METODOLOGÍAS ACTIVAS EN LA ESCUELA INTERCULTURAL
marya24892 de Diciembre de 2013
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RESUMEN
En este artículo se pretende realizar una pequeña revisión bibliográfica sobre la temática de La Interculturalidad en las Aulas, se abordarán diferentes aspectos que tienen mucho que ver con este asunto. Así, en el primer apartado realizaré un pequeño resumen que abarque la definición de tres conceptos clave para la temática del artículo (migración, integración y Educación Intercultural); en el segundo apartado trataré de centrarme más en lo que es la Educación Intercultural en sí, para dar una breve explicación de por qué es importante abordarla en el sistema educativo; y en tercer lugar realizaré una pequeña aportación (mediante la revisión de varios autores) de las diferentes metodologías activas que se pueden llevar al aula para trabajar la interculturalidad.
1. CONCEPTOS DE MIGRACIÓN, INTEGRACIÓN Y EDUCACIÓN INTERCULTURAL.
El primer concepto que vamos a abordar en este artículo es el concepto de migración. ¿Por qué es importante manejar bien el concepto? ¿Qué queremos decir cuando hacemos alusión al término de “inmigrantes” en las aulas? Estas son algunas de las cuestiones que me interesa aclarar como punto de partida. Si buscamos el concepto de migración en el diccionario, concretamente en la Real Academia Española (2001), nos aparece como segunda acepción del término lo siguiente: “Acción y efecto de pasar de un país a otro para establecerse en él. Se usa hablando de las migraciones históricas que hicieron las razas o los pueblos enteros”. Pues bien, si bien es cierto que a lo largo de la historia se han dado multitud de movimientos migratorios por parte de las personas, es oportuno aclarar también cuáles han sido las causas que han motivado dichos desplazamientos. Así, podríamos hacer referencia a dos palabros que se utilizan normalmente en nuestra lengua, con connotaciones significativamente diferentes, estos términos son “inmigrante” y “extranjero”. Para hacer esta diferenciación voy a basarme en el libro Hacia el Aula Intercultural. Experiencias y Referentes. Y, más concretamente, en el capítulo de Las migraciones Internacionales y su Impacto Social. La Integración y sus Modelos (Blanco, 2006). En este capítulo, se explica como el término extranjero, en el lenguaje coloquial, hace referencia a las personas que proceden de otros países desarrollados y que se asemejan cultural y físicamente a nosotros. Mientras que, por otro lado, el término de inmigrante se relaciona más con personas que proceden de países en desventaja económica (independientemente de que esa situación de desventaja afecte o no a la persona en cuestión), que buscan trabajo, que han tenido malas condiciones de vida… Por este motivo, me parece esencial conocer en qué se diferencian realmente estos dos términos, para que quede constancia con claridad de cómo han de explicárseles estas cuestiones a los estudiantes. En el mismo capítulo que he citado anteriormente se expone que el término “extranjero” hace alusión a una condición jurídico – administrativa (la nacionalidad), mientras que “inmigrante” se refiere a un cambio geográfico, a un cambio de residencia. Así pues, se puede ser inmigrante sin necesidad de ser extranjero y viceversa. En definitiva, lo que quiero que quede claro con este asunto es que inmigrante puede considerársele tanto a un saharaui o un marroquí, como a un asturiano o un madrileño que cambie de domicilio y se vaya a vivir a Palencia.
Una vez que he clarificado el concepto de migración podríamos hablar ahora de la integración, como el principal reto que tienen las sociedades receptoras. Para abordar este asunto, voy a basarme en las palabras de Blanco (2006). Así este autor nos dice como hemos estado utilizando diferentes términos que aluden a un suceso que ha acompañado al hombre desde los orígenes de su historia. En el presente hablamos de diversidad, multiculturalismo, identidad cultural, educación intercultural, ciudadanía multicultural… De esta forma parece que nos enfrentamos a un fenómeno nuevo y desconocido, cuando en realidad siempre hemos estado agrupados en clanes, tribus, pueblos, naciones o estados dando lugar a diferentes culturas. Ante este aspecto, el mismo autor aclara que la historia no solo hay que verla desde el punto de vista de la diversidad sino más bien hay que verla también como una historia de encuentros y desencuentros, de inclusiones y exclusiones, de mestizajes y aislamientos. Por lo tanto, la novedad no reside en la diversidad, sino en su evidencia y lo que hay que hacer ahora es plantearse como enfocar la convivencia multicultural.
