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El curriculo y los nuevos espacios para aprender

Pablo BrachoInforme24 de Octubre de 2021

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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD PEDAGOGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR

INSTITUTO PEDAGOGICO DE BARQUISIMETO

“LUIS BELTRÁN PRIETO FIGUEROA”

SUBDIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y POSGRADO

PROGRAMA DE MAESTRIA EN EDUCACIÓN SUPERIOR

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EL CURRÍCULO Y  LOS NUEVOS ESPACIOS PARA APRENDER

Curso: Teoría y Desarrollo Curricular

Docente: Prof. Nichol J. Alvarado M.

Maestrante: Pablo A. Bracho G.

C.I.: V-11.266.133


Resumen

El presente ensayo, tiene como finalidad mostrar como la tecnología se constituye en un nuevo espacio para el aprendizaje en torno al currículo. Se perfilan algunas nociones básicas acerca de la palabra currículo, su etimología, y las principales vertientes que se pueden originar de ella y que datan desde la época del imperio romano. Asimismo se resalta como la tecnología y sus avances se han hecho presentes con un aumento exponencial desde finales del siglo pasado, y como abarca cada ámbito de nuestra vida y sociedad. Se destaca como internet y las tecnologías de la información conforman y vienen a constituir el tercer entorno (E3). De igual manera, como la educación y el currículo en general se puede ver beneficiado por estos cambios, teniendo en cuenta que es imprescindible la formación del docente en el aspecto tecnológico y pedagógico, para ser participe en la reformulación y/o adaptación del currículo a este nuevo espacio, de manera que pueda generarse la captación del alumno y alcanzarse la excelencia educativa.

Descriptores: Currículo, internet, tecnología, nuevos espacios, aprendizaje


Introduccion

Cuando no se está acostumbrado o vinculado al tema, suele ser algo confuso hablar del currículo. Habitualmente, asociamos al término el significado de hoja de vida, o experiencia, que se coloca al momento de solicitar algún empleo. No obstante su definición suele ser más compleja e ir más allá de esta idea.

El término currículo – curriculum – proviene del latín, siendo su raíz la de cursus y  currere. Los romanos, utilizaban inicialmente la palabra para referirse a los logros u honores que iba alcanzando el ciudadano a medida que se desempeñaba en diversos cargos hasta llegar a cónsul (cursus honorum). Sin embargo, posteriormente y en nuestro idioma, se extiende a dos concepciones principales. Por un lado, tenemos una donde se señalan los logros alcanzados durante la vida, o curriculum vitae, vocablo utilizado por primera vez por Cicerón. Y por otro lado, se refiere a como está constituida la carrera del estudiante, cuales son los contenidos, organización de los mismos, tiempo y orden en que deberán ser superados (Sacristan, 2010).

En nuestros tiempos, es mucho lo que ha ido evolucionando esta definición. En la actualidad, una de las más acertadas es la de Iafrancesco V. (2003), quien refiere que el currículo incluye los principios antropológicos, axiológicos, formativos, científicos, epistemológicos, metodológicos, sociológicos, psicopedagógicos, didácticos, administrativos y evaluativos que dan origen a todos los procesos necesarios para la formación de los educandos, y además incluye los medios para lograrlo, dentro de los que se encuentran: la gestión estratégica y estructura organizacional escolar, los planes de estudio, los programas y contenidos de la enseñanza, las estrategias didacticas y metodológicas, entre otros.

La tecnología y sus avances, vienen a jugar un rol protagónico en todos los ámbitos, tanto más en lo relacionado a los procesos educativos y al currículo. Las interacciones entre los distintos actores involucrados, se hacen aún más complejas, añadiendo nuevos espacios, que si bien estaban allí, no habían sido tomados en cuenta previamente, cuando se limitaba la adquisición del conocimiento a los ambientes semicontrolados de las instituciones educativas.

¿Qué hacer? ¿Cómo abordar desde el punto de vista del currículo, estos nuevos espacios? ¿Es posible adaptar la educación presencial actual contemplada en los currículos, a nuevas metodologías y aspectos innovadores para aprovechar estos espacios? Son algunas de las preguntas que debemos plantearnos, y hacia donde debemos dirigir los esfuerzos investigativos, en base a la teoría curricular, y teniendo en cuenta la importancia de la formación e investigación por parte del docente para lograrlo.


Desarrollo

Nuestra sociedad, ha sufrido cambios radicalmente importantes desde la década de los 80, que se han ido incrementando exponencialmente. Destacan sobre todo, los relacionados con la tecnología.

En este sentido vemos como día a día, van surgiendo avances tecnológicos que de una u otra manera afectan la forma de vida de la población en general. Es tal el crecimiento que prácticamente satura la sociedad.

Son precisamente estas nuevas tecnologías, sobre todos las relacionadas con la información y las telecomunicaciones, las que permiten la creación de un nuevo espacio para las relaciones humanas, que es denominado tercer entorno (E3) (Echeverría, 2000). Este tercer entorno, también es llamado informacional, y actualmente sigue en construcción, tomando como forma canónica a internet. Debemos distinguirlo de los otros dos entornos, a saber el primer entorno (E1), constituido por el entorno natural, o medio ambiente natural; y el segundo entorno  (E2), esencialmente el entorno urbano, que se desarrolla en las urbes, ciudades y pueblos habitados por el ser humano, y que incluye su entono cultural y social.

El surgimiento de E3 es de gran relevancia e importancia para la educación, por 3 razones fundamentales: (a) porque posibilita nuevos procesos de aprendizaje y transmisión del conocimiento a través de las redes telemáticas, (b) porque para ser activo en el nuevo espacio social se requieren nuevos conocimientos y destrezas que habrán de ser aprendidos en los procesos educativos, y (c) porque adaptar la escuela, la universidad y la formación al nuevo espacio social requiere crear un nuevo sistema de centros educativos, a distancia y en red, así como nuevos escenarios, instrumentos y métodos para los procesos educativos. Estas razones, entre otras, plantean la necesidad de adaptar el quehacer educativo a este tercer entorno, con una reconstrucción y adecuación desde sus cimientos a las nuevas dinámicas sociales que surgen.

Ahora bien, ¿en quién recae la responsabilidad de realizar esta tarea? Si bien la adecuación de los currículos son en muchos casos labores del Estado, es indudable el papel que debe jugar el docente en este hecho, como actor principal en la creación curricular. Desde el punto de vista de la democratización de la educación la formación del profesorado es uno de los grandes retos a asumir (Nuñez y cols., 2016). Así, diversas investigaciones han mostrado que en los centros educativos donde se llevan a cabo programas de desarrollo profesional para fortalecer los conocimientos y habilidades de los docentes, han obtenido una sustancial mejora en su calidad educativa (Aguilar, 2019).

Sin embargo, son muchos los programas de capacitación, así como las metodologías y formas de implementación que han surgido, y que abarcan diferentes tendencias, como los mencionados por Kennedy (2005), que aún distan de ser perfectos, y en muchas ocasiones es necesario la hibridación de los mismos en aras de adaptarlos a situaciones particulares de forma que sigan ofreciendo el resultado de mejora de la calidad educativa (Aguilar, 2019).

En virtud de todo esto, toca al docente, asumir la nueva reconfiguración socio-cultural que conlleva el nuevo escenario tecnológico. Esto además, requiere de los educadores un nuevo esfuerzo para lanzar su mirada mucho más allá de los recursos informáticos y de las pantallas, y más allá de las tradiciones curriculares y académicas que usualmente aceptamos como la norma.

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