Infancia y escuela.
Ruth VergaraEnsayo13 de Diciembre de 2016
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Universidad Diego Portales
Facultad de Ciencias Sociales e Historia
Escuela de Sociología
Género e infancia en el patio de la escuela
Asignatura: Psicología de la Infancia
Profesor: Sebastián Rojas
Ayudante: Valeria Ávila
Alumna: Ruth Vergara
Fecha: 6 de diciembre de 2016
Introducción
A lo largo de la historia Organizaciones como la UNESCO (2010), dan a conocer que las escuelas son las que a través de la enseñanza estructuran la infancia, ya que son estas instituciones las que generan un proceso artificial que logra moldear la naturaleza del infante, permitiendo que este adquiera esquemas tradicionales de pensar, de actuar y de sentir. Tal como escribe Postman (1999), es a través de la escuela, de la educación, es que el infante aprende la forma de actuar “normal” y “natural” dentro de un contexto histórico social determinado. Además, la escuela se presenta como una institución que necesita ser analizada, ya que según señala la UNICEF la escuela mantiene creencias y representaciones que no cuestionan ni proponen modelos alternativos a las visiones tradicionales en lo que respecta a la construcción de identidad y a la asignación de roles masculinos y femeninos.
La escuela es vista por autores como Parsons, T. (1959), como el lugar donde se establecen ciertos procesos de socialización, es decir, que es en estas intuiciones donde surge el proceso de adquisición de pautas y roles sociales por parte de los niños. Sin embargo, es importante mencionar que el conocimiento que adquieran estará mediado por factores como el género, la clase social o el grupo étnico al que pertenezca el infante, ya que como indica Parsons, T. (1959), serán estas características adscritas las que den el paso a las diversas formas en las que el niño viva su infancia, por lo que el modo de vivir y las prácticas que realicen cambiarán dependiendo de estas características. Parsons, no es el único autor que nos señala esto, también autores como James, A & James, A. (2004) quienes se dedican a estudiar la infancia, mencionan que los niños se encuentran principalmente constituidos a partir de sus diferencias adscritas, como lo son su edad, sexualidad, género, clase social, ubicación geográfica y otras particularidades que harán que el infante se diferencie del resto, por lo que su comportamiento dentro de la institución escolar variará según estos factores.
Hansot y Tyack (1985), escriben que el pensar institucionalmente, es decir, el pensar en la escuela y la interacción que se genera en esta por parte de los niños, nos permite obtener una mayor visión de la desigualdad de género que se vive actualmente, ya que el género se encuentra moldeado principalmente por las estructuras institucionales mediante las cuales funciona la escuela. Hansot y Tyack (1985) nos dicen que el conjunto de estas disposiciones conforma el régimen de género de una escuela, sin embargo, hay que mencionar que estos regímenes de género varían de escuela a escuela, dependiendo de los límites establecidos por la cultura más amplia y las restricciones del sistema educativo local.
Es por esta razón, que me resulta interesante analizar las prácticas que tienen los infantes dentro de la escuela y principalmente en el patio de esta, ya que es en esta institución donde los niños tienen uno de los primeros acercamientos con el mundo social. Además, el analizar si existen diferencias en las prácticas que realizan niños y niñas en la infancia dentro de la institución escolar, nos permitirá observar cómo a partir de estas prácticas estos niños logran interiorizar ciertos roles de lo que un niño y una niña debe hacer y cómo debe comportarse. Analizar estas prácticas no solo nos habla de lo que estos niños son ahora, también nos da señales como estos se pueden llegar a comportar en un futuro.
