El Lenguaje En La Manipulación Del Pensamiento

EL LENGUAJE EN LA MANIPULACIÓN DEL PENSAMIENTO

Karen Michel Arana Garay

Las palabras ocultan un poder inimaginable, un poder que no se puede medir y la mayoría de las personas no se dan cuenta de su uso y eficacia, ignoran que están siendo seducidas por una simple expresión escogida a propósito por el emisor para un fin en concreto. Políticos, periodistas, figuras públicas y hasta enamorados que seducen con las palabras, y receptores incautos que se dejan seducir sin darse cuenta de ello, cualquiera puede caer en la trampa. ¿Cómo? La principal cuestión es la historicidad de las palabras, la etimología junto con todos los contextos por los que pasa una palabra, la dotan de conceptos que se quedan impregnados en nuestro diccionario propio, otorgándole un significado a veces contrario a lo que la palabra en sí se refería. Entonces la palabra es poderosa por lo que su historia nos evoca, aunque sea inconscientemente; después de archivada, cuando se oye esa misma palabra, se relaciona con los conceptos antes impregnados en ella.

Cada palabra se relaciona con otra dotándola a veces de cualidades inexistentes; por ejemplo, un político nunca admitirá que en España hay millones de personas en paro, para una conferencia o entrevista dirá, en cambio, que “Se está trabajando en una reforma para aumentar la prosperidad del país y contrarrestar la tasa de desempleo”, los sufijos, afijos, pronombres y prefijos como –re, el uso de palabras tan perfumadas y dulces al oído como “Prosperidad”, la utilización de las palabras largas como “Contrarrestar” y la suplantación de “Parados” por tecnicismos como -tasa de desempleo- (Que le suena mejor a nuestro subconsciente), son algunas de las técnicas utilizadas por los emisores seductores para hacer desaparecer el concepto negativo del enunciado.

El sonido es una de las partes más importantes en la manipulación por medio de las palabras; los psicolingüistas han demostrado que el sonido de dos palabras distintas se puede relacionar en nuestro “diccionario mental”, ya que captamos de sílaba en sílaba la palabra, es así como al decir la palabra “Caricia” nos acercamos al fonema “Cariño”, evocando en el subconsciente los dos conceptos.

El sonido de las palabras es el “Envoltorio de atracción que convierte en música los fonemas”; antes que el significado o el contexto de la palabra, el cerebro atiende a su sonido, seduciéndonos y convirtiéndose en un arma muy poderosa para los emisores manipuladores. Un poeta bien adiestrado en el arte de la seducción con las palabras nunca dirá, por ejemplo, “El ruido de la sierra en la rama del roble” sino que empleará el sonido bastante seductor y suave de la letra “s”, y lo reemplazará por “El sonido de la sierra en los surcos del sauce, frase mucho más poética que la anterior.

Sin embargo, la

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