PSICOMOTRICIDAD
yenifabi1020Trabajo3 de Abril de 2021
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Texto de apoyo
ASIGNATURA PSICOMOTRICIDAD
Carrera Educación Física para la Enseñanza Básica
Universidad Andrés Bello. Sede Viña del Mar
SEGUNDO SEMESTRE 2010
PROFESORAS:
TEGUALDA ALARCÓN J.
PAULA LAMAS S.
*** El presente texto es extraído del documento Psicomotricidad: Un diagnóstico en escuelas especiales de Valparaíso y Viña del Mar.
Seminario de tesis de las Autoras: Valentina Anahí Flores Longchamp y Faisol Del Carmen Nanjarí. Profesora Guía: Mg Tegualda Alarcón Jiménez
El movimiento es una actividad natural, espontánea, que no sólo permite desplazarse o manipular objetos, sino que forma parte de nuestro desarrollo integral, es uno de los pilares centrales de desarrollo humano.
Muñoz (2003) explica que existe una relación entre el dominio motor y el dominio cognitivo: el movimiento, la experiencia, la percepción y la cognición son elementos interdependientes que se relacionan constantemente. Para producir un movimiento es necesario la cognición, los movimientos permiten a la persona descubrir el entorno y de éste modo adquirir experiencias sensorio-motrices. Al ser integradas entre sí, las experiencias sensorio-motrices generan percepciones, que al organizarse, desarrollan la cognición. Existe, entonces, una reversibilidad entre razonamiento y movimiento. Es irrefutable que el psiquismo se desarrolla en conjunto con el cuerpo, los individuos se ubican y se mueven en un espacio determinado que les permite conocerse, logrando paulatinamente la adquisición de las nociones básicas como el esquema corporal, la orientación temporal y espacial, que le permiten establecer relaciones tanto, con las demás personas, como con los objetos que lo rodean. Las conductas son las expresiones de la mente a través del movimiento, es decir, éste es una vía para desarrollar la inteligencia, pero antes el individuo debe conocer su propio cuerpo y las posibilidades de acciones que puede hacer con él.
Pero la importancia del movimiento para el desarrollo cognitivo es fundamentado por varios autores. Piaget (1975) confirma la existencia de esta relación cuando establece los estadios de desarrollo del niño. Para el autor, el conocimiento es construido por el niño a través de la interacción de sus estructuras mentales con el ambiente. El período sensoriomotriz (0 a 2 años), es la etapa en la cual, claramente, se ratifica la importancia del movimiento. “Aquí la estimulación sensorial es directamente transferida a una respuesta motriz y el movimiento resultante de ésta produce, posteriormente, estimulación sensorial (Muñoz, 2003 p. 134).” Piaget (1975) describe este estadio como un período en donde la inteligencia es práctica, la percepción y el movimiento juegan un rol clave permitiendo al niño organizar su mundo, desarrollar la permanencia de los objetos o coordinar desplazamientos espaciales y secuencias de tiempo. La etapa de desarrollo psicomotor hasta los tres años está marcada por el desplazamiento corporal (gateo, marcha) y la impulsividad de los movimientos debido a la insuficiencia de regulación del freno inhibitorio. A los tres años de edad, la adquisición paulatina del freno inhibitorio aumenta la precisión de los gestos.
Durante la etapa preescolar (A partir de 4 años) el niño está en periodo de maduración intelectual y motriz, la impulsividad disminuye, aparecen progresos en la coordinación visomotora y se desarrolla el garabateo. El niño emprende aprendizajes que le serán necesarios para la realización de los movimientos mecanizados (Molina, 1981).
A los 6 años, el sistema nervioso del niño adquiere el grado de madurez necesario para iniciar el aprendizaje escolar, a esta edad el niño ingresa en el sistema educativo; el juego y las actividades perceptivo-motrices refinadas se incrementan. Es una fase en la cual el aprendizaje de habilidades cognitivas es intenso, además, al entrar en un nuevo ambiente, el de la escuela, el niño se ve enfrentado a una serie de cambios como: interactuar con un grupo numeroso de pares; independizarse de sus padres; el acercamiento al mundo de los adultos con sus reglas, valores y enseñanzas. Es un periodo hecho de experiencias inéditas, qué sin dudas aportan nuevas aptitudes motrices al niño (Muñoz, 2003).
