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La Fiesta Del Chivo

firulaiz9427 de Abril de 2013

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INTRODUCCIÓN

En la Fiesta del Chivo se presenta un doble retorno narrado en tres historias que se entrelazan magistralmente entre sí. Mientras Urania visita a su padre en Santo Domingo, después de haber estado ausente por 35 años, regresamos a 1961, cuando la capital dominicana era dominada por Trujillo: por un lado observamos de cerca el mundo del dictador apodado el Chivo y por el otro, las experiencias y vivencias de un grupo de inconformes con el régimen dictatorial que decidieron tomar justicia en sus manos.

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RESUMEN

Capítulo I

Urania Cabral, hija de un ex funcionario del gobierno de Trujillo en la República Dominicana, decide ir a su país natal después de haber estado ausente por 35 años. Ella tenía tan solo catorce años cuando se fue a los Estados Unidos a estudiar y ahora tenía 49 años. Urania es una mujer muy activa que se mantuvo y se mantiene ocupada todo el tiempo con los casos legales que atiende en un buffete de abogados en Nueva York, para mantener su mente ocupada y no recordar su pasado. Su padre era el senador y presidente del Senado, Agustín Cabral a quien comúnmente llamaban Cerebrito Cabral y ahora estaba por cumplir 84 años de edad. Mientras camina por las calles de Santo Domingo, rumbo a casa de su padre, a quien no ha visto en todo ese tiempo y ha roto total relación con él desde entonces, recuerda su infancia, cuando estudiaba en la escuela de monjas de Santo Domingo y era una muchacha muy aplicada.

Capítulo II

El dictador Trujillo, quien gobernó en República Dominicana por 31 años y cuyo mandato es conocido como la era de Trujillo, era un hombre cuya mirada podía atravesar e intimidar a cualquiera, de carácter fuerte y con liderazgo tiránico, obsesivo con la limpieza personal: el cuidado del cuerpo y el atuendo eran su religión a conciencia y todos sus subordinados debían seguir este riguroso régimen. Algunas cosas destacadas de su gobierno: sus hermanos tenían puestos en el gobierno; Ciudad Trujillo era el nombre de la capital durante su mandato; tenía graves problemas con la Iglesia después de un levantamiento que surgió el 14 de junio de 1959. Ya Perón le habría advertido que debía temerle a la Iglesia y mejorar sus relaciones con ésta, pues lo sacarían del poder, así como a él. República Dominicana tenía varias sanciones económicas por parte de la OEA, dado que era un país con un régimen dictatorial, que no respetaba los derechos humanos, la democracia y la libertad de expresión. Aquellos que estuvieran en contra del régimen, eran perseguidos, torturados, desaparecidos o asesinados por Johny Abbes, director del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y despiadado torturador y perseguidor durante la era de Trujillo. Johny Abbes existía para cubrir la maldad del Generalísimo, pues era él quien ejecutaba los trabajos sucios bajo las órdenes de su Excelencia.

Capítulo III

El martes 30 de mayo de 1961, Salvador Estrella Sadhalá, alias el Turco, Amadito, Antonio de la Maza y Antonio Imbert esperaban el coche en donde venía Trujillo para emboscarlo y asesinar al tirano, al Chivo. El Turco, pese a ser católico convencido y dedicado, justificaba sus intenciones homicidas como un tiranicidio, el cual, según un obispo italiano, basándose en Santo Tomás de Aquino, permitía el tiranicidio cuando la persona en cuestión, era la Bestia misma que sometía a un pueblo entero. El turco apoyaba al grupo subversivo del 14 de junio. Por su parte, Amadito era militar del gobierno del ejército del Generalísimo, del Benefactor (Trujillo). Amadito tenía razones de sobra para querer asesinar a Trujillo. En una ocasión conoció una muchacha, Lucía Gil, de la cual se enamoró y deseaba casarse con ella, sin embargo, sus superiores no le dieron autorización para hacerlo porque el hermano de ella había participado en el grupo del 14 de junio, así que el mismo Trujillo le advirtió que no podían unirse amigos con enemigos. Amadito, convencido de las palabras del Benefactor, acató sus órdenes. Ese mismo día, Amadito fue a casa del Turco para contarle lo que le ocurrió después de su cita con el Generalísimo. Primero lo habían ascendido a teniente, después, lo llevaron a tomar unas copas y conoció a Johny Abbes García y algunos más del SIM. Posteriormente, se subió a un jeep que llevaba un prisionero. A Amadito le pidieron que lo ejecutara, y con disgusto y compasión, acató la orden de Abbes, quien le dijo, después de haber echado el cadáver a los tiburones, que la persona que había matado era el hermano de Lucía. Desde entonces, Amadito tiene irrefrenables deseos de asesinar a Trujillo, quien lo despojó de toda dignidad y valores.

