Sub Proyecto: Ética en Educación Superior
rimadec14Ensayo28 de Febrero de 2018
2.812 Palabras (12 Páginas)213 Visitas
República Bolivariana de Venezuela Universidad Nacional de los Llanos Occidentales “Ezequiel Zamora” – UNELLEZ Maestría en Ciencias de la Educación Universitaria |
Cohorte 2016 Sub Proyecto: Ética en Educación Superior Facilitador: Prof. Luis Gómez Maestrantes: Mariela Rivero Danis Soto José Torrealba Víctor Páez |
[pic 1]
Educación en valores: Ética y educación superior
Hablar de la importancia de la educación en valores a nivel universitario, implica realizar un análisis sobre la ética respecto de la educación superior y su entorno.
Sin duda alguna, existe un vínculo indisoluble entre la universidad y los diversos factores que integran la sociedad, que involucran la familia, los sectores productivos y las instituciones tanto públicas como privadas, lo cual necesaria u obligatoriamente establece una relación con un conjunto mínimo de valores, que permiten la vida en sociedad y en democracia.
Ahora bien, frente a estas circunstancias surge el interés de indagar sobre el tema de educar en valores en la educación superior en el marco de la ética, para lo cual nos planteamos entonces dos interrogantes: ¿Cuál es la importancia de educar en valores a nivel de la educación universitaria? Y ¿Cuáles son los principales valores básicos que deben ser estimulados en la educación universitaria?
Antes de entrar en consideración de las anteriores interrogantes, es menester definir tres elementos fundamentales para el análisis propuesto, a saber: ética, valores y educación.
En primer lugar, según el diccionario Larousse (2001) la ética “es la parte teórica de la valoración moral de los actos humanos, así como también el conjunto de principios y normas morales que regulan las actividades humanas”.
Pues bien, de acuerdo a esta definición, la ética se refiere principalmente a la moral, esa moral que desde pequeños nuestros padres, abuelos y familiares nos fueron inculcando en el transcurrir de los años, con el firme propósito de formar hombres y mujeres de bien. Podemos entonces inferir, que la ética como marco de nuestra educación, nos brinda la satisfacción de realizar las cosas con principios y valores.
En ese mismo orden de ideas, el diccionario Larousse (2001) establece como definición de valores, que los mismos “son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. También, son fuente de satisfacción y plenitud.”
Por su parte, nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), nos define en su artículo 102, la educación, de la siguiente manera: “la educación es un servicio público y está fundamentado en el respeto a todas las corrientes del pensamiento, con la finalidad de desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad en una sociedad democrática basada en la valoración ética del trabajo y en la participación activa, consciente y solidaria en los procesos de transformación social consustanciados con los valores de la identidad nacional, y con una visión latinoamericana y universal".
En consecuencia, tomando en cuenta esas tres definiciones señaladas, es evidente que se debe conjugar en ese contexto, la educación, la ética y los valores; y dirigirlos a nuestras universidades, a nuestros jóvenes. En ese sentido cabe señalar parte del contenido del artículo 26, numeral 2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el cual determina: "… la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los Derechos Humanos y a las libertades fundamentales…", ONU (1948) pág. 9.
En ese marco, parafraseando a De Valera y Páez (2007), consideramos que es sumamente importante hablar de valores, ya que estos constituyen en la actualidad una necesidad de orden mundial, pues hay una crisis de valores porque los valores se han perdido; es urgente inculcar valores en los ciudadanos y de manera particular en los estudiantes universitarios.
Así, partiendo del supuesto que todas las personas entendemos lo mismo sobre la naturaleza de los valores, De Valera y Páez (2007) consideran que se hacen afirmaciones como si existiera un consenso general sobre los valores que hay que educar, o sobre los valores que están en crisis. Y sostienen. Que cuando la educación es asumida integralmente y su concreción se aprecia en el entorno multidimensional de la institución, los valores adquieren tal magnitud que pueden considerarse importantes bases socio-filosóficas educativas.
