COMUNICACION ORGANIZACIONAL

León Yauri Amaro

A principios del presente año la Corte de Arbitraje en Contrataciones del Estado Civil y Comercial CACCEC, decidió establecer una sociedad con el Estudio de Abogados Pisfil. Con la finalidad de poder brindarle a sus clientes una atención más personalizada, eficiente y que cumpla con todos los estándares establecidos. Y de esta forma lograr que los servicios de arbitraje que brindan puedan tener mayor acogida en el mercado de competencia. Dicha sociedad se llevo a cabo de forma muy precipitada y repentina; ninguno de los trabajadores tenía conocimiento al respecto. Los accionistas tomaron la decisión y supusieron que todos los trabajadores se adecuarían al cambio sin ningún tipo de problema o complicación. Al fin y al cabo las tareas que realizarían serían las mismas, el local sería más amplio y espacioso y el clima laboral mejoraría puesto que con mucha más gente el trabajo en equipo sería más fácil y se conseguirían mejores resultados. La Corte de Arbitraje en Contrataciones del Estado Civil y Comercial CACECC, mantendría su nombre pero ahora tendría asociado al Estudio Pisfil. Cuando se concreto la sociedad, todo de acuerdo a la LEY GENERAL DE SOCIEDADES N° 26887, los dueños de ambas empresas hicieron un evento de integración donde dieron a conocer la nueva sociedad a todos sus trabajadores. Ese día todo fue festín, comida excelente, buena música, bebidas, etc. Todo lo que hiciera falta para que la gente se conozca, se integre y se arme “un buen equipo de trabajo”. Para los dueños una sola noche de fiesta sería necesaria para que todos se familiaricen y puedan desempeñarse en conjunto, como un TODO.

Llegó el primer día de labores como sociedad, los dueños y accionistas tenías todas las expectativas puestas en el negocio, pues sabían que el proyecto que se había creado era grande y ostentoso. Sin embargo surgió el primer problema; LOS HORARIOS. Puesto que en el Centro de Arbitraje CACECC el horario de ingreso era a las ocho de la mañana mientras que en el estudio Pisfil el ingreso era a las nueve. En CACCEC el horario de refrigerio era a la una de la tarde, mientras que los del Estudio Pisfil almorzaban a las dos. La salida de CACCEC era a las cinco y la del Estudio Pisfil era a las Seis. Ninguno de los dueños había tomado el cuidado de establecer un horario fijo para ambos, solo se limitaron a decir que nada cambiaría que TODO seguiría igual; dando lugar a este problema de horarios, generando así que se dé inicio a las primeras murmuraciones de los trabajadores, factor que siempre perjudica la productividad y armonía en un centro de trabajo . Surgieron preguntas como ¿Porqué ellos entran más tarde?, ¿Porqué comen primero? ¿A caso existe alguna preferencia?; creando un clima laboral tenso, con sonrisas fingidas que ocultaban el malestar y el sentimiento de recelo. Pero lo más complicado estaba por llegar, ¿qué horario se mantendría vigente? Pues con el Horario de CACCEC, los del estudio Pisfil tendrían que ingresar más temprano a la oficina, y con el horario del Estudio Pisfil los trabajadores de CACECC tendrían que salir más tarde de la oficina. Con mucha prudencia y tino; y conocedores de esta caótica situación los ahora accionistas de la sociedad decidieron aumentar media hora al ingreso de CACECC y disminuir media hora al horario del Estudio Pisfil, por lo que el horario para todos seria de ocho y media de la mañana a cinco y media de la tarde. De esta forma no harían sentir a ninguno de sus trabajadores cierta preferencia por el otro ya que habían sido lo más imparciales posible.

El tema de los horarios se pudo solucionar de manera pertinente; y al parecer las cosas marcharían mucho mejor en adelante. Sin embargo nuevos conflictos surgieron, conflictos no tan sencillos de resolver. El sentimiento de recelo fue incrementándose al transcurrir de los días. En lugar de que los trabajadores de ambas empresas se unificaran formando un todo, como lo habían planeado los dueños; se armaron dos “bandos”, por llamarlo así. Las contantes riñas por el trabajo se hicieron protagonistas. Se daban peleas por todo, por la disposición de útiles de oficina, por el uso de los servicios higiénicos, por la limpieza de la oficina, la atención de clientes, la distribución de roles, etc. Cosas que podrían parecer sin importancia se engrandecían y el trabajo en equipo se hacía cada vez más débil.

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