Los niños se expresan por medio del movimiento, se relacionan paralelamente con los objetos y personas. Al inicio, los objetos son utilizados por los niños en la acción dinámica, así el niño descubre los objetos, los manipula y desarrolla actividades simbólicas. Una escoba puede ser un caballo, una escopeta o un micrófono, asimismo; están colmados de una indiscutible afectividad. Sin embargo, la relación con los objetos cambia debido a la función que el niño ejerce en él. El objeto se hace estático, se organizan en diferentes distribuciones, pasan a ser un punto de referencia para una actividad motriz dinámica. A partir de esta nueva dinámica el niño descubre que puede manejarlos de diferentes maneras: logra saltar la cuerda y puede jugar con ella; atar un auto para luego tirarlo; jugar adentro de los aros, saltarlos y desplazarse en diferentes direcciones. Inconscientemente, el niño utiliza estructuras topológicas. Surge así el cambio entre la posición del objeto respecto a si-mismo, a la posición del “yo” respecto éste, cuando la vivencia con el objeto a culminado el nivel corporal, es decir, cuando ambos han estado continuamente en reciprocidad, el niño comienza interesarse por los objetos en sí, independiente del uso del cuerpo (Aucouturier & Lapierre, 1985).
Todo aquello comprueba la existencia de un paralelismo entre el desarrollo de las funciones motrices y el movimiento; de la acción y las funciones psíquicas. A partir de esto, la Psicomotricidad puede ser abordada de desde distintas perspectivas: la Psicomotricidad como función del ser humano que integra tanto la psiquis como la motricidad; la Psicomotricidad como un área de conocimiento y por último como conjunto de metodologías o disciplina que a su vez puede ser educativa-preventiva, reeducativa, terapéutica que a través del movimiento busca contribuir a un desarrollo armónico de la persona (De Liévre, 1993).
En el transcurso de los años, la Psicomotricidad ha sido el centro de interés de investigaciones realizadas por diversos actores sociales como; psicólogos, médicos, neurólogos, pedagogos y terapeutas. Las investigaciones han demostrado que la Psicomotricidad, como esencia del ser humano, es la base para todo aprendizaje, asimismo, es un componente importante para el desarrollo de la personalidad.
El concepto de Psicomotricidad ha sido definido por diversas corrientes teóricas, las aportaciones de los diferentes autores está influenciada por la formación, época y corriente con la cual se identifican. Las definiciones han evolucionado con el trascurso de los años, cada teórico ha aportado características exclusivas a su acepción, sin embargo, cabe destacar que es recurrente encontrar diferentes nomenclaturas para referirnos al mismo concepto como; educación psicomotriz, motricidad, educación vivenciada, expresión dinámica, expresión corporal, educación motriz, motricidad relacional, psicokinesia, educación física de base, etc. (Pastor, 1994). Las interpretaciones teóricas y prácticas que han contribuido al estudio de la Psicomotricidad enfatizaron este concepto, no sólo en la relación entre las estructuras cognitivas, la acción motriz y la afectividad, sino que se reconoce como un componente integral de cada individuo, que permite desarrollarse en los diferentes contextos donde vive (Valdés, 2005).
Porot (1955; en Valdés, 2005) plantea que la importancia de la Psicomotricidad radica en las funciones psíquicas y en la acción motriz. Estas funciones permiten al individuo desarrollarse y convivir en sociedad. Lapierre (1985; en Pastor, 1994.) plantea que todo movimiento es indisociable del psiquismo, lo que implica a la personalidad en su totalidad. Así mismo, como el psiquismo trabaja en conjunto con el movimiento, también existe una interrelación con otro elemento que es fundamental: la afectividad.
Desde otro punto de vista Picq & Vayer (1969; en Valdés, 2005.) manifiestan que la Psicomotricidad es una acción pedagógica y psicológica que tiene como objetivo mejorar la conducta del niño.
El concepto de Psicomotricidad emerge con el objetivo de explicar los fenómenos patológicos, que el modelo anatomoclínico carecía de sustento para expresar dichos fenómenos (Pastor, 1994). En el año 1907, las investigaciones del francés Dupré establecen una relación entre las patologías psiquiátricas con los comportamientos motores. Además, describe el Síndrome de Debilidad Motriz, definiéndolo como una incapacidad o dificultad de relajación del músculo, ligada a factores orgánicos y emocionales, dentro de esta patología están las paratonías. Tras realizar estudios neurológicos se determinó que no existía una reciprocidad entre lesión y síntoma, posteriormente a este estudio, surge el término de trastorno motor, definido como la difusión o desorganización del acto motriz (Valdés, 2005). Posteriormente a las investigaciones de Dupré, se incrementan nuevos aportes que permiten la evolución de este concepto. El psiquiatra francés Heuyer (en Pastor, 1994) enfatiza la relación entre el desarrollo de la motricidad, de la inteligencia y de la afectividad. Esta relación entre la afectividad y los desórdenes motrices fueron mencionados con anterioridad en la teoría del psicólogo Wallon, manifestando que a través de la emoción el niño accede a la vida psíquica.
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