Capítulo IV

Urania sube a ver a su padre, quien está bastante viejo, encogido y sin dientes. No puede hablar a raíz de la embolia que sufrió hace varios años, pero entiende y escucha todo con claridad. Una enfermera, pagada por Urania, lo cuida todo el día. Urania, inmediatamente comienza a recriminarle cosas de la Era de Trujillo, le recuerda cuando estuvo trabajando con el Jefe y cuando éste, por alguna extraña razón que nunca conoció, lo sacó de su gabinete y se convirtió en apestado. Cuánto sufrió el senador Cabral y cuánto hizo para recuperar, como fuera, la confianza del Jefe, él, quien había trabajado toda su vida para Trujillo, estaba desamparado. Urania le recrimina haber sido un perro fiel de Trujillo, asimismo le preguntaba a su padre si el Jefe se había acostado con su madre, así como lo hacía con las mujeres de muchos servidores suyos: le recuerda el caso de la esposa de Froilán, ex Secretario de Relaciones Exteriores y vecino de los Cabral, quien recibía visitas constantes del Generalísimo para tener relaciones con su esposa a expensas de que el mismo Froilán complaciera los deseos de Trujillo.

Capítulo V

Johny Abbes, un sapo en cuerpo y alma, pero con una inteligencia sagaz y una capacidad extraordinaria para inventarse las torturas más crueles, comenzó a trabajar con Trujillo después de que estuvo un tiempo en México como espía bajo la fachada de estudiante. Navajita era el antiguo director del SIM, pero cuando Trujillo conoció los métodos, gustos y crueldad de Abbes, lo nombró director del SIM. Abbes le era completamente fiel al Generalísimo, lo protegía y capturaba, asesinaba o desaparecía a todo aquel que estuviera en contra del Jefe. Ambos discutían en la oficina de Trujillo el futuro de los obispos que estaban provocando revueltas, las medidas a tomar: eliminarlos o deportarlos, tal y como lo hizo Fidel. Trujillo decide esperar antes de tomar acciones en contra de la Iglesia. Asimismo, discuten sobre la seguridad del Jefe, creen que hay una conspiración en su contra para matarlo, pero pese a ello, Trujillo no desea aumentar los dispositivos de seguridad. Trujillo pensaba que si alguien lo mataba, sería alguien de la familia, algún militar allegado, gente de confianza.

Abbes se casó por gratitud con Lupita, una secretaria mexicana, fea y marimacha. Ella le salvó la vida y juntos tenían los mismos gustos sanguinarios y se acompañaban bien, pues juntos sobrellevaban la sangre derramada. Johny Abbes libraba al régimen de sus enemigos, pues se las ingeniaba para trabar contactos, con ciudades que apenas conocía y con bajos fondos, pero el utilizaba pistoleros, matones, traficantes, cuchilleros, prostitutas, cafiches, ladronzuelos, que siempre intervenían en esas operaciones de nota roja, que hacía las delicias de la prensa sensacionalista.

Capítulo VI

Un volkswagen, auto utilizado por los caliés (policías) del SIM, se acercó a la camioneta Chevrolet en donde iban los conspiradores contra el Benefactor. Afortunadamente éste, pertenecía a Miguel Ángel Báez Díaz, otro colaborador de Trujillo que también estaba involucrado en la conjura, quien les avisaba que el Chivo no tardaría en pasar por allí rumbo a su hacienda en San Cristóbal.

Entre todos, Antonio de la Maza era el más afectado por Trujillo, pues le destruyó su honor, su dignidad, sus sueños, su familia, su salud, su voluntad, todo. Él se había jurado a sí mismo, hacía 4 años, matar a Trujillo por haber asesinado a su hermano menor Tavito. Tavito era trujillista, estuvo en la escuela de aviación y Trujillo siempre le había hecho favores cuando estaba en aprietos. Lo que llevó a Tavito a la muerte fue el asesinato de un escritor republicano español, Jesús de Galíndez, quien fue secuestrado en Nueva York y enviado en un avión a República Dominicana por escribir en contra del régimen trujillista.

Tavito estuvo encargado de llevarlo a casa del mismo Trujillo, él no sabía a quién llevaba, sólo acataba órdenes. Los problemas surgieron porque Jesús de Galíndez resultó ser ciudadano norteamericano y agente de la CIA, lo cual implicaba gravemente a Trujillo por haberlo secuestrado, así que éste, para librarse del asunto, mandó matar a Murphy, el piloto estadounidense que llevaba a Galíndez y gran amigo de Tavito, y posteriormente, mandó matar a Tavito, haciéndolo parecer un suicidio y a quien inculpó del asesinato de Murphy basándose en un escándalo homosexual. Trujillo hizo llamar a Antonio de la Maza para limpiarse de cualquier responsabilidad por la muerte de su hermano, prometiéndole que investigaría el caso hasta sus últimas consecuencias, asimismo, le ofreció la construcción de una carretera. Antonio deseaba asesinar a Trujillo en ese instante, pero no pudo hacerlo y todo pareció como si éste hubiera vendido la vida de su hermano y la suya. Desde entonces, Antonio no tiene paz, sufre de una úlcera y anhela acribillar al Jefe.

En el complot habían muchas personas involucradas, sólo Antonio de la Maza conocía la identidad

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