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Resumen De “LA VIDA DE LAS AULAS”


Enviado por   •  6 de Junio de 2022  •  Resúmenes  •  1.647 Palabras (7 Páginas)  •  121 Visitas

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Actividad clase 1 El Campo De La Práctica Docente

Resumen De “LA VIDA DE LAS AULAS”, Capitulo Primero “Los Afanes Cotidianos”

El objetivo del capítulo primero es profundizar nuestro conocimiento de la impronta especifica que deja en nosotros la vida escolar.

Cualquiera que haya enseñado alguna vez sabe que el aula es un activo, aunque no siempre parezca así al visitante casual, las aulas de primaria hemos descubierto que el profesor llega a tener hasta mil interacciones personales diarias. Una forma de comprender el significado de esta actividad para quienes la experimentan consiste en centrarse en el profesor cuando procede a canalizar el tráfico social de la clase.
Consideremos, en primer lugar, la rapidez de las actuaciones del profesor. Está claro que gran parte de esta actividad es en beneficio de la instrucción. Corrientemente la enseñanza supone hablar y el profesor actúa como un regulador que controla el flujo del diálogo en el aula. Cuando un alumno desea exponer algo durante un debate, a menudo es tarea del profesor advertirlo e invitarle a que formule su comentario. O podemos invertir la observación y decir que el profesor determina quién no hablará, porque cuando varios alumnos han manifestado su deseo de participar en el diálogo. Otra tarea que consume tiempo del profesor, al menos en la escuela primaria, es la de servir como proveedor. El espacio y los recursos materiales del aula son limitados y debe distribuirlos juiciosamente. Por eso, el número de alumnos Que desean utilizar diferentes recursos del aula en un momento dado es a menudo superior al de los que pueden utilizarlos. La tarea de distribuir los recursos materiales se halla estrechamente relacionada con la de otorgar privilegios especiales a alumnos que los merecen. En la mayoría de las clases abundan los voluntarios, pero frecuentemente se establecen turnos entre los alumnos. Aunque el hecho de delegar estas obligaciones no supone gran cosa en términos del tiempo de que dispone el profesor, -ayuda a proporcionar una estructura a las actividades del aula y a conformar la calidad de la experiencia total para muchos de los ·participantes.
Cuarta responsabilidad del docente y que exige prestar atención a otro importante aspecto de la vida del aula, es la de servir como cumplidor oficial del horario. fas cosas suceden a menudo no porque los alumnos las deseen sino porque ha llegado el momento de que se produzcan. Si el profesor trata con ·un alumno cada vez la mayor parte de las tareas mencionadas antes serán innecesarias. Es en parte la presión del número y del tiempo la que mantiene tan ocupado al profesor. Pero ha de recordarse que nuestra preocupación última se refiere alumno y a la calidad de su vida en el aula. Las cosas que éste hace cuando opera dentro de los límites físicos, temporales y sociales del aula poseen un efecto limitador sobre los acontecimientos que podrían ocurrir si se diese rienda suelta a los 'impulsos individuales. Si se permitiese a los alumnos continuar con una materia hasta que se cansasen de ella, nuestro curriculum presente tendría que ser drásticamente modificado.

No es raro que los profesores mantengan inmóviles estas, filas hasta que hayan cesado todas las conversaciones y logre una cierta apariencia de uniformidad y de orden.

