Hacia las aulas inclusivas

HACIA LAS AULAS INCLUSIVAS

La educación inclusiva busca generar espacios que les permitan a los niños con Necesidades Educativas Especiales NEE vincularse a instituciones de educación formal estatal sin ser discriminados por las mismas. No integrar a esta población genera esquemas básicos de discriminación e inválida derechos básicos como ser iguales ante la ley, sin discriminación, derechos a igual protección de la ley, reconocer al niño mental o físicamente impedido y así permitirle la participación activa en la comunidad.

Las necesidades educativas especiales NEE son los requerimientos inherentes a los educandos que presentan dificultades de aprendizaje causados por limitaciones físicas o intelectuales es decir aquellas falencias que no les permiten avanzar o desarrollar habilidades cognitivas, físicas y afectivas. Sin embargo y a pesar de padecer esta serie de dificultades este no debe ser un  limitante para ingresar a una institución.

El enfoque de la educación especial e incluyente en nuestro país es parcial, concretamente dirigido a los alumnos con NEE, cuando estos presentan dificultades mayores que el resto de compañeros para acceder a los aprendizajes señalados suelen ser dejados a un lado. La educación es un derecho constitucional que permite a los ciudadanos enlazarse a un sistema de enseñanza de forma libre permitiendo la vinculación de alumnos con discapacidades que tengan deseos de formarse. La atención a la diversidad no se limita únicamente al estudio de dichas discapacidades sino que incluye una extensa escala de problemas escolares que integran el continuo de NEE de apoyo educativo.

El problema fundamental es la falta de docentes formados con la capacidad de manejar grupos mixtos (hablando de niños de educación formal y educación inclusiva) pues cuando se les intentan asignar niños con NEE estos manifiestan no tener los conocimientos requeridos ni saber la metodología para manejar y orientar este grupo en un desarrollo integral como el que demanda la formación de la primera infancia.

Para promover aulas inclusivas es necesario capacitar a los maestros buscando conseguir que estos acepten e incluyan a los estudiantes con  dificultades de cualquier índole.

El verdadero significado de la inclusión es acoger a todos estos niños(as) con los brazos abiertos ya sea en la comunidad o en la misma escuela buscando que no se sientan rechazados, por el contrario se sientan integrados de inmediato al grupo. No es llevar al estudiante a un sitio para recibir apoyo, es éste el que debe acercarse a él.

Algunas de las características de las aulas inclusivas debe ser promover la cooperación y la colaboración entre compañeros en vez de actividades competitivas e independientes.  En

estas aulas el profesor delega la responsabilidad del aprendizaje y del apoyo mutuo en los miembros de su grupo.  Su función consiste en capacitar a los estudiantes para que presten apoyo y ayuda a sus compañeros y tomen decisiones en relación con su propio aprendizaje.

La reflexión sobre la diversidad debe centrarse más en los aspectos positivos y en el modo en que puede enriquecer el funcionamiento del grupo que en las deficiencias, las discapacidades u otras desventajas.

La inclusión plena como el desarrollo de las actividades debe ir de la mano, a la par porque sólo a través de la experiencia diaria de la inclusión se logra conseguir las metas propuestas.

La creciente diversidad racial y étnica de nuestra sociedad obliga a que los programas y currículos escolares tengan en cuenta las diferencias entre los niños.  Ramsey (1987) presenta ocho objetivos de la enseñanza, en perspectiva multicultural, aplicables al concepto de inclusión plena:

• Ayudar a los niños a elaborar identidades positivas de género, raza, cultura, clase social e individual y a reconocer y aceptar su pertenencia a grupos muy diferentes.
• Capacitar a los niños para que se consideren parte de una sociedad más amplia, para que se identifiquen, empaticen y se relacionen con individuos de otros grupos.
• Promover el respeto y el aprecio de las distintas formas de vivir de otras personas.
• Estimular la apertura y el interés por los demás, la disposición a incluir a los otros y el deseo de cooperar desde las primeras relaciones sociales que establecen los niños pequeños.
• Promover el desarrollo de una conciencia realista de la sociedad contemporánea, el sentido de la responsabilidad social y una preocupación activa que se extienda más allá de la propia familia o grupo inmediato.
• Capacitar a los niños para que se conviertan en analistas autónomos y críticos y en activistas en su medio social.
• Apoyar el desarrollo de habilidades educativas y sociales necesarias para que los niños se conviertan en participantes plenos en la sociedad del modo más adecuado a sus estilos individuales, orientaciones culturales y medios lingüísticos de origen.
• Promover unas relaciones eficaces y recíprocas entre las escuelas y las familias.

Las aulas pueden convertirse en comunidades de apoyo mutuo si los maestros promueven el respeto a las diferencias y dan ocasión a sus estudiantes para que contemplen a los demás de formas distintas.  Hacer ver que todo el mundo tiene destrezas y habilidades y que todos necesitamos ayuda en ciertos terrenos.  

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