Lectura en la Educación Superior: Choque cultural o imperante alfabetización

Lectura en la Educación Superior:

Choque cultural o imperante alfabetización

Mediante distintos estudios y análisis de resultados se ha podido constatar las grandes dificultades que presentan al escribir y leer los estudiantes de nivel superior.

Es muy complejo el choque, tanto cultural como educativo, al cual se ven enfrentados los estudiantes cuando pasan del colegio a la universidad. Muchos de ellos llegan con enormes vacíos a nivel educativo, pero algunos pocos llegan con bases sólidas que permiten un mejor desenvolvimiento durante esa nueva etapa de estudios. Gran parte de dichos vacíos se deben a fallas en el sistema educativo de nuestro país, pero más allá de eso, se deben en gran medida a la poca importancia que se le da en los colegios a proporcionar un contexto apto para que los estudiantes puedan desarrollar sus habilidades en lectoescritura, y más allá, poder escribir para aprender. Poder otorgarle a los alumnos la capacidad de desenvolverse en contextos que los preparen para la vida universitaria a nivel institucional, además de prepararlos para poder realizar trabajos escritos y lecturas de diferentes tipos, propias del nivel educativo superior presente en las universidades. Ésta información se puede contrastar con la proporcionada por distintas universidades –canadienses, australianas y norteamericanas- que a diferencia de las instituciones de nuestro país, realizan distintos programas de alfabetización académica en busca de crear una cultura intrínseca en cada alumno con el fin de formarlos de una manera más integral, y prepararlos para diversas etapas a las que se enfrentarán en la vida laboral y estudiantil.

No todo se basa en la falta de un sistema educativo más completo, sino en la poca cultura que existe en torno a ésta temática. No se debe pensar que esto solo afecta a unos pocos, puesto que es una problemática que afecta todo un nivel de la población y que repercute al resto de la sociedad.

Es bastante claro que la calidad educativa influye en las capacidades que genere un estudiante en cuanto a lectura y escritura se refiere; es muy común que se les enseñe a los alumnos conceptos muy básicos, y que el nivel de lectura de los mismos sea igual de precario en tanto sólo hacen uso de lecturas poco complejas que no tienen comparación a las que se les presentarán en la universidad. Sumado a esto, durante el bachillerato, los estudiantes no se ven en la necesidad de desarrollar capacidades de lectoescritura pues fácilmente pueden asistir a las clases sin haber leído o preparado la temática esperando que durante la explicación el docente les entregue detalladamente lo que ellos no fueron capaces de analizar por cuenta propia.

Existe una diferencia abismal entre leer por leer y leer para aprender. Toda acción desencadena una reacción consistente con lo realizado; en el caso de que un estudiante lea un texto propuesto por su maestro pero no sea capaz de comprenderlo, no estará haciendo más que perder tiempo valioso, puesto que no ha identificado el valor de la lectura y por ende no ha entendido su contenido. De acuerdo a ésta cadena de sucesos, si la lectura hacía parte importante del componente teórico de la clase, el alumno no será capaz de avanzar al mismo ritmo que los otros, y por consiguiente su desarrollo lógico no será el suficiente. Por otra parte, si el estudiante lee el texto y es capaz de interpretarlo, estará desarrollando una habilidad esencial en su proceso académico, que le será muy fructífero a largo plazo, teniendo en cuenta las especificaciones y necesidades del nivel educativo superior.

La lectura se puede ver como una herramienta que nos brindará las bases suficientes para un aprendizaje integral con vistas a largo plazo. Junto a la lectura viene ligada la escritura, que permiten al estudiante generar sus propios puntos de vista en torno a un tema, y a su vez crean controversias y propician un pensamiento crítico en el alumno que es esencial para su desenvolvimiento como personas.

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