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Derecho Laboral

aidamurillo10 de Septiembre de 2014

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“Solidaridad como consecuencia de la intermediación laboral en Colombia”

La relación social del trabajo surge conjuntamente con la aparición de los seres humanos sobre la superficie terrestre, porque ellos intercambian su hacer o el producto de éste en función de la sociedad, no se puede establecer otro carácter al trabajo que no sea social, de tal manera que el trabajo es consustancial a la sociedad y su desarrollo.

Las teorías científicas acerca del origen del hombre nos permiten identificar de manera objetiva que el trabajo es la evidencia que demuestra el proceso de evolución del “homo sapiens” al “homo erectus” y posteriormente, en el primer momento histórico de la humanidad: la Comunidad Primitiva, es la actividad humana productiva denominada trabajo lo que le permite enfrentar exitosamente toda esa serie de vicisitudes y alcanzar los grandes cambios que en cumplimiento del deber social se comienzan a entregar a la sociedad.

De este primer momento histórico deviene la utilización de los recursos que la naturaleza le entrega: la recolección de frutos silvestres; la caza y la pesca, son actividades laborales a las que dedican sus esfuerzos, que a la vez les permiten la satisfacción de sus necesidades básicas de alimentación y vestido, esta última, con el uso de las pieles de los animales cazados. El hombre se dedicaba a subsistir y no se colocaba en relación a la subordinación respecto a alguien, sólo tomaba lo que necesitaba de la naturaleza, pero como el hombre necesitaba agruparse para su sobre vivencia, comenzó a organizar el trabajo de su producción el excedente para intercambiarlo por otro (trueque).

Se confirma el carácter social del trabajo en este primer estadio inclusive por razones lógicas como “la debilidad del hombre aislado y la imposibilidad de producir y luchar con la naturaleza individualmente requerían que la propiedad sobre los medios de producción y el trabajo fuesen colectivos” (Carlos Marx 1884).

La materialización de este deber social se visibiliza a lo largo del proceso del desarrollo de la humanidad, que trataremos de sintetizar a través de un análisis breve de cada una de sus etapas, en función de la acción humana.

En la Roma Clásica el trabajo fue desde siempre considerado por parte de las altas esferas como indigno de los hombres libres. El comercio también era despreciado, salvo por Platón que veía en él una necesidad, pero a parte de él, la mayoría consideraba que el comercio debía ser nada más que un medio para ser dueño de las tierras; un comerciante, por más rico que fuese, no era nunca respetado debidamente si no era poseedor de tierras.

Platón mismo señalaba que una ciudad bien gobernada debía mantenerse por el trabajo rural de los esclavos y por el trabajo artesanal de los hombres de poca monta, para sostener a las vidas virtuosas, cuya característica fundamental era el ocio.

Es importante resaltar que por más que se despreciase el trabajo (en las altas esferas), los dignatarios políticos debían ensalzarlo, porque después de todo era el trabajo de la mayoría el que sostenía los placeres de una minoría. La ciudad “era una institución que se superponía a la sociedad natural humana, a fin de que sus miembros llevasen una existencia más elevada”. Los pobres no debían trabajar para colaborar con la ciudad sino para impedir que la miseria los incite al crimen. Según Isócrates, “se orientaba a la gente modesta al cultivo de la tierra y al comercio, porque se sabía muy bien que la indigencia nace de la pereza, y el crimen, de la indigencia”. Pero se despreciaba el campo, más que el campo, las labores campesinas; los notables vivían en las ciudades, no en el campo; desde las ciudades atendían los quehaceres financieros del campo, que como dijimos, era señal de admiración; siendo sin embargo admirada nada más que su posesión.

Los inicios de la edad moderna se caracterizan por el despertar del mundo urbano en Occidente, por el clima de intenso debate religioso que preludia la Reforma, por los síntomas de cambio en los comportamientos de la economía hacia formas precapitalistas y finalmente, por la alianza entre la ciencia y la tecnología.

A partir del Renacimiento, el hombre comienza a tomar conciencia respecto a sí mismo y con respecto a la naturaleza. La naturaleza es fuente de explotación, porque es moldeada y acondicionada dentro de la vida de los renacentistas; su morada es artificial, es el nacimiento de la modernidad. El hombre obtiene un nuevo modo de pensar, adquiriendo consigo su libertad y como consecuencia, contrae responsabilidad moral; por tanto, la dignidad designa la creación de la doctrina de los Derechos Humanos con el único fin de satisfacer las necesidades de las comunidades a las que se integra. El mundo, tal como lo conocemos ahora, es una mera respuesta a la modernidad, es decir, al suceso de cambios en el pensamiento del hombre, en donde su emancipación es uno de los rasgos principales, junto con el individualismo.

