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Planificación Y Desarrollo Curricular

vanessacodallo28 de Enero de 2013

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Planificación y Desarrollo Curricular

Es el componente responsable del diseño, planificación, desarrollo e implementación de las acciones y estrategias dirigidas a generar en los sujetos de atención las capacidades necesarias para desarrollarse como ser humano y desempeñarse competentemente en el mundo laboral.

El Desarrollo Curricular se encarga del proceso por el cual los conocimientos seleccionados como aquellos que deben enseñarse y aprenderse en un tiempo y en lugar dados, son transformados en contenidos pedagógicos y el saber científico y el saber práctico se transforman en capacidades posibles de ser puestas en práctica en el desempeño personal, social y laboral.

Por su parte, el itinerario formativo es el encuentro del referente productivo con los instrumentos y metodologías didácticas que hacen posible que - a partir de lo que los sujetos de aprendizaje traen (reconocimiento y validación de saberes y actitudes - competencias adquiridas) se les entregue lo que le falta para lograr desempeñar la tarea y producir los bienes y servicios.

Desde esta responsabilidad constitutiva, el componente de Planificación y Desarrollo Curricular ha instrumentado profundas transformaciones en las dos últimas décadas. Es así que se ha pasado de la formación para el puesto de trabajo a la formación para la empleabilidad y a trayectos formativos basados en competencias que trascienden y atraviesen diversos desempeños a lo largo de la vida y en distintos campos ocupacionales

Asimismo, como señalábamos anteriormente, la FP actual ha incorporado nuevos sujetos de atención: ya no sólo personas sino los grupos -meta de los programas sociales y de las políticas de empleo y desempleo, pero también, empresas, cadenas productivas o de territorio: todos deben ser atendidos con calidad, pertinencia y equidad, para superar obstáculos y desigualdades.

Por su parte, el desafío de la autogestión del propio empleo, instala la centralidad de la formación para la empresarialidad: la infancia y el desarrollo de la empresa se incorporan al proceso de formación.

Todo ello explica la preocupación central por:

• la certificación de competencias dirigida a instrumentar el aprendizaje permanente y facilitar la navegabilidad de las personas en el mercado de trabajo;

• la adopción de los principios de gestión y certificación de la calidad. Las Normas ISO, los Sistemas de Acreditación de Programas e Instituciones, los Premios Nacionales e Internacionales de Calidad son diferentes modalidades de volver cada vez más pertinente y de calidad su oferta y, al mismo tiempo, de rendir cuentas a la sociedad

Si a ello le agregamos que situarse en el siglo XXI, en la Sociedad del Conocimiento modelada por el avance científico permanente y la voluntad de globalización económica y cultural, implica ante todo el reconocimiento y valorización de la penetración, en todas sus dimensiones, de los medios de comunicación de masas, de los ordenadores y del incremento incesante de la información, cada vez más audiovisual, multimedial e hipertextual, no cabe dudas que pensar el desarrollo curricular actual implica plantearse la irrupción de una nueva forma de cultura. Se trata de una cultura caracterizada por la superposición - cuando no la sustitución lisa y llana- de la cultura de la pantalla con la cultura del libro y la de las relaciones personales; es sinónimo de Tecnologías de la Información y la Comunicación, aprendizaje permanente y gestión del conocimiento. Son sus pilares fundamentales y, son dimensiones infaltables para la competitividad, el progreso económico y el futuro de las personas así como para avanzar hacia la mejora continua de la calidad, la pertinencia y la equidad de las políticas a implementar.

Las TIC se instalaron definitivamente en la vida productiva pero también en la vida cotidiana y ciudadana y, por ende, la oferta formativa actual tiene necesariamente que abordar la alfabetización digital y también la brecha digital. Quienes no sepan leer a través de las fuentes de información digital, escribir con procesadores y comunicarse a través de los canales telemáticos están condenados a la marginación cultural y exclusión social.

Se instala así en la formación profesional la interdependencia entre TIC, integralidad del sujeto, competencias para la empleabilidad, género, equidad y formación docente

Todos estos enfoques y cuestiones se expresan en el currículo, por ello el desarrollo curricular es el corazón del quehacer formativo. Es a través de él que se puede evaluar la calidad, pertinencia y equidad de la oferta y su coherencia con los criterios rectores de la política.