No es raro, por ejemplo, que los profesores se desplacen entre las mesas, formulando preguntas, exigiendo datos o examinando el trabajo efectuado.
Bajo estas condiciones, los alumnos interactúan con el docente en un orden fijo, con el resultado de que cada estudiante ha de aguardar a que le llegue su turno de hablar y luego esperar a que el profesor regrese en la próxima vuelta. En aulas donde los alumnos gozan de una considerable libertad para.» desplazarse durante el trabajo individual y en los períodos de estudio, et propio profesor se convierte a menudo en centro de pequeños grupos de alumnos que aguardan.» Una de las disposiciones sociales más ambientes es aquella en la que el profesor charla con un alumno o examina su trabajo mientras esperan dos o tres chicos, con fibras o papeles en la mano, les proporcione una orientación, responda a sus preguntas o, de alguna otra manera, les permita seguir adelante.» En esos momentos no es infrecuente que uno o dos de los estudiantes sentados tengan una mano alzada y se sujeten el codo con la otra, esperando pacientemente a que se ocupe de ellos el profesor.»
Una imagen frecuente en los cursos inferiores es aquella en un profesor trabaja con parte de la clase, normalmente un grupo de lectura, mientras que el resto realiza sus trabajos en sus lugares respectivos.» No es raro que éstos concluyan su tarea antes de que el profesor haya terminado con el grupo.» En tales circunstancias, tampoco es infrecuente que el profesor advierta a los estudiantes que «busquen algo que hacer» hasta que sea tiempo de iniciar una nueva actividad.» Es posible que estos alumnos obedezcan al profesor y que parezca así que están atareados.» Un ejemplo final de los tipos de demora que pueden observarse en el aula corresponde a la situación en la que se asigna al grupo un problema que resolver o un ejercicio para terminar y algunos estudiantes se van mucho antes que los otros. se trata de una espera que no se experimenta igualmente por todos los alumnos, a diferencia de algunos otros que ya he mencionado, sino que tienden a sufrir con mayor frecuencia los mejor dotados, los más rápidos o los más consagrados a su tarea.»
Así se exige de muy distintas maneras a los alumnos de primaria que esperen su turno y demoren sus acciones.» Nadie sabe a ciencia cierta el tiempo que pierde así el estudiante medio, pero tiene que ser considerable para numerosos alumnos de muchas aulas.» Además, el retraso es sólo una de las consecuencias de la vida dentro de una masa y quizá ni siquiera la más importante desde el punto de vista de las limitaciones que impone al individuo El rechazo de un deseo es el resultado último de muchas de las demoras que tienen lugar en el aula.» A veces se ignora la mano alzada, en algunas ocasiones no se atiende a la pregunta formulada al profesor y en otras se niega el permiso solicitado. No es posible escuchara todo el que quiere habla, ni se puede responder satisfactoriamente a todas las interrogantes del alumno, - ni acceder a todas sus peticiones. Parte del aprendizaje de la vida en la escuela supone aprender a renunciar a deseos y a esperar a que cumplan.»
Interrupciones de muchos tipos crean un tercer rasgo de la vida en el aula. Cuando el profesor trabaja de manera aislada con un estudiante pequeñas interrupciones, muchas veces en forma de otros alumnos que acuden en demanda de orientación, son la regla más que la excepción.» Así la ilusión de realidad creada durante la sesión docente se rompe con incontables incidentes triviales y el profesor debe dedicar un tiempo a «parchear» tales defectos. El sometimiento a un horario exige a menudo las actividades comiencen antes de haberse suscitado un interés y terminen antes de que ese interés desaparezca. Si los profesores aguardasen siempre a que hubiera terminado unas actividades antes de empezar otra, la jornada escolar resultaría interminable por eso es que no existe otro medio y comenzar las cosas conforme al horado previsto, aunque ello signifique interrumpir constantemente el flujo natural del interés y del deseo, al 'menos para algunos alumnos.»
Otro aspecto de la vida escolar con los fenómenos generales de distracciones e interrupciones es la repetida demanda de Que el alumno ignore a los que tiene alrededor.» En las clases de primaria se asigna frecuentemente a los niños unos trabajos en los que se espera que concentren sus energías, individuales. Los adultos encuentran con tanta frecuencia condiciones de soledad social que es probable que les pase desapercibido su especial significado en el aula de primaria. primer lugar, a excepción de los escasos días iniciales de la escuela, un aula no es un conjunto de extraños en un momento puntual.» Se trata de un grupo cuyos miembros llegarán a conocerse muy bien, y establecerán una relación de amistad en muchos casos.» En segundo lugar, la asistencia al aula no es voluntaria como sucede en muchas otras situaciones. Una alternativa es estudiar las formas en que profesores y alumnos abordan estos hechos de la vida, y tratar de descubrir cómo ese proceder deja su impronta en sus reacciones. En ciertas aulas, la prohibición de hablar se mantiene casi todo el tiempo mientras que en otras se tolera un constante murmullo, Unos profesores tardan en reaccionar ante una mano alzada, otros responden casi en el acto. Sólo es posible identificar grandes estilos adaptativos que pueden emplearse para caracterizar a un número considerable de alumnos.

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