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La Participación De Las Familias


Enviado por   •  6 de Septiembre de 2013  •  2.455 Palabras (10 Páginas)  •  221 Visitas

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La participación de las familias

1- INTRODUCCIÓN

Los centros educativos reciben de las familias la misión de educar, guiar a los hijos e hijas en la aproximación a los conocimientos y competencias que la vida y la inserción social les requiere.

A partir del ingreso a la escuela, los niños y las niñas deben moverse en una organización que tiene diferencias con el mundo familiar, en el que, si bien hay reglas, predominan los vínculos afectivos y adaptados al tiempo individual. Aún en los colegios de enseñanza más personalizada, tendrán que adaptarse a normas, horarios, reglas de convivencia, diferencias jerárquicas, códigos, permisos y prohibiciones que toda organización tiene. Se les requiere que se vayan incorporando gradualmente a una cultura del trabajo y el esfuerzo sin la cual no podría existir aprendizaje. Esto es válido para todas las edades, ya que cada etapa tiene dificultades y expectativas de logro diferentes.

Afortunadamente, muchos colegios han comprendido la importancia de crear un clima de convivencia y estímulo en que se busca un crecimiento social y afectivo que estimule la seguridad personal. Los chicos tienen hoy, como nunca, posibilidades de enriquecer en la escuela sus posibilidades creativas. Pero, para que el aprendizaje sea posible se necesita tiempo de trabajo, concentración, continuidad en el esfuerzo, horas de estudio… Aquí es donde los colegios necesitan recibir de las familias el apoyo necesario para poder cumplir la tarea que ellos mismos y la sociedad les encomendaron. Debiendo tomar conciencia las familias de que lo que más va a actuar sobre sus hijos e hijas en su etapa educativa, va a ser la percepción de que a sus padres les interesa lo que se enseña en el colegio, lo valoran y apoyan a los que toman decisiones, esto es, a profesores y profesoras.

2- TIPOS DE FAMILIAS

2.1- Familias con problemas

Algunas familias, generalmente aquellas que viven con niveles de pobreza o casi-pobreza, están muy presionadas por las demandas de la vida diaria y relegadas por instituciones sociales como la escuela. Con frecuencia, las habilidades parentales son muy limitadas, carecen de contactos sociales, y tienen acceso a pocos modelos en los que puedan observar prácticas de crianza adecuada. En ocasiones pueden sentirse intimidadas por el profesorado y perciben el centro escolar como un portador de malas noticias. Suelen percibir que son objeto de discriminación.

Para implicar a padres y madres de estas familias con problemas, los centros escolares primero tienen que eliminar en ellos los temores y resentimientos que guardan hacia la institución escolar. Precisan programas de formación de padres que les muestren cómo relacionarse con sus hijos e hijas; pero primero necesitan evidencias personales y genuinas de buena voluntad por parte del personal del centro y de otros padres y madres. Necesitan que se les proporcionen algunas experiencias positivas con el centro y con la gente del centro. Deben ser implicados primero en un contexto social que no les provoque temor, que sea positivo y de apoyo, a menudo proporcionado por otras familias más que por el personal del centro.

2.2- Familias centradas en los niños

Las familias “centradas en los niños” entienden la escolarización como un medio para mejorar la situación económica de niños y niñas. Estas familias suelen desconfiar con frecuencia del centro escolar, y sienten que no atienden adecuadamente a sus hijos. Están frustradas por lo que perciben como influencias sociales negativas, de las que suelen responsabilizar a otros padres y madres, a quienes consideran permisivos y despreocupados.

Por otra parte, estos padres se sienten dispuestos a trabajar por el centro escolar de sus hijos, a actuar como líderes de otros padres, y como segundos padres de niños desatendidos. Participan mejor cuando se les asignan roles constructivos en el centro y oportunidades para trabajar con otros padres y madres. Sus metas y las del centro escolar son convergentes, están dispuestos a cumplir con su responsabilidad en la crianza de sus hijos e hijas y a velar por su educación. Pero estos padres representan un problema porque son poco numerosos, se sitúan fuera de lo corriente a nivel cultural, y tienden a sentirse frustrados cuando sus demandas de desempeñar un papel mayor en la educación de sus hijos son vistas como una molestia por el personal del centro.

El desafío para el centro es canalizar los esfuerzos de estos padres hacia actividades que beneficien el desarrollo académico y personal de sus propios hijos y de otros niños y niñas. Estos padres resultan estupendos líderes en los programas de formación de padres y madres.

2.3- Familias centradas en los padres

La tercera categoría de familias es aquella de padres profesionales muy ocupados que valoran la escolarización, pero que están tan absorbidos por sus intereses profesionales y personales que pueden desconectarse de la implicación directa y diaria en la vida de sus hijos e hijas. Para compensarlo, les envían a los mejores centros, confiándolos de esta manera a quienes ven como profesionales competentes contratados. También hacen lo mismo en otros aspectos de la vida de sus hijos e hijas, proporcionándoles experiencias por medio de programas y servicios que contratan.

Estos padres y madres, inteligentes y bien relacionados, cuentan con recursos económicos, educación, contactos sociales, y habilidades profesionales. Han de ser re-enganchados a sus hijos por medio de una vía emocional. Su conversión se realiza a través de los afectos. Cuando se les orienta hacia una relación cercana con sus hijos e hijas, pueden comprender la satisfacción que se están negando a sí mismos al delegar en otros su responsabilidad de educarlos. Se les puede animar a que compartan sus habilidades con la comunidad escolar y puedan sentir así la satisfacción personal de darse a otros.

3- NIVEL CULTURAL DE LAS FAMILIAS

Existen estudios que afirman que el nivel cultural que tiene la familia incide directamente en el rendimiento escolar de sus hijos e hijas. Así, cuando el nivel de formación de los progenitores está determinado por una escolarización incipiente o rozando el analfabetismo, es más fácil que los hijos no tengan un rendimiento escolar satisfactorio, y, por el contrario, en aquellos progenitores con un nivel de formación medio o alto es más probable encontrar

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