Teleología De La Escuela

“Teleología de la escuela”

La educación a lo largo de la historia ha sido definida como la crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes a través de la instrucción de la acción docente1, además de ser un ente necesario dentro de las vidas de los seres humanos, principalmente en lo que se refiere a la “formación de personas”. Con referencia a este caso, actualmente es muy discutido el rol que cumple esta institución, en mayor medida el modelo que posee esta para ser transmitida en los diferentes establecimientos educacionales que existen en nuestro país. A partir de esto se generan diferentes cuestionamientos, tales como, ¿es adecuado y verdaderamente efectivo el modelo que se utiliza en la educación?, ¿éste nos proporciona la libertad suficiente para desenvolvernos en nuestra vida?, ¿la escuela nos permite desarrollar habilidades más allá del conocimiento?

Actualmente la educación es una práctica a la cual se le han cuestionado una serie de elementos que las componen como la gratuidad o el pago de ésta, en lo que se centra también la “calidad de la educación”. Pero lo que no es común discutir es el verdadero rol que tiene la escuela o la educación en sí en nuestro desarrollo como personas, si verdaderamente la adquisición de conocimiento constante sirve de algo para enfrentarse a la realidad en la que se requiere algo más que sólo las ideas concretas de algunas áreas que son predispuestas por un sistema.

Con respecto a lo anterior, la discusión principalmente se centra en el modelo implantado por las autoridades consistente en una malla curricular en la que se exponen los planes de estudio que definen la organización de cada nivel escolar, además de que consignan las actividades curriculares que los estudiantes deben cursar y el tiempo mínimo semanal que se les dedica con el propósito de que los alumnos adquieran los conocimientos necesarios en los diferentes niveles, en consecuencia la acción docente es “guiada” hacia una forma de imponer las temáticas más allá de desarrollar libremente habilidades propuestas por ellos mismos o por la propia escuela en la que se encuentran, lo que responde a lo siguiente: “las escuelas no buscan otro desarrollo que el desarrollo curricular, están muy centradas en los propios contenidos”2.

A partir de esto se comienzan a desarrollar diferentes impedimentos, ya sea en las formas de hacer las clases como el contenido y manejo de éstas, y ese es el verdadero problema, que se viene haciendo lo mismo desde la época colonial (s. XIX): Salas de clases en las cuales el alumno debe mirar hacia el frente, y con esta postura debe adquirir conocimientos que en una etapa anterior han sido manipulados de tal forma que permita que éstos se transformen en una realidad indiscutible, aunque en la actualidad se ha intentado revertir esta situación a partir del desarrollo de métodos investigativos y la implementación de mayor cantidad de fuentes de información disponibles para todas las personas, pero esto es sólo en el ámbito del conocimiento, ya que en al momento de desarrollarnos como persona, estas fuentes (ya sea el profesor o un medio externo) no responden a aquello que debemos vivir en la realidad, por ejemplo, cómo se debe desenvolver una persona con naturalidad sin el desarrollo de la competencia, cómo explotar todas las habilidades que posee el ser humano, cómo se puede ser feliz, si te dicen que para hacerlo debes gran parte de tu niñez y toda tu adolescencia asistir a una habitación con cuatro paredes, y así a muchas interrogantes más, que se pueden basar tanto en lo empírico, en lo formal o en lo filosófico, que incluso pueden llamar la atención de quienes se encuentran no sólo en la parte estudiantil, sino que en aquellos docentes que se sienten presos del sistema y lo único que quieren es encontrar una forma más libre para enseñar a quienes posiblemente los procederán.

La generación de diferentes cuestionamientos nos debiesen llevar a alguna respuesta que nos permita llegar a alguna conclusión, pero, ¿se generan las interrogantes

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