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El Docente Y La Cultura


Enviado por   •  14 de Enero de 2014  •  2.716 Palabras (11 Páginas)  •  1.402 Visitas

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El docente y el conocimiento de la cultura de su entorno.

Uno de los importantes roles que desempeña el docente es el de servir de mediador entre la cultura y el estudiante y no sólo, como se creyó tradicionalmente, transmitir los conocimientos propios de la asignatura que orienta. Como profesional cumple con una gran diversidad de tareas a través de los cuales puede aproximar a sus estudiantes a las creaciones culturales de las sociedades mundiales y a las creaciones de su sociedad particular o local.

Existen muchas formas de acceder a los productos de la cultura, especialmente desde la invención de los medios masivos e inmediatos de comunicación. Esto implica que cualquier persona está en la posibilidad de tener acceso a la información, con lo que podríamos pensar que el papel del docente como transmisor de conocimientos ya no tiene la importancia que tuvo en el pasado.

No obstante, a pesar de los avances tecnológicos aplicados a la educación, el docente sigue siendo fundamental en la construcción de conocimientos ya que ninguna tecnología podrá sustituir jamás el componente afectivo del acto pedagógico. Efectivamente, en el acto pedagógico hay una continua interacción entre los estudiantes y de estos con el docente, creando unos valores que difícilmente se darían sin la actividad orientadora del maestro.

De otra parte, es bueno anotar que el docente acerque a sus estudiantes a los productos de la ciencia, del arte, de la tecnología y que, a más de eso, lo incentive a adentrarse en ellos, a que descubra que todo conocimiento, todo producto es el resultado de un proceso social histórico y no el resultado espontáneo de la actividad aislada de un genio.

El docente, según Alvarado (1996) debe:

Propiciar en sus estudiantes el interés por conocer que él no es un ser aislado, asocial y ahistórico sino que debe saberse como el producto de un continuo proceso de socialización, entendido este como "el juego recíproco entre sujetos y entre ellos y la cultura; siendo allí en este juego recíproco en el que se hace real el dominio o la emancipación del sujeto humano y de los grupos humanos.

Lo que interesa no es tanto el origen de los elementos, sino precisamente el haber dejado de ser manifestación personalizada, única, para pasar a ser colectiva, compartida por todos los miembros de la comunidad. Estos pueden no haber sido actores, parte activa en el proceso; basta con que en conjunto presten ambiente de receptividad general al bien de que se trate. En otros términos, que el hecho no resulte, en el consenso social, exótico, llamativo, anacrónico. Si al hacer, pensar, creer, sentir, cantar no se suscita en los demás extrañeza, rechazo, burla, desprecio, incomprensión en el sentido social, se trata de un fenómeno colectivizado. Para que la doma de potros o las prácticas de las curanderas sean fenómenos folklóricos no es preciso, desde luego, que todos los miembros de la comunidad sean domadores o curanderos... su vigencia social significa que el grupo los considera incorporados a su patrimonio tradicional, del que todos, por lo tanto, se sienten copartícipes, aunque no intervengan personalmente en su expresión.

Criterios para la selección de los materiales folklóricos.

Según las características y tradiciones de cada provincia, se adaptarían los currículos escolares con distintos bloques temáticos: actividades productivas, alimentación, artesanías y manufacturas; costumbres, juegos tradicionales; contexto histórico paisajístico; danzas; fiestas y celebraciones, creencias, mitos, leyendas y rituales; formas de organización social, indumentaria y vocabulario, entre otros.

Formas de aplicaciones, proyectos y difusión del folklore: directa, correlacionada y trabajo de campo.

Son muchas y diversas las corrientes del Folklore en Venezuela, por ejemplo las artes, la pintura, la escultura, la poesía, la música , el vestuario, los instrumentos musicales, quienes lo tocan, quienes lo cantan o escriben las canciones venezolanas, los bailes, los juegos, la cocina típica, en fin que todo está relacionado con el folklore en nuestro país. Donde cada una de sus manifestaciones tiene un significado estético, religioso y social.

