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INVESTIGACION EDUCATIVA

camilaesaa2 de Marzo de 2015

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Resumen

Este artículo tiene como propósito presentar para la discusión y reflexión parte de una investigación mayor referida al papel que juega la investigación educativa en el marco de la crisis de paradigmas en las ciencias sociales y humanas y, ante la exigencia de nuevas perspectivas teóricas donde se postula la urgencia de reivindicar lo humano y cualitativo presente en la búsqueda del conocimiento de lo social y educativo. Se trata de una investigación teórica con carácter interpretativo y crítico de materiales seleccionados, relacionados con tema. De los hallazgos destaca que, en la búsqueda del conocimiento de lo social y educativo, han prevalecido razones epistemológicas, técnicas e instrumentalistas las cuales perfilan el quehacer del investigador educativo y orientan una manera particular de investigación.

Introducción

Cualquier reflexión en torno a la investigación educativa debe comenzar por la revisión de las concepciones que subyacen tanto en lo epistemológico y teórico como en lo metodológico del proceso investigativo, en conjunción con la investigación en ciencias sociales y en el marco de los paradigmas 62 El papel de la investigación educativa en la actualidad vigentes. En tal sentido, se postula que la investigación educativa tradicional está condicionada por la concepción positivista de la educación y de la sociedad, en la que se imponen teorías y metodologías que predeterminan la realidad contextual objeto de investigación y la forma cómo abordarla.

Por estas razones, en las perspectivas emergentes de tendencia humanista, al referirse a la investigación educativa, algunos autores coinciden en afirmar que existe urgencia de un replanteo epistemológico y teórico de la concepción y práctica tradicional de la misma por la poca o ninguna incidencia de los resultados en la toma de conciencia de la necesidad de reivindicar lo humano desde un plano crítico y comprometido a partir de la educación. Tal situación anima la presentación de este artículo con el propósito de propiciar la discusión y reflexión acerca del estado actual de la investigación educativa y las posibilidades de transformación en función de las nuevas propuestas paradigmáticas con base en la comprensión de lo socioeducativo desde lo humano y cualitativo.

El Contexto de la Investigación Educativa

La investigación educativa ha recorrido un camino marcado por el positivismo como paradigma establecido (Delgado, 2006), desde la concepción de ésta en el marco de la pedagogía experimental hasta ser utilizada como un instrumento para la reproducción del conocimiento; razón por la cual, en la actualidad, dicho paradigma se justifica en la investigación como la única posibilidad para la búsqueda, construcción y recreación del conocimiento de todo lo social y humano. Una teoría y práctica de investigación tradicional, en la cual se profundizan nociones positivistas de objetividad, racionalidad y verdad en las que el conocimiento tiene un papel instrumental en la solución de los problemas educacionales y donde persiste la tendencia a explicar desde un punto de vista técnico, social y educativo.

Hoy día, la investigación educativa de carácter positivista está siendo objeto de múltiples cuestionamientos en cuanto a sus prácticas y metodologías, como es, en primer lugar, el reduccionismo de lo humano, cuestión que, muchas veces impide comprender a cabalidad las diversas situaciones del contexto Flor Delgado de Colmenares 63 histórico y cultural, y, en segundo lugar, por lo restrictivo del método, el cual limita el abordaje del complejo escenario social y educativo actual. Entre los postulados críticos de la concepción positivista de la investigación educativa contemporánea, destacan las tendencias humanistas de carácter crítico (Tarrés, 2001; Delgado 2006), las cuales coinciden en la necesidad del retorno del sujeto y la revitalización de lo humano presente en los procesos sociales y educativos, en el marco de una perspectiva histórica, cultural y social, cuyo centro de interés sea la persona; su vida cotidiana; sus creencias; simbolismos, prácticas y el significado que dichas prácticas tienen para el entendimiento de lo socioeducativo. En esta encrucijada y en el marco de la transición paradigmática, se encuentran las ciencias sociales y humanas, con la asunción de nuevos paradigmas que demandan un giro cualitativo en el tratamiento de lo social frente al imperio del objetivismo e instrumentalismo como la única vía para la búsqueda del conocimiento. De allí que, acercarse con una visión crítica al estado de la investigación educativa, implica reconocer en la manera como ésta ha sido asumida y practicada, un particular carácter valorativo estrechamente relacionado con la concepción doctrinaria de la que ella se deriva. En tal sentido, los postulados actuales sobre la investigación educativa denotan la urgencia de un replanteo en las alternativas epistemológicas, teóricas y metodológicas tradicionales, por la poca o ninguna incidencia de los resultados de la investigación en la práctica educativa y por su poca o ninguna repercusión en lo social. En particular, hacen un llamado a la toma de conciencia de la necesidad de reivindicar lo humano desde un plano crítico y comprometido a partir de la educación.

