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Psicología Educacional en el contexto de la clínica de extensión

Yohana BabsiaBiografía9 de Noviembre de 2022

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A. Desarrollen el tema Psicología Educacional en el contexto de la

clínica de extensión: objeto de estudio.

-Taborda Alejandra, Gladys Leoz (2020) El devenir de la clínica socioeducativa psicoanalítica Capítulo 1 en Diálogos epocales en psicología educacional compilado por Alejandra Taborda; Gladys Leoz; Agustina Labin –

La Psicología Educacional como todos los campos disciplinares históricamente ha sufrido incesantes procesos de construcción y deconstrucción producto de la fuerza instituyente de nuevos paradigmas que fueron modificando las cosmovisiones predominantes en cada sociedad en períodos históricos específicos. Así, en el siglo XIX los fenómenos asociados al aprender y al enseñar eran explicados predominantemente desde paradigmas positivistas, conductistas, constructivistas, cognitivistas que daban lugar a un abordaje singular, centrado en un sujeto individual, en procesos cognitivos mensurables y conductas manipulables y condicionables. La pregnancia de nuevos paradigmas como el histórico-social, el interpretativo, el de la complejidad permitieron comprender el fenómeno atendiendo a los entramados de una mayor diversidad de factores que lo atravesaban y determinaban. Asimismo, la apropiación del psicoanálisis para comprender, prevenir y/o atender las dificultades que se suscitan en torno a aprender y enseñar en el marco de las instituciones formales e informales en los que la educación tiene lugar, exige un trabajo deconstructivo ya que como afirma Merea “El psicoanálisis nació intenso, pero individual. […] Ahora debe hacerse extenso.” (1994, p. 21), es decir debe transitar de lo individual a los procesos sociales que detentan la humanización y constituyen la subjetividad. La pretensión de pensar una Psicología Educacional Psicoanalítica exige pensar un psicoanálisis en extensión. En Argentina, ya a mediados de los años 90, los desarrollos psicoanalíticos y sus aplicaciones iniciaron un proceso de recuperación y expansión comenzando a ocupar un lugar relevante modalidades clínicas psicoanalíticas específicas tanto individuales, binomiales, familiares, grupales e institucionales que atendían problemáticas singulares que presentaba la consulta demostrando su pertinencia, eficacia y coherencia epistemológica. Así la clínica salió de los paradigmas que la reducían a lo individual para trabajar en torno a la vida cotidiana de los hombres en el espacio intersubjetivo, multipersonal, en marcos interdisciplinarios. La clínica socioeducativa, en tanto clínica psicoanalítica extensa, se propone comprender los múltiples y complejos interjuegos implicados en la configuración de un vínculo educativo atravesado: por la dolorosa y conflictiva coexistencia de las lógicas de la modernidad sólida y la líquida; por la fuerza de los movimientos feministas que promueven la deconstrucción de subjetividades patriarcales, en pos de delinear nuevas ampliaciones de los derechos humanos; por nuevos modos de expresiones de la eterna lucha entre la inclusión y la exclusión; por novedosas formas de manipulación de la información que procuran la dominación y el sometimiento social, entre otros. Desde esta perspectiva se desdice que en todos estos campos opera la función clínica en tanto en ellos habitan fenómenos inconscientes, a ser develados, que subyacen en el establecimiento de los vínculos educativos, laborales, institucionales. Desde un enfoque psicoanalítico relacional, delineamos la función del psicólogo educacional en los entretejidos trazados por diagnósticos situacionales, prevención y promoción de la salud mental que sostienen co-construcciones individuales, grupales, institucionales contextualmente situadas:

El psicoanálisis ha brindado relevantes aportes para comprender la conflictividad del devenir humano, que precisan ser actualizados para incluir de lleno las inéditas expresiones subjetivas que se ponen en vigencia y transversalizan las vidas grupales, para propiciar corrimientos de la patologización de la vida cotidiana, con las pertinentes diferenciaciones de aquellas que son promovidas por perturbaciones individuales y/o colectivas. En toda demanda habitan los interjuegos entre las esperanzas de cambio y resistencias al mismo, necesarios de tener presente en toda modalidad de trabajo que apunte a promover el pensarse a sí mismo como sujeto, como grupo e institución. ➢ Al operar la función proactiva trabaja problemáticas que resultan facilitadoras de desarrollo y apuntan a la promoción de la salud mental a partir de la creación de espacios de encuentros entre el sujeto aprendiente-enseñante y el sujeto enseñante-aprendiente que habita en cada persona, en cada grupo e institución. En coexistencia con la promoción se tienden los espacios de prevención que admiten ser diferenciado en tres niveles: 1.- La prevención universal abarca un conjunto de acciones que promueven el desarrollo humano y la creación de ambientes proactivos, a partir del fortalecimiento de la responsabilidad individual y social acerca de la salud, facilitando la conformación de estilos de vida que permitan desarrollar al máximo el potencial de cada persona y propiciar condiciones que eleven la calidad de vida y de las comunidades; 2.- La prevención selectiva abarca un conjunto de acciones dirigidas a grupos de riesgo específico por la vulnerabilidad y acumulación de factores disruptivos que los transversaliza; 3.- La prevención indicada o función reactiva de la psicología educacional abarca un conjunto de acciones dirigidas a un subgrupo concreto de la comunidad, que presentan dificultades para sostener la obligatoriedad de las instancias de educación formal, derecho y obligación de todo ciudadano argentino.

