Desigualdad Educativa
Romir26 de Mayo de 2014
18.383 Palabras (74 Páginas)2.717 Visitas
LA DESIGUALDAD SOCIAL Y ECONÓMICA REFLEJADA EN EL ÁMBITO EDUCATIVO
ALUMNAS: Azun, Celeste
Juncos, Bárbara
López, Viviana
Romero, Romina
CARRERA: Profesorado de Nivel Inicial
AÑO: 4°
FECHA DE ENTREGA: 24 de octubre de 2013
FUNDAMENTACIÓN
La desigualdad educativa afecta a los sectores más pobres y marginados de las sociedades. No es lo mismo asistir a una escuela estatal o privada, estar en la ciudad o en un pueblo rural. Existe una gran desigualdad no solo con respecto al acceso a la educación sino en la calidad de la misma. Este grave problema afecta a millones de niños y niñas a nivel mundial. Debido a que cuanto menor acceso a la educación reciban o sea de inferior calidad esta situación va a afectar enormemente su futuro.
En general los pobres tienen mayores dificultades para completar su educación primaria elemental, debido a que no tienen suficientes recursos para pagar libros, ropa, materiales necesarios, dinero para viajar a la escuela. Por otro lado las escuelas que se encuentran en las zonas más pobres y especialmente en áreas alejadas rurales tienen graves problemas edilicios, falta de elementos como libros, materiales didácticos, computadoras, esto provoca que la educación de estos niños sea más acotada en particular en ciertas temáticas como computación, deportes, idiomas, música y otras expresiones artísticas que son importantes para un desarrollo integral de los niños y de todas sus capacidades.
En un mundo tan competitivo y donde una de las bases de nuestra sociedad es el conocimiento, la desigualdad educativa que afecta a los niños pobres perjudicara notablemente la posibilidad de que puedan salir de una situación social difícil a través de la educación ya que se encontraran menos preparados para el día de mañana entrar al mercado laboral.
La desigualdad social y económica se ven plenamente reflejada en el ámbito educativo. Cuando existe una marcada diferencia en estos aspectos, el niño se ve inmerso en un sistema escolar que lo condiciona, excluye y termina por llevarlo al fracaso escolar.
A través de la escuela, el niño adquiere una percepción del mundo social y del orden que tiende a mantenerlo, perpetuarlo, sin que sea modificado; éste constituye la función reproductora y legitimadora que lleva a cabo la escuela, obligando paulatinamente a sus alumnos a aceptar una reproducción social de la clase dominante (el color político de turno) en el sistema de enseñanza.
Esta reproducción social va autenticando en el inconsciente del niño, que al no permanecer a ese sector social dominante, se vea en una situación de pormenorización anímica e intelectual llevándolo de a poco a excluirse por sentir que no pertenece a ese ámbito.
El nivel inicial es un ámbito “primordial”, la base de la estructura del sistema educativo y por ende donde empieza a percibirse y “asimilarse” por parte de los alumnos las desigualdades en la educación. Es aquí también donde se puede empezar (y debe hacerse) a paliar la fragmentación del saber que vemos luego que se convierte en fracaso escolar en un nivel educativo superior (estos alumnos no llegan a terminar la educación secundaria, incluso en un notable porcentaje la educación primaria).
La sala es un ambiente en el que transcurre la vida cotidiana de sus actores y donde se produce sentido a las interacciones en torno al saber.
Es necesario comprender que la clase o sala está en conexión e interacción, con lo que la rodea. Lo social y lo institucional son constituyentes, atraviesan la sala construyendo su trama más allá del aislamiento o integración que en la institución tenga cada clase.
Es importante por lo tanto, incluir la diversidad de componentes, relaciones, dimensiones que atraviesan las salas y permiten pensarlas como campo problemático.
Es posible priorizar un ámbito y un nivel para el estudio de la sala o clase: lo grupal. Es en el campo de lo grupal donde se articula lo individual, lo institucional, lo social, lo ideológico, etc. Estas articulaciones dan carácter singular a cada sala y a los sucesos o eventos que en ella se producen. Por eso la necesidad de investigar para descubrir tanto lo general como las peculiaridades y analizarlas, que se atribuya significado y sentido a la realidad del aula dando lugar a formas de operaciones en la práctica acordes con los significados encontrados.