El significado estético lo constituye la creatividad por parte de los habitantes de la región con sus complicadas vestimentas, en las construcciones de las figuras representativas, en las producciones artesanales con fines utilitarios que adquieren funciones distintas según la región donde se ubiquen, existiendo una diversidad de técnicas en el país tales como: cerámicas, tejidos, cestería, productos textiles, trabajos con madera, en cuero, etc.

El religioso forma parte de las creencias del pueblo, en la manifestación de la fe, donde los participantes manifiestan agradecimientos, hacen peticiones y pagan promesas, tiene sus raíces en la catequesis que trajeron los misioneros, pero que se ha ido transformando con la inclusión de elementos propios de otras culturar originarias y dan como resultado una fiesta novedosa irreverente que caracteriza la religiosidad popular venezolana.

En lo social, se aprecia el sincretismo característico de la sociedad venezolana cuando se conjugan en las celebraciones la fe, la superstición, la magia y la religión; que pese a la poca importancia que el sistema educativo concede a nuestra herencia cultural y a la notable perdida de las raíces singulares de cada nación, la tradición popular está viva y a través de las representaciones el pueblo cumple promesas y reafirma su identidad nacional.

En este sentido, se puede afirmar que no existe sociedad sin fiesta, ceremonia y celebración. Desde siempre los grupos humanos se han apegado a los rituales para intentar comunicarse con sus dioses y divinidades, ofrenden su veneración por la naturaleza, conmemoran hechos y personajes históricos que han sido decisivos para la existencia del grupo social. Así las manifestaciones folklóricas son ceremonias que nacen espontáneamente en una comunidad y luego se van ritualizando y reglamentando, estableciendo roles que cumplen estrictamente los participantes. Por lo cual, estos ritos constituyen uno de los elementos culturales que resisten el paso de los tiempos, por su capacidad de actualización con la incorporación de nuevas formas de expresión que los mantiene siempre vigentes.

Hacer folklore no es volver al pasado sino, por el contrario, traer el pasado histórico, costumbrista, que significa rescatar los valores culturales del pueblo. Saber que contamos con un legado cultural y artístico precolombino de diversas etnias indígenas, con su arte rupestre, cestería, alfarería y una rica tradición oral (en especial en las regiones andinas, en las áreas montañosas del litoral, las sabanas de Los Llanos y las selvas amazónicas), se suma el extraordinario aporte lingüístico, arquitectónico, de artes decorativas, pintura, orfebrería y mobiliario de los conquistadores y colonizadores españoles. Ello se matizó con contribuciones significativas en música, artes pictóricas y sentido de lo mágico de viejas culturas africanas.

Por tanto, el concepto del folklore, como ciencia que contribuye a un mejor conocimiento del hombre, crea en la nacionalidad la urgente incorporación de dicha ciencia como elemento indispensable de la enseñanza en la etapa escolar. Pero para llegar al éxito de esta relación entre el Folklore y la nacionalidad, hay que capacitar debidamente a profesores y maestros, para emprender esta empresa, creando cátedras para que los educadores puedan utilizar al Folklore de forma conveniente y correcta en el momento de impartir su enseñanza.

Al ser una ciencia, el Folklore tiene un método, un esquema de estudio-enseñanza y sus resultados deben exponerse en forma sistemática.

1. Colectivo, socializado y vigente.

Que el hecho no sea extraño a la comunidad, ni exótico, debe ser parte de esa sociedad y que tenga acción vigente. La doma de un caballo en el campo forma parte de la sociedad y es práctica activa y vigente, a nadie le llama la atención, sin embargo ese hecho en la ciudad sería visto con ojos extraños.

2. Popular

El pueblo recibe como herencia algún cantar o una leyenda, por ejemplo, que el mismo uso ha ido variando y lo ha convertido en parte misma de la población. De este modo se conocen tantas y tan variadas versiones de la leyenda del duende, que forma parte del imaginario popular. No es lo mismo popular que popularizado, ya que este último considera los hechos que son de fama momentánea o de moda.

