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ENSAYO LA FIESTA EL CHIVO


Enviado por   •  9 de Octubre de 2014  •  1.841 Palabras (8 Páginas)  •  1.394 Visitas

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"LA FIESTA DEL CHIVO"

Mario Vargas Llosa

Empecemos por decir que Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú, marzo de 1936), es uno de los más importantes novelistas de la lengua castellana. Autor, entre otras, de La ciudad y los perros, La casa verde, Pantaleón y las visitadoras, en el año 2000 publicó La fiesta del chivo (Vargas Llosa, Mario, La fiesta del chivo, Editorial Alfaguara, Madrid, España, 2000), una novela estrictamente basada en la vida real y cuyo tema es la desaparición física de uno de los más horribles tiranos que ha conocido, no sólo la América, sino el mundo entero.

La protagonista femenina de la obra, Urania Cabral, es presentada en la primera línea, en la primera palabra del libro , con pleno dominio de la técnica de novelar y en lo que ofrece al lector la promesa de una obra maestra. Se trata de una dominicana, que asistió a un colegio de clase alta, que vive en Estados Unidos, en donde ejerce la abogacía, y que es huérfana físicamente de madre y moralmente de padre. Es “delgada y de rasgos finos, tez bruñida y grandes ojos, algo tristes”, y de todo eso nos enteramos por tres o cuatro pinceladas muy bien dadas, tal como sabemos que Urania ha regresado a Santo Domingo a ver a su padre, Agustín Cabral, “Cerebrito” Cabral, antiguo senador trujillista que está convertido en una piltrafa a causa de un derrame cerebral. Y también sabemos que el padre le hizo a la hija algo muy malo, relacionado con el tirano Rafael Leónidas Trujillo (cuyo segundo nombre aparece cambiado a Leonidas en la novela. Urania tiene cuarenta y nueve años y estuvo ausente de la isla y de la vida de su padre por treinta y cinco, durante los cuales ni siquiera le escribió o se ocupó de él cuando sufrió el derrame que lo apartó de la vida, con lo cual nos enteramos de la gravedad de la afrenta sufrida por ella.

La ubicación en el tiempo la hará saber el autor varias páginas después, cuando informa que Urania salió de la República Dominicana en 1961, lo que ubica la acción en 1996.

El protagonista masculino, es el dictador Rafael Leónidas Trujillo, es presentado a través de una mezcla de narración. Se presenta como un hombre endurecido, lleno de odios y de desprecio hacia todo lo que lo rodea, incluidos sus hijos y sus servidores, que obedecen sin chistar a sus caprichos en la creencia de que así van a ganarse su buena voluntad.

La “presentación” de Trujillo se interrumpe en donde empieza la de los conspiradores , en la que se entra ya en un tono de novela con algo de suspenso. Allí, con la técnica del flask back, el lector se entera de las causas que llevaron a varios de los conspiradores a organizar el asesinato de Trujillo , que no necesariamente están relacionadas con ideales, sino con hechos que pueden parecer triviales, aunque también con otros que son terribles. Allí el autor identifica a Trujillo como “el Chivo”, que es en América Latina, especialmente en el Caribe, una forma de llamar a los jefes.

A través de la amarga visita que hace a su padre Urania Cabral, se entere de las pasiones de sátiro de Trujillo, que se acostaba con las mujeres de todos sus colaboradores, convertidos así en simples proxenetas ávidos de poder.

De ese punto en adelante la novela se desenvuelve con la conocida habilidad de su autor. Pasa por ser reportaje, por ser ensayo, por ser novela de suspenso, por ser diálogo interior y siempre mantiene el interés del lector. Hay, desde luego, un cúmulo impresionante de información y detalles, mezclado con muchos elementos que provienen de la imaginación del novelista. Se alternan capítulos del Generalísimo, de los conspiradores, de Urania, en los que la técnica narrativa cambia constantemente. Fragmentos en vocativo, en los capítulos dedicados a Urania, enriquecen la expresividad de la novela. Hay referencias a la satrapía desbocada de los Trujillo, a la extraña relación de los colaboradores de Trujillo con él y su familia, a los grandes negocios del dictador, en fin, a casi todos los aspectos importantes del tiempo de la dictadura. Inteligentes descripciones como la del presidente Joaquín Balaguer ponen de manifiesto la agudeza de Vargas Llosa como urdidor de historias y creador de personajes. Al fin y al cabo, la función de un novelista es la de convertir en ficción todo lo que hace parte de una novela y, por lo tanto carece de importancia que los personajes que llevan nombres de personas reales, sean idénticos a las personas reales. Son irreales desde el momento en que entraron a una novela, y no importan las características físicas o intelectuales que el autor les atribuya. Igual puede decirse de las situaciones: desde el punto de vista de la literatura, los personajes y situaciones de la novela son más importantes que los de la realidad.

El autor pone en boca de su personaje, el dictador Trujillo, una confesión que es de primordial importancia en lo relativo al conflicto permanente de la isla. Al responder a la pregunta que le hace un gringo, colaborador y amigo, acerca de cuál ha sido la medida más difícil de su gobierno, responde: “Por este país yo me he manchado de sangre. (…) Para que los negros no nos colonizaran otra vez. Eran decenas de miles por todas partes.

Hoy no existiría la República Dominicana. Como en 1840, toda la isla sería Haití. El puñadito de blancos sobrevivientes, serviría a los negros. Ésa fue la decisión más difícil

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