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Enviado por   •  5 de Marzo de 2015  •  8.834 Palabras (36 Páginas)  •  166 Visitas

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El texto que sigue se publicó originalmente en Perspectivas: revista trimestral de educación comparada (París, UNESCO: Oficina Internacional de Educación), vol. XXIII, nos 3-4, 1993, Págs. 808-821.

©UNESCO: Oficina Internacional de Educación, 1999

Este documento puede ser reproducido sin cargo alguno siempre que se haga referencia a la fuente.

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JOSÉ ORTEGA Y GASSET

(1883-1955)

Juan Escámez Sánchez1

El problema de España es un problema educativo

Si hay una característica especial de Ortega y Gasset, que atrae la atención del lector, es su notable curiosidad: cualquier tema o acontecimiento de su tiempo, por pequeño que sea, le provoca interés y a él dedica atención, como es manifiesto en su abundante producción escrita2. Presenta nuestro autor ciertas peculiaridades que le diferencian del estereotipo que tenemos normalmente del filósofo, ya que su pensamiento parece no ofrecer la estructura de un sistema; la exposición de tal pensamiento la realiza, con frecuencia, en artículos de periódico, y sus trabajos más importantes son publicados en forma de ensayos; por último, la belleza literaria de sus escritos es tan sugerente y cautivadora que arrastra al lector, dificultando el análisis riguroso de las ideas que presentan.

Sobre la sistematicidad de la filosofía de Ortega, en dispersión temática y cualidades literarias, ya se han pronunciado personas competentes en los diversos campos del saber. En este perfil nos circunscribiremos al tratamiento de aquellas cuestiones que nos conduzcan a la comprensión de un aspecto orteguiano, a mi juicio importante y poco tratado; me refiero a la dimensión de Ortega como educador. Aunque él consideraba su vocación el cultivo del pensamiento, que para él no podía ser más que filosófico3, la gran pasión de Ortega fue la educación del pueblo español. Como ha demostrado Cerezo4, el motor del pensamiento de Ortega no es otro que su meditación continuada e intensa sobre el problema de España, por lo que su evolución intelectual no puede aislarse de tal preocupación. Desde esa clave es necesario interpretar sus actividades políticas, culturales y filosóficas. Tales actividades son proyectos de reforma sociopolítica del país, aunque orientados a distintos niveles y ámbitos de la realidad social. Ortega era, ante todo y sobre todo, un pedagogo de ámbito nacional, que buscaba la reforma y transformación de España; a ese fin todos los medios podían y debían ser usados: periódicos, revistas, libros, cátedra, política, etc.

La transformación del país es concebida por el joven Ortega como el proceso mediante el cual España se incorpora a la cultura europea. Así queda marcada la que él considera su vocación pública como intelectual, su destino de educador, casi de reformador social: empeñarse en poner a España a la altura cultural de Europa. La diversidad de planteamientos que, sobre la cultura, desarrolla Ortega, en conexión con el problema de España, nos servirá de guía para intepretar la evolución de su pensamiento, en el aspecto filosófico a la vez que en el pedagógico. ¿En qué forma desarrolló Ortega su función de educador? Como él repite constantemente, al hilo de las circunstancias.

Ortega y sus circunstancias

La comprensión de una persona nos exige rastrear su biografía, el desarrollo que ha ido teniendo su vida a partir de los diferentes contextos en los que le ha tocado vivir. Esa exigencia tiene una especial significación en el caso de Ortega, porque hace de ella uno de los temas centrales de su pensamiento. En una conferencia, pronunciada a propósito del cuarto centenario de Juan Luis Vives, nos expone su visión sobre el modo de hacer una rigurosa biografía5. Puestos a esa tarea, nos dice, intentamos reconstruir intelectualmente la realidad de un “bios”, de una vida humana; y vivir es para el hombre tener que habérselas con el mundo en torno; y este mundo es el mundo geográfico y el mundo social. A los efectos prácticos de una rigurosa biografía, lo decisivo es el mundo social en el que nacemos y vivimos. Ese mundo social está formado por personas, pero lo constituyen además los usos, gustos, costumbres y todo ese sistema de creencias, ideas, preferencias y normas que integran lo que se llama, un poco confusamente, la vida colectiva, las corrientes de la época, el espíritu del tiempo. Desde la infancia todo eso le es inculcado a la persona en la familia, en la escuela, en el trato social, en los libros y en las leyes. Una gran porción de ese mundo social entra a formar parte del yo auténtico que somos; pero también surgen en nosotros creencias, opiniones, proyectos y gustos que, más o menos, discrepan de lo vigente, de lo que se hace o se dice. En esto consiste el combate que es la vida, sobre todo una vida eminente.

¿Cuáles son los contextos, las circunstancias, con las que tiene que habérselas Ortega y cómo reacciona ante ellas? Los límites de un trabajo de este tipo nos obligan a considerar sólo aquellas circunstancias interesantes para la comprensión de la dimensión pedagógica de nuestro personaje6, prescindiendo, entre otras cosas, del análisis de las influencias recibidas en la elaboración de su pensamiento filosófico, objeto de investigación en excelentes trabajos7.

José Ortega y Gasset nació en Madrid el 9 de Mayo de 1883. Hijo de José Ortega Munilla y de Dolores Gasset, pertenecía por ambas ramas familiares a círculos muy representativos de la cultura y la política española de la época. Su padre, nada desdeñable escritor, era desde 1902 miembro de la Real Academia Española. Fue ante todo un periodista que ejerció su oficio en la sección literaria del diario El Imparcial, el más prestigioso de entonces; que había sido fundado por su abuelo materno, Eduardo Gasset, monárquico liberal. José Ortega y Gasset estuvo en el periodismo desde su juventud; a los 19 años publica su primer artículo. Estas circunstancias familiares tuvieron un peso decisivo en las preocupaciones por los problemas sociales y culturales de la sociedad española que le condujeron algunas veces a la política activa y siempre a considerar su actividad como un servicio a España. Su afición al periodismo y su preferencia por recurrir a la prensa como medio de exposición del pensamiento, así como su prurito de elegancia literaria, tuvieron, a mi juicio, su origen en el contexto familiar descrito.

En 1891, a los ocho años, ingresa como alumno interno en el colegio que

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