3. Empírico, espontáneo y no institucionalizado

El hecho debe ser creado como parte de una sociedad, por imitación, por conveniencia, en forma impensada. No debe ser impuesto por medio de algún sistema o método, como aprender a trenzar con un libro, o cocinar sacando recetas de un programa de televisión.

4. De transmisión oral

Como continuación del anterior enunciado, el hecho folklórico debe ser transmitido por asimilación que excluye libros, cine, televisión, etc. El trenzador aprende de su maestro con la práctica y la imitación, que luego pulirá y mejorará, lo cual no impide que se pueda tomar posterior nota para mejor memorización.

5. Funcional

El hecho debe satisfacer una necesidad de la comunidad, debe cumplir una función; Así la leyenda que cumple una función esencial (el duende aparece a la siesta en grandes zanjones, para evitar que los chiquillos corran peligro y se accidenten en los hondos precipicios cuando los padres no están).

6. Tradicional

Es un requisito fundamental del hecho folklórico: que se transmita de generación en generación. Así los padres lo transmiten a sus hijos y los maestros a sus alumnos. Le da carácter perpetuo y continuamente mutable.

7. Anónimo

La misma transmisión del hecho hace que el autor se pierda en el tiempo y en la asimilación por parte de la sociedad. Como vemos, hasta aquí todo se relaciona. Ya que al hacerse popular y tradicional, va logrando el anonimato progresivo.

8. Geográficamente localizado

Cortazar enuncia que el medio ambiente influye, aunque no “determinante”, sin embargo nosotros veríamos la geografía como un contexto necesario para que el pueblo sea productor de hechos folklóricos específicos. En todo caso el entorno determina que los distintos hechos sean los que identifican a un grupo del otro.

Niveles de participación: alumno-docente, comunidad educativa y social.

El folklore puede emplearse en la escuela, especialmente en la educación primaria o primeros grados de la educación básica, con triple finalidad formativa, informativa y de relación con la comunidad: o dicho de otra manera en función de 1) el maestro, 2) el alumno, 3) la comunidad.

1) El folklore en función del maestro.

El profesor debe conocer la vida espiritual de la comunidad en que enclava la escuela, tanto como su realidad física y material; así adecuará su enseñanza hacia esas realidades y normará su actitud magisterial y humana hacia el pueblo. El folklore, al permitirle conocer la intimidad de éste, le facilitará su comprensión de los padres de familia y, por supuesto, de su alumnado; compartirá su vida.

Al conocer y comprender sus narraciones, música, danzas, deberá analizar su contenido y significado y llegará a captar sus valores, relievarlos y emplearlos en su labor educativa.

El maestro debe conocer la cultura tradicional del pueblo, como base fundamental para adentrarle la cultura universal de que es portador oficial. Ya el maestro acepta como principio educativo la enseñanza a partir de la lengua materna (educación bilingüe) reforzándose en el ambiente físico local y regional.

2) El folklore en función del alumno

Generalmente el niño encuentra en la escuela un mundo completamente diferente de su medio ambiente y esto le produce un desajuste con su hogar y con la comunidad. Se siente un ser disminuido, ignorante, proveniente de un medio ignorante –así se le manifiesta-, que diariamente ingresa a otro mundo, la Escuela, donde todo es superior, bueno y sabio, se le dice.

Pero mediante el folklore que el alumno conoce, se le puede hacer sentir que él también tiene una sabiduría que podrá llevarla a la escuela. La base cultural del alumno es su conocimiento del medio ambiente espiritual, físico y material de su pueblo; podemos hacerle comprender que sus conocimientos serán aprovechados en cuanto valiosos y que de él depende mostrar el valor que tienen, si reflexiona sobre ellos para su adecuada exposición y aprovechamiento.

A su vez el maestro tomara los materiales folklóricos de que es portador el niño, para la formación e información del escolar.

3) El folklore en función de la comunidad.

