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La Etica Protestante Y El Espiritu Del Capitalismo


Enviado por   •  24 de Abril de 2014  •  2.044 Palabras (9 Páginas)  •  354 Visitas

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LA ÉTICA PROTESTANTE

La ética protestante, donde explica Weber la aparición del capitalismo moderno no por una sucesión de causas económicas sino por la conjunción de una situación económica favorable (que también se había dado en otros momentos de la historia sin generar un efecto similar) y una mentalidad religiosa que veía en el éxito económico la señal de la predestinación para la salvación eterna.

Max Weber no pretendía explicar el comportamiento económico a partir de la religión, sino mostrar que las ideas y la visión del mundo que tienen los grupos humanos ejercen una influencia en la conducta individual, independiente de otras fuerzas sociales (como el trabajo y las relaciones de producción). Las creencias y los valores son tan reales como las fuerzas materiales para explicar la historia y la acción humana. Además, Weber, estaba convencido de que las concepciones religiosas son factores esenciales en la transformación económica de las sociedades. Sobre esta dos cuestiones gira su estudio: quiere saber por qué el capitalismo se desarrolló exclusivamente en Occidente.

El gran sociólogo alemán, señalaba que la característica distintiva del capitalismo moderno frente al antiguo era su carácter de empresa productiva, racional y eficiente, frente a la mera búsqueda del beneficio, a costa de la expoliación y el saqueo, que distinguía al capitalista aventurero de la Antigüedad.

Weber definió al capitalismo, aún, de una manera más simple: como existente dondequiera que se realiza la satisfacción de necesidades de un grupo humano, con carácter lucrativo y por medio de “empresas” y a una “explotación racionalmente capitalista” como una explotación “con contabilidad de capital”, recurrió, además, al espíritu del capitalismo “para describir la actitud que busca la ganancia, - racional y sistemáticamente”.

Weber, advirtió magistralmente que el origen del capitalismo estaba en el surgimiento de un nuevo tipo de normas y valores que llamó “la ética protestante”. Observó que el capitalismo moderno floreció primero en países protestantes, como Inglaterra y los Países Bajos. El protestante es estimulado a trabajar duramente y a practicar la austeridad para mayor gloria de Dios. En el calvinismo, la doctrina de la predestinación alienta al creyente a buscar signos de su elección, entre los cuales se destaca el éxito en el trabajo y en el mundo financiero.

Weber distingue cuatro corrientes principales del protestantismo ascético: calvinismo, metodismo, pietismo y sectas baptistas. El estudio que hace Weber del protestantismo ascético no pretende una descripción general de sus dogmas, sino que se interesa solamente por aquellos elementos de sus doctrinas que afectan en forma más directa y significativa a la conducta práctica de los individuos en su actividad económica. La parte mas importante del análisis se concentra en el calvinismo.

Weber sostiene que la consecuencia de esta doctrina para el creyente debe haber sido de "una inaudita soledad interior", "el asunto que para los hombres de la reforma era más decisivo, la salvación eterna, el hombre se veía obligado a recorrer solo su camino hacia un destino decretado por él desde la eternidad". Desde este punto de vista crucial, cada hombre estaba solo; no había nadie, ni sacerdote ni laico, que pudiera interceder ante Dios para conseguir su salvación. Esta erradicación de la posibilidad de una salvación por medio de la iglesia y los sacramentos es, según Weber, la diferencia mas decisiva que separaba al calvinismo tanto del luteranismo como del catolicismo. Con ello, el calvinismo provocó la conclusión final de un gran proceso histórico que Weber estudia detalladamente en otra parte: el proceso gradual del "desencadenamiento del mundo".

Es evidente que esto exponía al calvinista a una enorme tensión. La pregunta decisiva, sobre la que todo creyente debía sentirse obligado a interrogarse (¿estoy yo entre los escogidos?) no podía responderse.

El calvinismo exige de sus fieles una vida coherente y de disciplina continua, con la cual erradica la posibilidad de arrepentimiento y de remisión del pecado factible en la confesión (el fiel puede confiar sabiendo que la intervención del sacerdote le puede absolver de las consecuencias de la caída moral).

De este modo, el trabajo en el mundo material goza para el calvinista de la más alta valoración ética positiva. La posesión de riqueza no exime de ningún modo al hombre del precepto divino de afanarse en el trabajo de su profesión.

La acumulación de riquezas se condena moralmente sobre la medida en que constituye una incitación al lujo y a la pereza.

Es decisivo en el análisis de Weber el que estas características no son consecuencias lógicas sino psicológicas de la doctrina original de la predestinación formulada por Calvino. La creencia en la predestinación no es exclusiva del calvinismo, y sus consecuencias para la actividad humana varían según las demás creencias asociadas con ella y según el contexto social en que se da.

Los orígenes del espíritu capitalista deben buscarse, por tanto, en aquella ética religiosa que se desarrolló de la forma mas precisa en el calvinismo.

Weber ensaya la ética protestante como una obra pragmática: es una exploración preliminar de un conjunto de temas muy complejos; e insiste en que el alcance de su aplicación es modesto y restringido. El principal logro de la obra, según Weber, consiste en mostrar que la instrumentalidad moral del espíritu del capitalismo es un vástago inesperado de la ética religiosa de Calvino y de un modo mas general, del concepto de profesión-vocación en el mundo, concepto por medio del cual el protestantismo rompió con el ideal monástico del catolicismo.

EL principal efecto de la Reforma, y de la posterior historia de las sectas protestantes, fue trasladar esto desde el monasterio al mundo ordinario

La ética protestante demuestra que hay una "afinidad electiva" entre el calvinismo y la ética económica de la actividad capitalista. Pretende demostrar que la racionalización de la vida económica, actividad característica del capitalismo moderno, está vinculada a opciones valorativas irracionales. Se trata de una tarea preliminar a la evaluación de las relaciones causales, tarea que en si misma, no basta para precisar las causas.

Weber pone muy de relieve que el material analizado en La ética protestante,

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