En el Renacimiento nace el valor del individuo y la dignidad se basa en la libertad del hombre. Al realizarse como seres humanos, su deber de individuo los invita a crear instrumentos que le sirven en su búsqueda de libertad y añade a su cotidianeidad una serie de máquinas (la imprenta inventada por Gutemberg, la máquina de hilar movida por agua de Arkwright y la máquina de vapor de Watt), creadas con la finalidad de una mejor forma de vida, un cambio radical del cual ni ellos tenían idea o imaginaron, iban a revolucionar las vidas de prósperas generaciones.

Descubren el ojo y la mano del hombre, generando la ciencia y poco después la tecnología; es un periodo en el cual el hombre comienza a liberarse y a conocer el mundo viéndolo como objeto, separándose de la visión teológica; de pertenecer a ella como otro objeto. El Renacimiento le hereda a la modernidad un racionalismo que reivindica para sí la ciencia y el progreso.

Al manifestarse su racionalidad instrumental, -como Max Weber le llama- el hombre reintegra el cientificismo, dando paso al cálculo de los medios más útiles para lograr un fin determinado. Es así que el pensamiento moderno conduce al hombre a crear aparatos tecnológicos. Detrás de la tecnología existe una secuencia de valimientos derivados de la modernidad y de la Revolución Industrial, la primera de las revoluciones tecnológicas.

El Industrialismo trajo consigo el uso de maquinaria para el proceso de producción, así como la libertad derivada del contrato de nómina de trabajo capitalista que deja fuera a la violencia, quedando centralizada en las autoridades estatales (puntos clave del nuevo sistema de clases). Las manos son sustituidas por esta nueva maquinaria, retribuyendo al centro de trabajo.

La democracia simboliza la libertad de los pasados atropellos hechos por autoridades incompetentes del periodo posmoderno; además, la política queda en manos de pocos, después de que la vida del individuo es cada vez más despreocupada ante el mercado en que se disputan los intereses propios.

Con la llegada del capitalismo, los medios de producción (tierra, trabajo y capital) son de la propiedad privada; la mano de obra es despojada de ésta, convirtiéndose en una mano de obra asalariada. Esta relación conforma el eje principal del sistema de clases. Las sociedades capitalistas se caracterizan por su innovación tecnológica: las instituciones y sus relaciones económicas son preponderadas por dichas innovaciones; el frenesí tecnológico se albergó en la máquina hecha por máquinas. Aquí hago hincapié en el empleo de la fuerza de trabajo, pues conlleva a un nuevo surgimiento del sistema de clases: al emplear hombres y mujeres en una situación de paro forzoso, son comprometidos a aceptar el trabajo en fábricas textiles.

Durante el capitalismo industrial había gran cantidad de pequeñas empresas (empresas familiares), que podían autofinanciarse, aunque cada vez iban a tener más necesidad de capital. Los medios de producción eran de propiedad privada y se concentraban en manos de la burguesía. El proletariado no tenía ninguna propiedad, sólo la fuerza de su trabajo, que vendía a cambio de un salario.

A lo largo del desarrollo de la historia del capitalismo, el proletariado se hace fuerte al unirse en protestas masivas y revueltas menores, provocando el hundimiento social a los gobiernos reaccionarios europeos e incitando visiones prematuras de un ocaso del capital en condiciones radicales, como las de Marx y Engels “quienes proponen la abolición del sistema de propiedad burguesa; mas no la abolición de la propiedad privada, lo cual es un mito largamente extendido; Marx propone el uso de las instituciones del estado, como por ejemplo, el uso de los impuestos para financiar la compra y distribución de los medios de producción a los trabajadores, que al paso del tiempo formará un mercado competitivo.”

Este nuevo pensamiento trae consigo el desarrollo de individuos o grupos que en su afán de mejorar las condiciones de los trabajadores explotados por la burguesía nace leyes laborales que eran muy necesarias, y paulatinamente comenzaron a aparecer para brindar al proletariado protección y apoyo. Es por eso que, los Derechos Sociales son una consecuencia de la Revolución Industrial.

El primer intento contemporáneo de Ley Social en el mundo fue propuesto por Michael Sandler, economista político inglés que en 1832 presentó ante el Parlamento Inglés un proyecto de ley destinado a reducir el número de horas de trabajo infantil. En 1848 se redujeron las horas de trabajo en Francia. En Holanda se hicieron las primeras regulaciones en las industrias en 1874. De la misma manera, surgieron en Italia, Alemania y Suiza leyes

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