Muchas veces, por diferentes motivos, la escuela significa una institución antagónica a la comunidad. El folklore es uno de los mejores medios para unirlas. El poblador se sentirá vinculado a la escuela si escucha en sus patios o aulas las canciones de su pueblo; si ve en sus aulas y colecciones los bienes y productos de su comunidad; o recibe una apreciación o consejo acerca de ellos; si constata que en las fiestas escolares también son apreciados los instrumentos musicales, el arte local, si él es llamado para enseñar una danza o una técnica artesanal o simplemente para que muestre a la comunidad escolar el producto de su labor.

El padre de familia comprobará que mediante su colaboración la escuela podrá participar en las costumbres y fiestas tradicionales de la comunidad; a ellas llegara la escuela pero con una nueva actitud para extraer sus enseñanzas desbrojando lo negativo que hallare luego de imparcial reflexión crítica, examen y discusión realizada en conjunto con maestros y alumnos.

Realidad sociocultural venezolana

Cualquier sociedad para desarrollarse en su ambiente natural particular y, además, reproducirse y perdurar en el tiempo, necesita producir una gran cantidad de conocimientos sobre su mundo y, a la vez, elaborar sistemas sofisticados y complejos de organización social. Sin estos elementos, ninguna sociedad conseguirá sobrevivir mucho tiempo y quedaría reducida a un grupo de personas sin orden ni sentido, a una aglomeración de personas diferente que casualmente se encuentran en el mismo sitio y que poco después vuelven a ser solamente individuos y no sociedad. La suma de todos los elementos que permiten a la sociedad mantenerse organizada y, además, satisfacer las necesidades de sus miembros es lo que llamamos cultura.

La principal institución social encargada de socializar e inculturar a los nuevos individuos de una sociedad es la familia, organizada según las características de cada sociedad.

Haciendo énfasis en que la cultura es el conjunto de todas las formas y expresiones de una sociedad determinada, puedo decir con propiedad que Venezuela es una sociedad multicultural, integrada por tres familias principales, a saber; la india, la africana y la española.

Hablar de la cultura en Venezuela es un tema complicado, dado la multiculturalidad de su población, y es que hablar de cultura en pleno siglo XXI, parase una idea traída de los cabellos, pues para unos somos una sola, la cultura del conocimiento, la cultura alienada, diversificada, cómoda, egoísta y capitalista, prácticamente la única cultura que conocemos y a la cual nos insertamos e insertaron desde antes de que nosotros como sujetos críticos, formadores y recreadores de cultura pudiéramos comenzar a criticar, a construir y a reconstruir con el accionar de nuestro pensamiento.

Quiero decir que con lo anterior que me apego al concepto emitido por la UNESCO en la Declaración de 1982 en México, pues considero que el hombre genera cultura y que a su vez esta genera en el la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. “Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden”.

Citando e interpretando el concepto anterior puedo afirmar que culturalmente la sociedad venezolana se encuentra atravesando por un proceso metamórfico que apunta a un cambio trascendental en la forma de ver y observar el mundo, que dicho fenómeno viene de las dos dimensiones ya tratadas, entiéndase, la cultura es indisociable de los cambios políticos y económicos que nos afectan como sociedad y que a la vez dentro de esos mismos espacios generadores y degeneradores se crea y fomenta el crecimiento y enriquecimiento de nuestra cultura.

Por el cambio constante al cual nos enfrentamos como país, que forma parte del conjunto de naciones que integran el continente Americano y que este a la ves forma parte del resto de los continentes en los cuales sabe hay vida, la palabra cultura en Venezuela y el mundo trasciende las fronteras del hombre.

Ciertamente en nuestro país aún contamos con reminiscencias de lo que fue nuestra cultura primigenia, eso lo vemos plasmados en nuestros indios, autóctonos al territorio nacional y pertenecientes a cada uno de los rincones que cada día ocupan menos gracias a la transculturización de la cual ni ellos ni nosotros escapamos.

En el caso de las sociedades indígenas de Venezuela, el saber cultural se trasmite de manera oral, tal como se ha venido haciendo tradicionalmente desde su origen. Sin embargo, con la ampliación del contacto entre sociedades de origen europeo los indígenas comenzaron a utilizar la escritura.

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