El desarrollo curricular, así entendido, contiene para cada perfil formativo:

• las intenciones educativas que se traducen en saberes, destrezas y actitudes a desarrollar, objetivos y contenidos a enseñar;

• la planificación de acciones que aborda el cómo enseñar a través de metodologías, secuencias didácticas, elaboración y selección de materiales, actividades y criterios de evaluación;

• la evaluación de las intenciones y de los planes de acción que permite analizar, corregir y re-diseñar la propuesta curricular;

• la capacitación y actualización del personal técnico-docente para llevar adelante las intenciones, la planificación y la evaluación del currículo.

La planificación curricular aborda tanto la dimensión de la prescripción - el plan o la idea de lo que se espera que suceda en una institución educativa- como la de la realidad - lo que sucede en la interacción del espacio educativo. En la formación para el trabajo, a ello se agrega la articulación con los referentes del mercado de trabajo, es decir la atención de las necesidades del entorno productivo y social y de la población destinataria.

En esta interacción de recursos, prácticas y actores se ponen de manifiesto concepciones, prejuicios, representaciones que también operan como contenidos de enseñanza y que, si bien no están explicitados en el diseño curricular, constituyen los currículos ocultos y omitidos. Algunos indicios de ambos son el uso del poder en estas relaciones, el manejo de la autoridad, las modalidades de asignación de tareas, los roles adjudicados, la denominación o el lenguaje aplicado, etc. Por ello, es de fundamental importancia convertir esos contenidos ocultos en visibles, es decir explicitarlos, ponerlos sobre la mesa para poder así revisarlos, suprimirlos o incorporarlos tanto en el diseño curricular como en la práctica de aula de modo que la experiencia vivida durante la formación sea coherente con las concepciones que la sustentan y que han sido expresadas en el diseño. En este sentido, y desde los principios rectores de este modelo de referencia, la perspectiva de género y equidad social advierte que, en los contextos de aprendizaje y de trabajo, se ponen de manifiesto modos diferenciales de acceso, de apropiación de saberes y de desarrollo de habilidades entre mujeres y varones; entre blancos, negros e indígenas; entre jóvenes y adultos.

Por ello, junto a los contenidos ocultos es necesario considerar en todas las instancias del desarrollo curricular tanto el contexto como la experiencia de vida de la población con la que se va a trabajar. Esto le otorga sentido situacional y dinámico al currículo y hace posible la doble pertinencia como criterio rector de las políticas de formación profesional y técnica.

A esta concepción responde, en el modelo de referencia, la adopción del Diseño curricular basado en el cruce de los enfoques de formación por competencia y género.

Después de múltiples esfuerzos por desarrollar metodologías que efectivamente ofrecieran el tipo de información requerida para el desarrollo curricular de perfiles, para identificar/ promover la demanda potencial y/o nuevos nichos de empleo así como para contribuir a la eliminación de estereotipos sobre la oferta (de género, etnia, edad. etc.) se definió el cruce de estos enfoques como el marco conceptual y metodológico para mejorar la empleabilidad y la ciudadanía y, particularmente, para atender a los colectivos en situación de pobreza y vulnerabilidad.

La formación basada en competencias profesionales o laborales se entiende como el proceso de desarrollo de diseños curriculares, materiales didácticos, actividades y prácticas de aula destinadas a desarrollar en los/as participantes el conjunto de conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes que la persona combina y utiliza para resolver problemas relativos a su desempeño laboral, de acuerdo a criterios o estándares provenientes del campo profesional.

El cruce de género y formación por competencias faculta:

• la doble pertinencia con el contexto y con la población beneficiaria, asumiendo la formación como una herramienta para promover un desarrollo social y económico más incluyente y equitativo;

• el reconocimiento integral de las personas y la consideración y valoración de su diversidad y la de la realidad lo que posibilita y favorece intercambios y aprendizajes y, ante todo, el fortalecimiento de las competencias de diseño y gestión del PO;

• la valorización

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