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Escuelas del presente. Escuela y porvenir


Enviado por   •  17 de Mayo de 2017  •  Apuntes  •  4.546 Palabras (19 Páginas)  •  482 Visitas

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Escuelas del presente

No hay institución en el país que albergue a tantos niños y jóvenes, que produzca tantos efectos y que, a la vez, se vea horadada por tantas influencias. Las condiciones de una modernidad liquida y el pasaje de la solidez del predominio estatal a la fluidez dominada por el mercado están trastornando las relaciones entre cultura y educación condicionando los modos de crear lazos y los objetivos de la transmisión de saberes.

Parece que la función de la escuela es actualmente instruir y capacitar para conseguir rápidamente trabajo, desde una perspectiva meramente economicista, su función primordial, es formar cierto tipo de subjetividad. Mientras que los más pequeños pintan, cantan, bailan, modelan esculturas en plastilina, etc. Los alumnos más grandes son alejados de lo artístico y sumergidos en lenguas o matemáticas.  “Al parecer el modelo de ciudadano que pretende configurar (hoy) la institución escolar es el de un individuo preparado para satisfacer la demanda del mercado laboral en detrimento de la capacidad creativa”.

La escuela socializa, sirve de puente e interfaz dentro/fuera entre la “intimidad” familiar y el “afuera” social que, como hemos planteado, ya está “adentro” como eximida. La escuela sigue siendo el primer espacio real en el que se experimenta lo diverso, donde se experimentan las diferencias donde se registra al otro y se recibe la mirada del otro.

Hay una nostalgia de la escuela sarmientan civilizadora y integradora y alimento metafórico, para el desempeño y el ascenso social que se sostenía, como señalamos, en el marco de un Estado que pretendía constituirse en protector y organizador, las alianzas lógicas se establecían entre padres, docentes, familia y escuela para brindar complementariamente crianza y educación a hijos y alumnos. La autoridad era conferida por el estado a padres, maestros y directivos.

Actualmente, cualquier lado del triangulo formado por niños, padres, adultos y escuela es altamente conflictivo. Es notable la falta de complementariedad entre padres y maestros quienes son, en definitiva, los adultos responsables de la educación de niños y jóvenes. Los padres tienden cada vez más a ubicarse de modo simétrico con sus hijos y a rebelarse ante la autoridad junto a ellos. Nos encontramos con el devarajuste actual donde hay una delegación de responsabilidades entre los distintos actores: los docentes acusan a la familia, las familias a las escuelas y los estudiantes a todos. Nos encontramos en una situación  inédita en las que los saberes que transmite un maestro o profesor y el reconocimiento de que gozaba se han ido devaluando progresivamente. Aun así, la escuela es la institución del estado-nacional extendida y ubicua, y aunque hay quienes proponen que podría haber formas alternativas de transmisión de saber, no parece que pueda ser remplazada en el corto plazo.

Un nuevo desafío que las nuevas condiciones de esta modernidad fluida plantean a una institución que debe modificarse sí que eso implique renunciar a su función de transmisora y formadora.

Escuela y porvenir

“La maestra en la escuela primaria cuando le pregunta a los chicos que quieren ser cuando sean grandes ellos responden: Famosos. Ella les pregunta para que y dicen: no se, pero quiero ser famoso.” Debajo de esa fantasía de fama hay otro sueño (una angustia en realidad)”de no disolverse ni permanecer en esa chatura gris, en esa masa insípida de producto sin rostro, el sueño de convertirse en un producto admirado, deseado y codiciado, un producto muy comentado que se destaca por sobre esa aglomeración informen un producto insoslayable, incuestionable, instituible”. La materia en la que están hechos los sueños de una sociedad de consumo es esa: transformarse en un producto deseable y deseado. Porque en “una sociedad de consumidores todos tienen que ser, deben ser y necesitan ser, consumidores por vocación, vale decir, considerar y tratar al consumo como una vocación.

El ideal de nuestra época es “enriquézcase”. La escuela pretendía ser agente de nivelación e integración social y formadora de ciudadanos, objetivos a duras penas figuran en el horizonte de las políticas actuales. Lo que se resta así es configuración y protagonismo ciudadano. Y futuro. Lo que se potencia, en cambio, a través de la globalización, es el protagonismo de los medios.

Esto se refleja en una tendencia a “comprar” hecho lo que antes se “cocinaba”, muchas veces a fuego lento, como es el caso de la transformación de un niño en ciudadano, es decir, la educación va pasando de ser una formación a ser una adquisición.

¿La misma escuela?

Antes se consideraba al alumno como alguien al que había que iluminar, una especie de página en blanco. Si antes se intentaba esperar, hoy el consumo no espera. Se procuraba igualar (guardapolvos mediante), ahora lo importantes es “estar primero”. Si antes un maestro, aun desconocido, era esperado en el aula con respeto por su investidura, ahora puede llegar a ingresar cuerpo a tierra para no ser alcanzado por los proyectiles, esa investidura siempre fue otorgada por el estado, pero también por la valorización social de los maestros (mal pagos, pero reconocidos en su función).

Hubo épocas en que la consistencia de la autoridad escolar podía resultar aplastante. Casi siempre coincidían con gobiernos dictatoriales. Lo que predomina son los efectos de destitución y fragmentación.

Nuestra época “nos acostumbró a dar por cierto que lo que sobran son personas y que lo que falta son consumidores”. Uno de los “síntomas” que se pretende silenciar en esta compleja escuela del presente es la existencia de niños desatentos e inquietos rotulados masivamente como ADD o ADHD, en este sentido, el empleo de técnicas clasificatorias que dan lugar a la postulación de estos cuadros – que como se convierte en una manera de depositar en el niño la responsabilidad de aprender.

Se transforma un problema educativo en un problema de aprendizaje, esto lleva a que se considere que hay miles y miles de niños que medicar cuando en realidad, tendríamos miles de chicos que generan dudas y cuestionamientos acerca de la institución escolar y los efectos de la época sobre ella y sobre la infancia, un problema que va mucho más allá de lo educativo y que la escuela enfrenta en una situación de desventaja respecto de otras formas de conocimiento que impregnan la cotidianeidad de los chicos.

Las dificultades de la escuela como institución, del aula como lugar de aprendizaje, del maestro como agente transmisor de saber son síntomas de una época en que la subjetividad de los niños no es la que era, ni como hijos ni como alumnos. Y en que la investidura del saber que padres y maestros detentaban ha perdido buena parte del rating que tenia.

Discípulos iluminados y modelados

Cuando se formaliza la situación de enseñanza, se considero que todas las personas podían aprender y que, partiendo de una desigualdad de medias (diferentes condiciones socioculturales), se podía llegar a una homogeneidad de fines: la formación de ciudadanos ilustrados. A fines que la institución moderna de la escuela, requiera y produzca disciplina entendida como espacio de saber recortado (en ese sentido se dice que la historia, por ejemplo, es una disciplina), actitud disciplinada considerada como “templo del saber”

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