Desarrollo
Existen diversos estudios que se dedican al análisis de las prácticas que realizan niños y niñas en la infancia dentro instituciones escolares, uno de ellos es el estudio realizado por la corporación local de Hernani (2005), quienes se dedicaron a observar el espacio que ocupan niños y niñas en el patio de la escuela, en esta investigación consiguieron observar que las niñas y niños utilizan el espacio del patio del colegio en hora de recreo de una manera muy diferente, ya que las áreas que los niños ocupan del patio son mayores que las ocupadas por las niñas, además se observó que la calidad del espacio que ocupan estas es menor, ya que las áreas en las que se concentran son más marginales y carentes de una identificación, mientras que los niños ocupan lugares más centrales del patio. Además, se logró observar que los niños dedican su tiempo de recreo a actividades socialmente valoradas, como el deporte y, de manera particular, el fútbol. Mientras que las niñas pasan su tiempo de recreo repartido en una mayor variedad de actividades que no están tan valoradas y que se clasifican como pasatiempos o entretenimientos, como lo son saltar la cuerda, jugar con tiza, bailar, hablar, entre otras.
Esta forma de apropiarse del espacio dice Hernani (2005), no solo demuestra que existe una organización social desigual, sino que muestra cómo la institución escolar la reproduce y perpetúa, debido a que la forma en la que se organiza este espacio condiciona su uso. Si una institución educativa como lo es la escuela está diseñada de tal manera que prevé y respalda que “los niños utilicen más espacio, o los espacios más centrales o importantes, y las niñas los más marginales, está transmitiendo y reforzando determinados modelos de comportamiento” (Hernani, 2005, p.3), que fomentan la desigualdad de género desde una temprana edad. El estudio de Hernani (2005) dice que la manera en la que está diseñado el espacio de la escuela es desigual, el patio está ocupado en su mayoría por un campo de fútbol y se encuentra limitado a un tipo de actividad realizada mayoritariamente por los niños. Además, al dar al fútbol tal centralidad, se dejan de valorar otras actividades y se excluye a las niñas de un espacio socialmente muy valorado. Este concepto de valoración del espacio social puede ser reafirmado por autores como Bourdieu, P. (1998), quien nos dice que según las prácticas que realicemos, según nuestra forma de actuar o habitus, recibiremos distintas valoraciones sociales y nos ubicaremos en un espacio social determinado.
Sin duda a partir de este ejemplo se puede observar como el espacio sirve para dividir, para categorizar la ubicación de los niños y niñas. El espacio nos habla de divisiones sociales tal como escribe Bourdieu, P. (1998), de jerarquías, de fronteras entre grupos de personas. Analizando el espacio, podemos descubrir las desigualdades de una sociedad, como en este caso se observó que a partir del espacio las niñas debían realizar cierto tipo de actividades que eran menos valoradas y no jugaban a ciertos deportes como el fútbol, debido a que los niños tenían el dominio de este deporte, por lo que las prácticas realizadas por estos son de un mayor valor social. Es así, como a los niños se les anima a moverse más, a ocupar más espacio, y, por el contrario, a las niñas se las incita a ser más pasivas, menos agresivas y a realizar actividades que no requieran de mucho movimiento o esfuerzo físico.
Otro trabajo que nos habla de este uso de los espacios escolares, es el trabajo realizado por Grugeon, E. (1995) en el que se muestra de manera evidente que en el patio de la escuela, niñas y niños no juegan juegos juntos y que presentan diferentes tipos de agrupaciones en la hora de recreo, en el caso de las niñas, se observa que estas forman grupos generalmente pequeños que denotan una cierta proximidad física e intimidad entre ellas, mientras que los niños corren de un lado a otro y no conforman grupos reducidos. El trabajo que Grugeon, E. (1995), se realizó de una investigación que llevó a cabo Stutz (1992), quien estudió el comportamiento de niños y niñas, de entre siete y catorce años de edad, de la escuela de Norwich ubicada en Inglaterra. En este trabajo describió cómo las niñas forman círculos cerrados, en el que están muchas veces sentadas realizando juegos complicados en los que parecía que todas conocen exactamente lo que tienen que hacer, dentro de esta dinámica se observa que los niños no son partícipes y que, aunque niñas y niños jugaban en grupos distintos, en muchas ocasiones ambos grupos interactúan de forma competitiva o conflictiva entre ellos.
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