tú como individuo tienes uno sete cataloga como loco, pero si varios tienen al mismo amigo imaginario es religión. Partamos ahora con el yo o con el alma, este se caracteriza por ser invisible intangible y que ni se puede captar mediante los sentidos. Por definición no tengo impresión alguna del alma ni, lo que es más importante del yo. Ni siquiera las impresiones internas son impresiones del yo o del alma, si no más bien son impresiones tales como, una impresión de alegría, de un sentimiento, de un malestar, o un placer. Pero yo no percibo en ningún momento, ni en mí ni en los demás, un yo sustancial que este por debajo de todas esas impresiones, reuniéndolas en una especie de unidad. Por decirlo en lenguaje aristotélico, yo percibo los accidentes, pero no percibo la sustancia. Por tanto, la idea de un yo o de un tú que subyace a las impresiones o que recibe las impresiones, no es más que una ficción, una impresión sin valor cognoscitivo. Tomemos como ejemplo un tomate, después cuestionemos ¿Qué percibimos del tomate?, pues bien podemos percibir un color rojo, una figura más o menos esférica, su temperatura, su suavidad o firmeza. Pero NO percibimos el tomate en sí mismo, ya que solo percibimos elementos que decimos que son del tomate: el color del tomate, la figura del tomate, el tacto del tomate. Pero el tomate en sí mismo, como algo único sustancial, no lo percibimos nunca. Ciertamente lo presupongo, pero para Hume es tanto como decir que me lo he inventado. Aristóteles diría que conocemos la sustancia a través, precisamente de los accidentes. Pero recordemos el punto de partida que hemos establecido con Hume: no hay conocimiento más allá de los sentidos, porque todo el conocimiento deriva de la experiencia y si tengo una idea que no se corresponde con una impresión, es una pseudo idea, es algo falso he inventado. Si solo hay conocimiento cuando hay impresión, y no tengo impresión de lo sustancial entonces, la idea de sustancia no tiene valor, no me aporta un conocimiento de la realidad.
La clave radica en entender que, de lo sensible, percibo las cualidades sensibles, los accidentes, pero no percibo la sustancia.
Por mucho que nos parezca, por tanto, que el conjunto de impresiones que atribuimos al mundo o al yo tienen cierta unidad o contigüidad, esa contigüidad o unidad no la percibimos. Por tanto, se trata de algo que inventamos, de una ficción de la imaginación a partir, quizás, de la sensación de continuidad o de unidad o de semejanza, pero no es algo que nos aporte un conocimiento de la realidad, que solo se puede conseguir a través de la pura percepción sensible, si no que es algo que viene de la costumbre o de hábito. Ni Dios ni el yo ni el mundo tienen como sustancias, mayor validez cognoscitiva que un unicornio.


El conocimiento existe
Por un lado, están los que opinan que el conocimiento verdadero si existe que, según ellos, podemos conocer la verdad por que la conocemos y presidimos (empirismo). Las corrientes filosóficas idealistas y racionalistas son defensoras de la existencia del conocimiento como fundamento del conocimiento humano, ya sea como ideas innatas, reflejo de las ideas universales, como las implantadas en nombre de Dios, como categorías intrínsecas al conocimiento mismo o como producto de la evolución.
Desde el origen de la cultura la humanidad a dando por aceptado que tiene un conocimiento verdadero y preciso de la realidad, esto tal vez permaneció de esta manera debido a que la naturaleza humana no cambio tanto para evitarlo durante este periodo de tiempo, pero desde el punto de vista del yo no podemos saber si lo que estoy viviendo o viendo es real o imaginario, no puedo saber con total seguridad si estoy soñando o no, si todo es una imaginación y nada existe. Si bien los sentidos dan la posibilidad al cerebro de reinterpretar la realidad, no se puede negar que los grados de comprensión generados en la expresión humana dependen además de muchos factores, esto nos da por consecuencia la generación de posturas ideologías que influyen en mayor o menor medida en el surgimiento de los conocimientos sociales donde influyen más en su creación y formación que en su contenido.
El interés del estudio y el descubrimiento de nuevos conocimientos se ve restringidos con el conformismo de creer que ya está todo explicado, debido a que ya existieron personas para dar respuesta a un determinado problema sin saber que un mimo acontecimiento o situación pueden ser sentidos he interpretados de maneras diversas por diferentes personas, por esto podemos decir que existen tantas verdades como individuos.

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