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Enviado por   •  20 de Mayo de 2013  •  2.010 Palabras (9 Páginas)  •  284 Visitas

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EL DIAGNOSTICO PSICOPEDAGOGICO

DEFINICION

En este planteamiento nos interesa resaltar algunos aspectos. Un primer concepto que se manifiesta es la idea de proceso, opuesta a la de intervención puntual. Hablamos de proceso por que se trata de una secuencia de actuaciones –sin que en muchos casos se pueda marcar un final claramente delimitado- que tienden a la transformación de una situación inicial.

Otra noción implícita en el diagnóstico psicopedagógico es el análisis de las dificultades del alumno en el marco escolar. En esta valoración, intervienen como mínimo dos profesionales. En primer lugar, el psicólogo como especialista, pero también, y esto es importante, el maestro, que es quien conoce al alumno en situaciones cotidianas de aprendizaje. Ambos profesionales trabajarán estrechamente y se corresponsabilizarán del proceso de conocimiento y valoración de las distintas dificultades del alumno, en otros términos, en el diagnóstico psicopedagógico la exploración de la problemática del alumno no recae únicamente en el psicopedagogo, si bien éste es el elemento esencial, sino que también se hace participe al maestro que aporta una visión complementaría fundamental.

De una manera más lejana, otro campo a que hace referencia el diagnóstico psicopedagógico es la comunidad social del sujeto. En este sentido, querríamos manifestar que nuestro trabajo se coordina con el de otros profesionales que intervienen a nivel social. Como vemos, el diagnóstico psicopedagógico reposa sobre diversos sujetos y sistemas muy interrelacionados.

SUJETOS Y SISTEMAS IMPLICADOS EN EL DIAGNÓSTICO PSICOPEDAGÓGICO

LA ESCUELA

Teoría sistémica, como un sistema abierto que comparte funciones y se interrelaciona con otros sistemas que integran todo el entorno social. De entre estos sistemas, es el familiar el que adquiere una entidad más relevante en el tema educativo u así, en la actualidad, vemos la escuela y la familia en interrelación continúa, aunque no siempre se consignan actuaciones adecuadas, ya que muchas veces actúan como sistemas contrapuestos más que como sistemas complementarios. Esta diferenciación quizá venga marcada por el hecho de que la escuela es un organismo sobre el cual muchas otras instituciones hacen confluir exigencias y actuaciones diversas, muchas veces no coordinadas e incluso aparentemente contrapuestas. En la práctica diaria podemos constatar cómo las diferentes administraciones –local, autonómica, estatal- plantean a la escuela objetivos diversos que pueden dispersar sus actuaciones. Asimismo, los padres, desde diferentes niveles socio-culturales, suelen esperar de la escuela tareas educativas muy diversas.

En otro nivel, la sociedad otorga a la escuela la misión de educar e instruir a los alumnos a fin y efecto de que se integren lo más plenamente posible como seres individuales y con criterio propio para abordar temas diferentes, tanto los relativos a su madures personal como los referidos a su integración social. Por tanto, la escuela no puede actuar por su cuenta; hay otro sistema más amplio, la administración del Estado, en el que está inmersa y que es el que propone los objetivos mínimos que ha de conseguir cada alumno al acabar la enseñanza obligatoria. Así pues, podemos considerar que, por lo que se refiere a los objetivos finales, la escuela tiene a la homogeneización. Además, el actual sistema de niveles (corregidos en parte por la idea de ciclo) que agrupa a los alumnos por edades, refuerza todavía más esta posible uniformización de los alumnos, también hay otros elementos que ayudan al tratamiento igualitario de los alumnos, como son, entre otros, el tipo de formación básica que reciben los educadores, la sobrecarga de gestión escolar que padecen en detrimento del tiempo dedicado a la revisión de la práctica educativa y, finalmente, cierta tradición e inercia en el modo de abordar los problemas didácticos, que consiste en considerar sobre todo lo que es genérico y común frente a las necesidades individuales y particulares.

EL PROFESOR

La estructura actual del sistema educativo, y todavía más la reforma de la enseñanza prevista, sitúan al maestro como un profesional que ha de pertenecer y actuar en diferentes subsistemas al mismo tiempo.

El maestro tiene la responsabilidad de potenciar el desarrollo de todos sus alumnos mediante el aprendizaje de una serie de diversos contenidos, valores y hábitos. El maestro, al mismo tiempo que recibe presiones en el sentido de cambiar actitudes asimiladas tradicionalmente por la sociedad (véase por ejemplo, la demanda de la integración educativa de alumnos con necesidades educativas especiales cuando la sociedad es segregadora), también siente que su tarea es poco importante y poco valorada. Esta contradicción se vive constantemente en los centros y provoca muchos problemas en la práctica diaria.

En todas estas situaciones lo más importante es que el psicopedagogo aprenda a entender la demanda hecha, que se establezca una situación de comunicación

que lo permita y que adecue la respuesta a la solicitud efectuada, definiendo el papel que puede y quiere llevar a cabo. Así, es importante que aclare lo que se le pide, tal como veremos más adelante cuando hablemos de los diferentes momentos del proceso diagnóstico.

EL ALUMNO

Cuando hablamos de un alumno de una escuela, entendemos que estamos refiriéndonos a una persona que juega c uno de los diferentes roles que tienen lugar durante la vida. Así, consideramos que es importante no perder de vista la globalidad de la persona intentando no verlo nada más como alumno olvidado los otros sistemas en que está inmerso.

Hemos señalado que nuestra concepción del alumno es eminentemente constructiva. Consideramos al alumno como un sujeto que elabora su conocimiento y su evolución personal a partir de atribuir un sentido propio y genuino a las situaciones que vive y de las cuales aprende. En este proceso de crecimiento, tienen un papel primordial la capacidad de autonomía de reflexión constante con los sujetos de la comunidad. En nuestro modelo de intervención, aceptamos de entrada la designación del niño con dificultades como causa del problema porque pensamos que es así como lo siente el maestro, y que es el motivo que le provoca angustia y bloqueo. De todas formas, lo que intentamos es ampliar siempre el campo de observación, es decir, mostrar una visión más amplia de la situación teniendo en cuenta la valoración del niño como persona en relación

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