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PRACTICAS DOCENTE


Enviado por   •  7 de Abril de 2012  •  589 Palabras (3 Páginas)  •  484 Visitas

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PRIMER CASO: DERECHO ROMANO

Lunes, nueve de febrero del año dos mil sesenta y cinco. Eran las dieciocho horas cuando Dana cerró con un suspiro, el último de los voluminosos libros de Derecho Romano, que hasta entonces había mantenido abiertos sobre la mesa-tocador de su cuarto, y con un bostezo se levantó del sillón donde había estado sentada desde la mañana. El día siguiente era el crucial en su vida, se presentaría al concurso que cubriría, por fin de manera definitiva, la Cátedra que había estado vacante desde que su abuelo, el gran y recordado Lautaro Reyes, la abandonara quince años atrás. La joven se sentía con legítimos derechos a ocuparla, no por el apellido que orgullosa llevaba, sino porque, pese a su escasa edad, contaba tan solo con veintiséis años, estaba convencida de que nadie sabía más que ella del tema. Sus dos competidores, un hombre y una mujer, ambos entrados en años, sólo aquilataban fatuidad y pedantería, con la que pretendían cubrir su supina ignorancia acerca de la materia. Cuyos secretos ella había bebido desde la cuna, a veces pensaba que antes de ello aún.

Fatigada, resolvió airear su cerebro, dando un paseo por el parque de la espléndida residencia de sus padres, ubicada en las afueras de Córdoba Capital. Así lo hizo, y muy pronto el sol poniente del verano acariciaba sus cabellos color caoba, mientras un vientecillo fresco hacía revolotear la corta falda rosada, que se arremolinaba en torno a sus muslos.

Tenía preparada su exposición, conocía el tema de memoria. Solamente le faltaba el remate final. ¿Cómo acabarla? Sin embargo allí, mientras sus sandalias hollaban el verde y bien cuidado césped, halló la solución. La terminaría con un caso práctico, del tipo de los que podían encontrarse en La Saga de los Publio Venator, aquella obra monumental, para entonces contaba con diez tomos, debida a Lautaro Reyes y su maestro, que era materia de consulta obligada para cualquier estudiante. Fascinada, jugó con la idea. Quizás ella podría escribir un nuevo capítulo, ¿porqué no el número uno? Que luego se incorporaría en las sucesivas próximas ediciones, que patrocinaría como nueva profesora titular. Algo atinente a la división en épocas del estudio de la materia, sería tal vez lo más adecuado. Los criterios que los manuales en uso seguían, jamás la habían convencido. Todos definían al Derecho Romano como el conjunto de leyes, normas y principios, que rigieron la vida del pueblo de Roma entre dos momentos históricos determinados. El primero de los cuales era, para ella, indubitable. El segundo no. Se resistía a considerar en la historia del derecho romano la existencia de un momento final. ¿Acabó alguna vez? No parecía razonable, porque de ser así, la Saga misma ya no sería Derecho Romano. Y para ella, para todos, sí lo era. Al igual que tantas obras e investigaciones, ya escritas y aún por escribir.

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