Para finalizar con este primer punto, solo me queda hablar del concepto de Educación Intercultural. Este concepto se define en multitud de artículos, entre todos ellos me he decantado por el de Concepción Hernández Noguera (2006). En este artículo se define el concepto de Educación Intercultural como un “enfoque positivo, un modelo de relaciones entre las culturas que sitúe la interacción cultural como un hecho educativo en sí mismo, rechazando el predominio de unas culturas sobre otras y defendiendo que los distintos grupos que conviven en las actuales sociedades multiculturales puedan alcanzar una interdependencia enriquecedora basada en la valoración y el reconocimiento mutuo”. Así desde esta definición de Educación Intercultural, parece que se pone de manifiesto el papel protagonista que adopta la escuela. La escuela ha sido y es el lugar asignado para cumplir con las tareas de socialización e integración ciudadana (Marquez, García-Cano, 2004).
2. ¿POR QUÉ Y CÓMO ABORDAR LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL?
En todo grupo humano siempre ha habido diversidad cultural, entonces ¿Por qué es ahora y en determinados contextos sociales cuando se analiza más la diversidad? (Aguado, Gil, Mata, 2005). Parece ser, que Aguado, Gil y Mata (2005) han encontrado una respuesta razonable para la pregunta, y es que ellos atribuyen como razón fundamental la ideología de los contextos dónde se han configurado las propuestas de educación intercultural. En concreto, apuntan hacia los ideales democráticos asociados a principios de justicia social y participación ciudadana. En un segundo plano también proponen que los movimientos migratorios, los nuevos modelos económicos, la incorporación de las mujeres al mundo laboral y las reivindicaciones de grupos tradicionalmente discriminados; han tenido que ver en la conformación de estas propuestas de educación.
La educación, tanto formal como no formal, busca fijar y modular universos simbólicos, significados, pautas de comportamiento, lenguajes, visiones del mundo… Sin embargo, es poco frecuente que los educadores sean conscientes de estas cuestiones y lo que se tiende a hacer es más bien a utilizar las diferencias culturales como etiquetas sociales que justifican las discriminaciones entre estudiantes (Aguado, Gil, Mata, 2005).
Llegados a este punto, parece lógico comprender que la escuela debe atender las diferencias culturales de los estudiantes. Aguado, Gil y Mata (2005) sitúan como argumentos para justificar la participación de la escuela en la educación intercultural, en primer lugar por la coherencia con los principios asumidos por sociedades que defienden los derechos de igualdad, equidad y participación social. Además, también añaden que es la garantía educativa que permite alcanzar los objetivos educativos esenciales: la construcción de la propia identidad y el logro de la igualdad de oportunidades.
Conseguir los objetivos educativos anteriores supone, por lo tanto, tener en cuenta que la educación o es intercultural o no es educación (Aguado, Gil, Mata, 2005).
Una vez que ya hemos respondido a la pregunta de por qué abordar la Educación Intercultural en la escuela, vamos a tratar de responder ahora a la segunda cuestión de este epígrafe que es: ¿Cómo abordar la Educación Intercultural?.
Para abordar este tema me parece oportuno hacer mención a Silvia Carrasco Pons (2004). En su artículo Inmigración y educación en España: oportunidades y tensiones para un modelo social plural define en el apartado tres (Educación y multiculturalidad: dificultades de reconocimiento e inclusión) una serie de cuestiones, que ponen en evidencia la falta de desarrollo de las perspectivas multiculturales en los centros escolares:
- La cuestión de las lenguas extranjeras: Solamente las lenguas consideradas “de prestigio” se convierten en una opción válida dentro del currículum académico, sin prestar una mínima atención al resto de lenguas de otros grupos sociales ni siquiera a nivel de centro, a nivel simbólico. Esta manifestación se hace aún más latente hoy en día, con la imperiosa necesidad de incorporar a las escuelas públicas la modalidad bilingüe, que al final no es más que un pretexto para dotar a los “mejores estudiantes” de una cantidad mayor de recursos y una atención más individualizada que solo hace que potenciar aún más las diferencias, si cabe.
- Revisión de los contenidos curriculares: No se ha producido una revisión de los contenidos del currículum, estableciendo criterios antirracistas.
- La comunicación con las familias: Continuamos con un discurso unidireccional donde las energías del profesorado van dirigidas únicamente a “hacerse comprender”. No hay espacio ni recursos para la interpretación mutua. En este sentido, ya que el articulo data de 2004, parece oportuno comentar aquí el papel de los tutores y tutoras de acogida, que son los que verdaderamente de preocupan y velan por una bidireccionalidad de la comunicación, aun así el resto del profesorado asume que este papel ya está cubierto y delegan todo el peso de la comunicación con las familias en esta persona.
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