Cesar Coll Las Competencias
Enviado por sol_lluvia7 • 19 de Agosto de 2011 • 2.867 Palabras (12 Páginas) • 1.423 Visitas
34 | Aula de Innovación Educativa. Núm. 161
portadores de mejores soluciones, que vienen a
sustituirlos. A menudo la historia de las ideas y
del pensamiento educativo parece adoptar
más bien la forma de un proceso de refundaciones
sin fin que la de una evolución de ideas
y planteamientos que se van enriqueciendo,
afinando y diversificando de manera progresiva.
Con estos antecedentes, parece lógico
preguntarse si los enfoques basados en competencias
no constituyen un eslabón más de
esta cadena de propuestas y planteamientos
educativos que se suceden con relativa rapidez,
pero que, mientras están vigentes, se erigen
en fuente de solución de todos los
problemas educativos. Así parecen sugerirlo,
en efecto, la rapidez con que se han difundido
estos enfoques, el entusiasmo un tanto acrítico
con que se presentan en ocasiones y las
virtudes maravillosas que se les atribuyen. Hay,
sin duda, ingredientes en este fenómeno que
pueden llevarnos a pensar que estamos ante
otra «moda educativa». Sin embargo, más allá
de este componente de moda, el concepto de
competencia y los enfoques basados en competencias
tienen elementos interesantes que
constituyen un avance en la manera de plantearse,
afrontar y buscar soluciones a algunos
de los problemas y de las dificultades más acuciantes
con los que se enfrenta la educación
escolar en la actualidad. Por supuesto, y contrariamente
a lo que parecen sugerir a veces
algunos discursos entusiastas y ciertamente
acríticos sobre el alcance y las ventajas de estos
enfoques, tampoco en esta ocasión parece
que hayamos encontrado el remedio maravilloso
susceptible de curar, cual bálsamo de Fierabrás,
todos los problemas de la educación.
Los enfoques basados en competencias suponen
–a mi juicio– un progreso respecto a enfoques
y planteamientos precedentes, pero
siguen presentando, como no puede ser de
otra manera, limitaciones importantes, al
tiempo que comportan riesgos y peligros en su
puesta en práctica a los que conviene prestar
especial atención. En lo que sigue, y con el fin
de argumentar y concretar esta valoración, comentaré
brevemente en primer lugar algunos
Circunscrito prácticamente al ámbito de la formación
profesional, ocupacional y laboral
hasta bien entrada la década de 1990, el discurso
de las competencias ha ido ganando terreno
de forma progresiva en todos los ámbitos
y niveles de la educación formal, desde la educación
superior hasta la educación infantil,
convirtiéndose en muchos países en un enfoque
dominante. Su adopción por muchas Administraciones
educativas y por instituciones e
instancias internacionales orientadas a formular
recomendaciones curriculares y a promover
evaluaciones de rendimiento en una perspectiva
comparada es, sin duda, un factor importante
para entender esta rápida difusión y
penetración del concepto de competencia y de
las propuestas y planteamientos educativos
acordes con él.
Sin negar la especificidad del fenómeno
ni la importancia que pueden tener en este
caso otros factores –como, por ejemplo, el énfasis
en los resultados y en la rendición de
cuentas de los servicios públicos, incluidos los
educativos; o en la calidad entendida no tanto
en términos de «inversiones» y de «recursos»
como de «resultados»–, la rapidez y la amplitud
con las que se han extendido los enfoques basados
en competencias no son una excepción
en la evolución de las ideas y de los planteamientos
pedagógicos. La educación es un
campo de conocimiento y de actividad profesional
especialmente proclive a la aparición y
difusión de conceptos y enfoques presentados
a menudo como «novedosos» y portadores de
soluciones a todos los problemas y carencias
existentes, que pueden llegar a alcanzar un
grado considerable de aceptación en periodos
de tiempo relativamente
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