Al sostener -desde un enfoque psicoanalítico relacional- la relevancia de los entramados de inéditas co-construcciones emergentes, proponemos un corrimiento del instituido concepto “intervención” que acentúa las relaciones asimétricas, al otorgar mayor autoridad a la palabra explicativa del profesional sobre lo que le acontece al sujeto o institución. Las co-construcciones de otras versiones posibles, nos ubican en los paradigmas operacionalizados en términos de “inter-versión”. Paradigmas que desde los escenarios educativos convoca a sujetos-grupo-institución a reflexionar sobre su quehacer, a reconocerse como autores, a disfrutar lo que tienen para dar. En los imbricados caminos de las funciones reactivas y proactivas de la Psicología Educacional, se torna necesaria la configuración de espacios de inter-versiones en los que conflictos, “malentendidos transferenciales y míticos” puedan conocerse, tornarse pensables, tramitables y transformables. Espacios que convocan a la dimensión intersubjetiva para la co-construcción, de pluralidades de “versiones” interrelacionadas, que a su vez admitan otras recreaciones posibles. Procesos que demandan a cada uno de los participantes (psicólogos, estudiantes, docentes, directivos, entre otros) de un trabajo psíquico singular, definido por Filloux (1996) como el retorno sobre sí mismo. Retorno que conlleva la posibilidad de repensar los propios pensamientos, sentimientos, percepciones que sólo es posible con la mediación intersubjetiva. Se trata de un encuentro que opera como instancia de subjetivación, en tanto que pone en juego las emociones que son las encargadas de conectar tanto al sujeto con su cuerpo y su mente como con las mentes y los cuerpos de los sujetos entre sí.

La definición del encuadre de trabajo que permite desplegar las funciones reactivas y proactivas de esta clínica está en estrecha relación con: ➢ El marco teórico que lo respalda, las posibilidades emocionales, ideológicas y experiencia laboral de los profesionales. ➢ El lugar concreto en que se incluye al psicólogo educacional, dentro de la institución, como miembro de planta permanente, con injerencias en un centro educativo o, por el contrario, trabajando fuera de las instituciones educativas, atendiendo la demanda de un grupo de ellas. ➢ El lugar imaginario en que se ubica al psicólogo educacional, así como también en el que él se posiciona, inmerso en un interjuego de identificaciones proyectivas, transversalizadas por las características institucionales históricamente configurada. ➢ La modalidad relacional que se desarrolle en el interior del equipo de trabajo como un todo y de éste con la institución en la que presta servicios. Tal como señala Kaës “... la función interpretante sólo es posible... bajo la condición de que no se capture (el equipo interpretante), en una identificación (imaginaria) ni con la institución, ni con el instituyente, ni con su propio ideal, de acuerdo con un régimen identificatorio primario o secundario” (Kaës, 1978, p. 40), para lo cual se requiere el trabajo continuo de análisis personal, formación y supervisión.

A este campo disciplinar, en sentido amplio, con un trabajo centralmente de equipo inter e intradisciplinario, le atañe desarrollar: -la detección precoz; -la orientación al sujeto, la familia, la escuela, o centros de formación en los niveles de aprendizaje; -la organización de instituciones y modalidades de intervención en las que se tenga en cuenta la función de la institución educativa en la constitución de la subjetividad y las necesidades evolutivas; -la formación de formadores; -la derivación a lugares adecuados para la asistencia, si fuese necesario. La prevención atañe a la sociedad toda, por lo que resulta necesario la coordinación con otros organismos estatales o privados que la amplíen y favorezcan en sus distintos niveles. Toda práctica en el campo de la Educación es una práctica sociosanitaria mediatizada por los decires singulares de los diversos protagonistas, episodios cotidianos, hechos y acontecimientos que objetivan y materializan una realidad inaprensible de otro modo. En este sentido, clínica, salud y educación se relacionan en forma inextricable. La realidad es compleja, pluridimensional y desde la concepción analítica, se hace menester dejar de lado el practicismo, la búsqueda de soluciones y explicaciones sencillas, simplificadas de los problemas que ella nos plantea. La familia y luego las instituciones educativas adquieren un rol protagónico en los diversos modos en que el hombre organiza su trascendencia. Las relaciones simétricas y asimétricas extrafamiliares-escolares proveen diversos modelos identificatorios, pautas de integración-exclusión y propulsan el pasaje de las normativas maternas paternas a la múltiple legalidad. Los tiempos de permanencia de niños y adolescentes en las escuelas se extienden y abarcan una parte importante del cotidiano vivir

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