Para conseguir esto es necesario utilizar un tipo de pensamiento acorde con la complejidad, no simplificador ni reductor. Se requieren formas de pensamiento estratégico y comprensivo, esquemas flexibles y reversibles. Trabajar con la incertidumbre, la diversidad, las transformaciones, que busque bifurcaciones más que caminos únicos, diferencias más que uniformidades. Se trata de un pensamiento abierto, crítico y autocrítico.
Capítulo 1: EL SIGNIFICADO DE LA DESIGUALDAD EDUCATIVA.
Los estudios sobre la desigualdad en la educación han puesto de relieve sus distintas acepciones , lo que permite una primera aproximación al problema. Se puede hablar de igualdad de oportunidades cuando todos los alumnos tienen formal y legalmente las mismas posibilidades educativas. Cuando estas posibilidades se hacen accesibles a todos los alumnos, superando formas de acceso y de selección encubiertas, el término más preciso es el de igualdad en el acceso.
Un nivel superior de igualdad se encuentra cuando, una vez garantizada la igualdad en el acceso, se proporciona un programa educativo similar a todos los alumnos y se evita, en consecuencia, que los que proceden de clases sociales populares estén mayoritariamente representados en los programas menos valorados social y académicamente: aulas especiales, programas de educación compensatoria, programas de garantía social.
La igualdad en educación encuentra su significado más fuerte cuando se analizan los resultados escolares de los alumnos. La igualdad de resultados supone que se encuentran rendimientos similares entre los alumnos procedentes de distintas clases sociales, culturas o sexos. Esta última acepción tiene un claro componente utópico. Si las diferencias sociales influyen en mayor o menor medida en el progreso educativo de los alumnos, es previsible encontrar diferencias entre ellos debidas a su origen social.
Sólo la nivelación de las diferencias sociales, tarea que no es responsabilidad directa del sistema educativo, o el desarrollo de estrategias de intervención que impidan la incidencia de las desigualdades sociales en el ámbito educativo, permitirán alcanzar un objetivo más profundamente igualitario.
Está ampliamente constatado que las diferencias sociales y culturales de los alumnos condicionan su progreso educativo y los resultados que obtienen.
Pero no existe una correspondencia estricta entre las desigualdades sociales y las desigualdades educativas. Hay otros factores, como la familia, el funcionamiento del sistema educativo y la propia escuela que pueden incrementar o disminuir estas desigualdades.
El ambiente de la familia y su compromiso con la escuela tienen una indudable repercusión en el progreso educativo de los alumnos. Los recursos familiares, su nivel de estudios, los hábitos de trabajo, la orientación y el apoyo académico, las actividades culturales que se realizan, los libros que se leen, la estimulación para explorar y discutir ideas y acontecimientos y las expectativas sobre el nivel de estudios que pueden alcanzar los hijos, son factores que tienen una influencia muy importante en la educación de los alumnos. Sin embargo, lo más importante no es describir estas relaciones genéricas entre el contexto social y el familiar, sino analizar qué tipo de relaciones se establece entre las configuraciones familiares singulares y el universo escolar . Desde esta perspectiva, lo importante no es el capital cultural que se posee sino cómo se transmite.
El funcionamiento del sistema educativo tiene también una notable influencia en los niveles de desigualdad educativa. Los recursos existentes, el apoyo a las familias, los criterios de admisión de los alumnos en las escuelas, el número de alumnos por aula, la formación y motivación de los profesores, las facilidades para que los alumnos prosigan sus estudios, los materiales disponibles en el aula y los criterios de evaluación establecidos, son condiciones generales que tienen mucha relación con los índices de escolaridad y con los resultados que obtienen los alumnos. Este reconocimiento de la influencia del sistema educativo no puede conducir a olvidar la responsabilidad específica que las escuelas y los profesores individuales tienen para reducir las desigualdades.
Hay escuelas que han creado un clima ampliamente aceptado de estudio y de participación, en las que existen expectativas positivas en relación con los objetivos educativos que se han establecido y en las que se reflexiona sobre las opciones educativas, los sistemas de evaluación y los métodos pedagógicos más adecuados para conseguir involucrar y motivar a los alumnos en sus aprendizajes. En muchas de ellas se busca la implicación de los padres y se desarrollan iniciativas continuadas para elevar su nivel de formación y su compromiso con la educación de los hijos. Son escuelas dispuestas a combatir con decisión el abandono escolar prematuro. Otras, por el contrario, no han sido capaces de desarrollar un proyecto coherente y sus profesores están poco motivados
...