La Disiplina En La Escuela

LA DISCIPLINA EN LA ESCUELA

El término disciplina escolar refiere a las regulaciones en una escuela para mantener el orden y garantizar la educación de los educandos. Es la obligación que tienen los docentes de seguir un código de conducta conocido por lo general como reglamento escolar. Esto solo no basta, sino que aquí influyen diversos factores como la edad de nuestros alumnos ya que en niños muy pequeños muchas conductas problemáticas surgen porque no han aprendido todavía una forma aceptable de hacer las cosas. Algunas veces el problema es que los chicos simplemente no saben qué es lo que se espera de ellos, mientras que en otros casos tienen una ligera idea pero son incapaces todavía de comportarse de una forma adecuada es ejemplo de esto el esperar su turno, pedir las cosas con educación, estarse quieto o dejar de hablar. Pero en el caso de que los alumnos sean mayores, es menos probable que los problemas se deban a ignorancia de los procedimientos establecidos y a su incapacidad para comportarse bien ; lo normal es que los motivos sean el olvido, un desconsideración de las normas establecidas, aburrimiento, problemas de convivencias con otros niños , o el propósito deliberado de perturbar la clase o molestar tanto al docente como a sus pares.

Es importante que el docente se de cuenta, a medida que crecen los alumnos, de la necesidad de modificar los mecanismos de atribución de sus conductas a un motivo u otro pues requieren técnicas y dedicación especiales adaptadas a sus distintas edades, así como grandes dosis de paciencia por parte del educador, de modo que la clave para un buen control de la clase consistirá en comprender lo que realmente desencadena las diversas conductas del niño y los métodos más adecuados para encauzarlas.

Por lo general en el contexto áulico surgen problemas de indisciplina directamente relacionados con el entorno socioeconómico inferior llevando esto a que aquellos de un nivel socioeconómico superior discriminen, dejen de lado a sus pares provocando conflictos innecesarios.

Es importante comprender porque un niño se está portando mal antes de decidir que medidas tomar ya que esto supone una gran responsabilidad por parte de los maestros y les exige una alta capacitación profesional. También hay que tener en cuenta que en un grupo no todos los alumnos son iguales ya que hay aquellos que tienden a ser líderes y al cual sus pares admiran y respetan; otros que son considerados estrellas y que gozan de una popularidad especial pues se destacan en algo y por último están los aislados que son los ignorados por el grupo, se convierten en los bufones de la clase, dispuestos a hacer el ridículo para ser aceptados.

Aquí la escuela debe ser consciente de las necesidades individuales de sus alumnos y preocuparse por ellas de una forma constructiva ya que el plan de estudios es percibido por los alumnos como interesante y adecuado a sus necesidades y es menos probable que se produzcan las situaciones de aburrimiento y frustración que derivan en bullicios.

También pueden producir problemas de conducta en la clase cuando sin darse cuenta el docente a través de los exámenes toma una postura competitiva, cuando se ve obligado a seguir un programa preestablecido sin atender las sugerencias de los alumnos, aulas demasiado saturadas.

3)Estrategias necesarias que debe poseer todo docente para trabajar con los niños “indisciplinados”

La mayoría de las conductas humanas son aprendidas. Por lo tanto, si por alguna razón resultan inaceptables, podemos ayudar a las personas a olvidarlas y a sustituirlas por otras más apropiadas. Es importante saber que si deseamos ayudar a alguien a que olvide conductas indeseables y a que las sustituya por otra más adecuada, debemos cambiar la forma de recompensarle o no por sus actos, ya que el alumno puede haberse dado cuenta desde un principio, por lo que habrá aprendido, en consecuencia, una serie de estrategias diferentes que aplicará.

El docente debe tener en cuenta la conducta del alumno, sus consecuencias y el contexto en el que se desarrolla. Si estudia esas tres variables, el educando entenderá con mayor claridad lo que esta ocurriendo realmente, cuando se produce una mala conducta, qué estrategia habrá que encarar a ese mal comportamiento y cómo estimular una conducta más razonable en su lugar.

Lo primero que tiene que hacer el docente frente a una determinada situación de indisciplina en el contexto áulico será sentarse, proceder a una recapitulación objetiva de lo que sucede en la clase, y establecer una lista detallada de las conductas del niño concreto que esté creando problema. No sirve de nada limitarse a escribir algo así como niño “bullicioso” u hostil sino que necesitamos saber las conductas precisas que configuran esos términos.

Por el simple hecho de descomponer la conducta difícil del niño en sus diversos elementos, el educador tendrá ya la impresión de que está empezando algo constructivo. Anotar frente a cada conducta negativa del alumno la respuesta usual que ofrece el educador a esa conducta y replantearse así la actitud que toma.

Una vez que este haya establecido las listas de conductas y las respuestas correspondientes, será posible observar la aparición de diversos refuerzos de la conducta del alumno. Si el niño se da cuenta de que una acción particular divierte a sus compañeros y les predispone en su favor, es probable que la repita a la primer oportunidad. Es posible que esos actos libren al alumno de hacer algo que le disguste, por ejemplo, cuando se encuentra incapaz de responder a una pregunta difícil del profesor y éste termina entonces dejándole por imposible.

La elaboración de las listas tiene ventajas, que ayudan al profesor a analizar con mayor detalle la influencia del castigo en la conducta del niño. De igual manera que la conducta que se refuerza tiende a repetirse, asimismo la conducta que es castigada tiende a desaparecer.

Una observación sin mayor trascendencia al padre del alumno en una reunión con padres y familiares, o el comentario al pie de un informe de fin de trimestre también es de suma importancia a la hora de querer revertir una situación áulica.

El niño da guerra solo cuando se le regaña ante los demás, el docente debe tener mucho cuidado de reprenderlo o hablar con él en privado o asegurándose de que no oiga el resto de la clase.

Es cada maestro quien decidirá individualmente que clase de malas conductas deben ser objeto de atención prioritaria. Una buena estrategia

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