El anterior planteamiento se afirma cuando Esqueda (2004, p.76) expresa: La necesidad de una reconstrucción teórica y el escepticismo ante la significación social de la investigación educativa no implica la ausencia de problemas que deben ser investigados o un debilitamiento de la capacidad investigativa de los científicos de la educación; se trata del 64 El papel de la investigación educativa en la actualidad desajuste y limitado alcance de la teoría existente y de los métodos y metodologías empleadas frente a los nuevos escenarios y actores sociales del presente, todo, como parte del vacío epistemológico actual, eje neural en el fondo de este problema, el cual generalmente se obvia. Se destaca, en el marco de la discusión seguida, que en la actualidad existe un vacío epistemológico y teórico en el deber ser de la investigación social frente al surgimiento de nuevos escenarios sociales y culturales con nuevos actores y problemas que merecen ser estudiados desde otras perspectivas y con nuevas metodologías. Por ello, el positivismo como paradigma dominante, en las últimas décadas está mostrando evidentes síntomas de agotamiento en su capacidad explicativa; y la teoría educativa, en consecuencia, se encuentra sometida a un problema de producción, al dejar de lado o por fuera aspectos significativos y particularmente importantes de la realidad socioeducativa contemporánea. Lo planteado, caracteriza la investigación educativa establecida en los proyectos educativos tradicionales, los cuales contienen directrices y metodologías que forman parte de la concepción positivista de la educación y de la sociedad, propia de la filosofía donde se inscriben los proyectos educativos, por lo que es preciso adentrarse en el contexto de la educación actual para reconocer y comprender las diferentes prácticas y procesos que en ella se llevan a cabo.

En este sentido, algunos autores, entre ellos Ávila (2005) y Colmo (2004), al referirse a las características de la investigación educativa tradicional, destacan la existencia de una concepción del ser humano como objeto de la educación y de la educación formal como un proceso dirigido al logro de una mayor productividad mediante el dominio de la técnica hacia la formación del capital humano para el desarrollo económico. Según los citados autores, la actividad educativa e investigativa también es objeto de planificación dentro de los patrones señalados, al poner en práctica programas de investigación de corte experimental en la búsqueda de la eficiencia de lo educativo y hacia la modernización social. Tales presupuestos teóricos y prácticos han ido facilitando un proceso educativo, el cual tiende a Flor Delgado de Colmenares 65anular la capacidad crítica de los individuos y promover la falta de identidad y compromiso para con lo social, es decir, ha conducido a la conformación de un ser de la educación a histórico, desarraigado y desidentificado

Lo anterior indica que la investigación educativa no es una actividad neutra sino que lleva implícita una intencionalidad, por lo que urge la promoción de la sensibilidad y de la toma de conciencia por parte de los actores del proceso educativo para identificar y cuestionar aquellos aspectos que desvirtúan la razón de ser de la investigación y de la educación. De esta manera, al contextualizar la situación anteriormente planteada en el marco de la crisis actual de la educación, puede decirse que esta crisis es una crisis humana. Esta situación no es reconocida como tal por gran parte de los investigadores educativos, según Delgado (2006), debido a que los mismos se encuentran imbuidos en prácticas de investigación legitimadas y establecidas como ciertas; razón por la cual dicha crisis, es percibida y tratada como un aspecto educativo que debe ser reformado más no transformado. Tratamiento que da lugar a un alto nivel de concentración en los esfuerzos investigativos realizados y una baja capacidad de resolución y de pertinencia en las soluciones o cambios que se producen. La anterior reflexión, no implica desconocer el papel que ha jugado el paradigma positivista y sus metodologías en la búsqueda del conocimiento de lo social y educativo, sino se trata de reafirmar que lo social no sólo es explicable desde lo cuantitativo; que el mundo de lo humano no es abstracto, sino que constituye una realidad concreta en esencia cualitativa y cuantitativa. De allí, la necesidad de promover la unidad en la diversidad epistemológica,

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