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Inclusion


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2012  •  3.246 Palabras (13 Páginas)  •  319 Visitas

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El enfoque de la educación inclusiva

Los principios y marco conceptual que constituyen la base de la educación inclusiva. A la luz de estos principios, los gobiernos han asumido compromisos para su incorporación en las políticas educativas o legislaciones con el propósito de lograr sistemas educativos inclusivos.

La educación inclusiva se refiere a la capacidad de las escuelas de atender a todos los niños sin exclusiones de ningún tipo. De acuerdo a esto, la inclusión significa crear escuelas que acojan a todos los alumnos independientemente de sus condiciones personales, sociales o culturales. Escuelas que valoran las diferencias de los alumnos como oportunidades para el desarrollo tanto de los estudiantes como de los profesores, en lugar de considerarlas como un problema a resolver.

Analizar las manifestaciones de la diversidad en la educación y entrega pistas sobre las condiciones que es necesario generar desde el sistema educativo para abordar la amplia gama de diferencias que presentan los alumnos y asegurar la participación y el aprendizaje de cada uno de ellos en el marco de una escuela común a todos.

Desde esta perspectiva, señala algunos lineamientos y estrategias para el tránsito hacia una educación más inclusiva examinando las barreras que obstaculizan este proceso de cambio educativo.

El imperativo de hacer realidad las declaraciones y compromisos internacionales adoptados por los países de América Latina y el caribe para hacer efectivo el derecho de todos los niños y niñas a la educación, la participación y la igualdad de oportunidades, junto con los aportes de los enfoques pedagógicos actuales, han conducido durante las últimas décadas, a un importante cambio conceptual en materia educativa.

En este sentido, se perciben señales claras de una visión diferente de la educación que recupera su naturaleza y función al adoptar la perspectiva de Educación para Todos que tiene más en cuenta la diversidad como elemento que enriquece el aprendizaje, así como el desarrollo personal y social.

Como afirma Rosa Blanco (2002), a pesar de la gran expansión de la educación básica en América Latina y de los actuales procesos de reforma educacional que están realizando la mayoría de los países, en los que se persigue una mejora de la calidad y equidad de la educación, persiste la desigualdad de oportunidades educativas. Estos avances no se han acompañado de respuestas eficientes de los sistemas educativos a las diferencias sociales, económicas, geográficas, lingüísticas, culturales e individuales, lo que ha conducido a un alto nivel de analfabetismo funcional, de repetición, ausentismo escolar y exclusión.

Crear las condiciones para el desarrollo de escuelas para todos y con todos, que garanticen una educación de calidad con equidad, implica transformaciones en los sistemas y políticas educativas, en la organización y funcionamiento de las escuelas, en las actitudes y prácticas de los docentes, así como en los niveles de relación de los distintos actores; es decir, supone toda una cultura educativa diferente.

Si coincidimos en que todos los niños, niñas y jóvenes tienen derecho a una educación de calidad, entonces, como señala B. Lindquist, “no son nuestros sistemas educativos los que tienen derecho a ciertos tipos de niños. Es el sistema escolar de un país el que hay que ajustar para satisfacer las necesidades de todos los niños”.

Desde esta perspectiva, uno de los mayores desafíos que enfrentan los países de la región, es como avanzar hacia una escuela más inclusiva o comprensiva que de cabida a todos los niños y al mismo tiempo reconozca las diferencias individuales como un valor a tener en cuenta en el desarrollo y la concreción de los procesos de enseñanza-aprendizaje; una escuela que debe adaptarse a la diversidad de características, capacidades y motivaciones de sus alumnos para dar respuesta a las necesidades educativas de cada uno de los niños y niñas, de forma que todos progresen en su aprendizaje y participen en igualdad de condiciones. Desde esta visión, todos los alumnos debieran beneficiarse de una enseñanza adaptada a sus necesidades y no sólo los que presentan necesidades educativas especiales.

En definitiva, la educación inclusiva significa que todos los niños y niñas de una determinada comunidad aprendan juntos independientemente de sus condiciones personales, sociales o culturales, incluidos aquellos que presentan una discapacidad. Se trata de un modelo de escuela en la que no existen requisitos de entrada ni mecanismos de selección o discriminación de ningún tipo.

La inclusión implica identificar y minimizar las barreras para el aprendizaje y la participación y maximizar los recursos que apoyen ambos procesos. Las barreras se pueden encontrar en todos los aspectos y estructuras del sistema: en los centros educativos, en la comunidad, en las políticas locales y nacionales. Estas no solamente pueden impedir el acceso al centro educativo sino también limitar su participación dentro del mismo.

La diversidad en la escuela Tradicionalmente la escuela ha estado marcada en su organización por criterios selectivos, como consecuencia del enfoque homogeneizador de la enseñanza y la clasificación del alumnado. Ello asimismo, se refleja en un modelo caracterizado por la uniformidad de la aplicación del currículo, amparado en la supuesta homogeneidad de los alumnos y por lo tanto, el estudiante que no se adapta al sistema queda postergado, se le excluye o se le deriva a especialistas.

Dado este esquema de discriminación y de exclusión de la diversidad, la escuela ha contribuido a profundizar las desigualdades más que a compensarlas.

Para equiparar las oportunidades, los sistemas educativos tienen que emprender una reforma estructural y organizativa sustancial, cuya característica más importante es la flexibilidad tanto en lo que refiere a las formas de agrupamiento como al currículum.

De allí que no se ha de insistir tanto, en las desventajas o deficiencias del educando, sino en los modos de comprender mejor el contexto educativo donde se manifiestan las dificultades educativas, haciendo más adecuado y accesible el curriculum.

Cuando el sistema educativo logre un ajuste real y de respuesta a la diversidad de la población escolar, recién en ese momento estará asegurado el derecho de todos a una educación de calidad. En este sentido, el reconocimiento y abordaje de la diversidad constituye el punto de partida para evitar que las diferencias se conviertan en desigualdades y desventajas entre los alumnos.

Esto no significa reclamar la uniformidad

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