De acuerdo a esto se puede inferir, que la ética precisa lo que es la conducta humana, establece las diferencias que existen entre lo bueno y lo malo y se inicia desde cuando se establecen las normas sin que exista coacción para su cumplimiento. González (1997), afirma que "la ética de un profesional no se adquiere en la práctica de la profesión, sino que se gesta desde la formación profesional", y es aquí donde los docentes debemos actuar. Para realizar favorablemente esta labor tenemos que conocer qué es la ética y cómo debe ser nuestro comportamiento como asesores académicos.
Atendiendo a estas consideraciones, sin dudas que educar es un trabajo que dignifica a las personas que se desempeñan en esta labor, lograr una enseñanza y la proporción que se le posibilita a un grupo de estudiantes de aprender a aprender adquiere una gran importancia, este logro que aprende un estudiante es una tarea que cumple un docente ya que prepara a un individuo para recibir cualquier información y procesarla de manera consiente sin que afecte su desarrollo.
Es por esta razón, que es de suma importancia la formación de personas con cualidades positivas en lo personal para enfrentar todos los fenómenos que suceden a su alrededor.
En este sentido, Espinoza y Pérez (2003) consideran que los docentes habrán de comprender que además de los marcos conceptuales, acuerdos universales para una convivencia sana y pacífica, la humanidad ha entendido que los valores guían las conductas, es decir, se ha comprendido que los valores influyen en el desarrollo de la educación moral y la meditación ética de los individuos, se debe formar entonces (en la práctica docente), situaciones en las que cada uno de los y las estudiantes, desde sus propias habilidades y potencialidades adopte actitudes para que desarrolle su ser.
Ahora bien, estos objetivos debe destinar la formación integral del docente de educación superior como una alternativa a la educación necesaria en tiempos difíciles.
De hecho, la lucha es la formación del docente para que su comportamiento proyecte a una persona en valores, que haga prevalecer los valores e ideales de una cultura de paz, emprenda la innovación y la evolución cultural de forma que la humanidad pueda trascender las consideraciones sencillamente económicas y asuma dimensiones de integridad y espiritualidad más arraigadas.
En ese sentido, el profesor universitario formado en ética y valores debe asumir una función primordial en la educación, ya que él es guía de sus alumnos(as) a como aprender a vivir con valores; no trabajar la enseñanza como una tarea de vaciar conocimientos aislados, formulas vacías, entre otras; la tarea es enseñar a ampliar visiones que les abran las puertas de una educación creativa, que los guíen para asumir retos y así descubrir sin dificultad los valores que poseen.
El docente debe entender y hacerle entender a sus alumnos(as), que cada persona es poseedora de unos valores propios y su expresión también estará personalizada, pero existe la necesidad de formar al hombre como centro de la colectividad en que vive para la búsqueda del bien común mediante la práctica de la ética, la cual se convertirá en valores a través de la vivencia permanente.
Visto así, es necesario que el facilitador universitario lleve a la reflexión teórico-práctica de sus seguidores el reconocimiento de que los valores pueden tener su origen en las necesidades vitales de los individuos, pero siempre contienen una gran influencia de la sociedad con la que se está en relación, con las formas culturales y las manifestaciones de esa sociedad, de tal manera que aprender a vivir en y para la sociedad es reconocer que no son los valores los que cambian sino que es el hombre que valora, el que modifica su valoración. El comprender este proceso de apreciar los valores es el reto del docente formado en esta perspectiva.
El docente debe lograr la meditación, el diálogo, la participación, en otras palabras, debe darse cuenta de sus propios valores y convertir las acciones en estrategias transformadoras que conduzcan a la formación de actitudes, para llegar así a lograr un nuevo perfil tanto en él como docente en su rol de modelo, como en los que reciban la influencia de su desarrollo.
Para Barba y Alcántara (2003), entre las cualidades en que se debe formar un docente universitario, para el desempeño óptimo de sus funciones, se ubican las actitudes (lo que debe ser), es decir, como deben ser sus actitudes en el proceso de enseñanza ante sus estudiantes de forma tal que se plantea un docente formado en valores éticos.
...