Teoria de la organizacion

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INTRODUCCION

    Hemos visto anteriormente que un directivo ha de cuidar del estado del sistema espontaneo en su organización. Tener en cuenta todas las dimensiones de la motivación humana y, en consecuencia, las dimensiones de la organización,  pero también ha de preocuparse por supuesto del sistema formal de la organización.

        La función directiva es aquella que tiende a conseguir que una organización opere de modo que alcance resultados concretos pero, al mismo tiempo, mantenga sus variables fundamentales –el valor de cada una de sus dimensiones- dentro de los límites que garantizan la supervivencia de la organización. Esto vendría siendo definido como actividad directiva.

        Todo directivo debe tener en cuenta todas las leyes internas de una organización de modo similar a como el conductor de un automóvil debe conducirlo teniendo presentes las leyes internas de la máquina que conduce. La diferencia entre estas  dos situaciones radica en el hecho de que una organización humana “humana” aprende al operar, mientras que un artefacto mecánico como un automóvil no “aprende” en el sentido estricto de la palabra. En el caso de un directivo, las cosas no son tan sencillas, ya que los objetivos inmediatos que puede haber conseguido con su gestión pueden ser, incluso, brillantes y , sin embargo, su actuación puede haber sido nefasta para la organización.

        Una persona que no sea capaz de alcanzar objetivos inmediatos aceptables no es una persona capaz de dirigir, no sería un directivo. En esos casos resulta bastante fácil darse cuenta de que la persona en cuestión carece de cualidades como directivo. El verdadero peligro aparece en el caso que una persona que parece directivo logra resultados inmediatos pero a costa de la destrucción gradual de la organización.

        La teoría de dirección que estamos desarrollando intenta evitar ese peligro. Su objetivo es precisamente, la conceptualización de los cambios que ocurren dentro de las organizaciones cuando estas actúan para conseguir cualquier tipo de objetivos.

        La teoría presenta una imagen tridimensional de la dirección, donde cada dimensión incluye un conjunto de cualidades que deben ser poseídas por el directivo así sea en un mínimo grado.

1. Funciones de la actividad de dirección

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Como ya hemos visto, cualquier organización tiene tres dimensiones que denominábamos Eficacia, Atractividad, y Unidad respectivamente. Si un directivo no fuese capaz de establecer metas operativas que tuviesen un mínimo de eficacia y de atractividad no lograría dirigir, no lograría que la organización operase. De hecho como se mencionó anteriormente sería aún más peligroso el caso de un directivo capaz de parecer un directivo logrando objetivos que cumpliesen con el mínimo de atractividad y eficacia pero que provocasen un proceso de aprendizaje que llevara a la unidad  de la organización a la destrucción.

Cualquier directivo debe ser capaz de mejorar el funcionamiento de su organización en lo que se refiere a una cualquiera de dichas dimensiones, mientras que su acción se limita, al mismo tiempo, a mantener las otras dos dimensiones sobre los niveles mínimos respectivos. De hecho, es muy poco común conseguir una persona que pueda destacar simultáneamente en las tres dimensiones. Estas tres dimensiones las denominaremos dimensión estratégica, dimensión ejecutiva y dimensión de liderazgo.

• Dimensión estratégica: Representa la capacidad de un directivo para mejorar la eficacia de su organización a través de la mejora o incremento del valor producido por la acción organizada. Se refiere a la habilidad de un directivo para fijar metas operativas y concretas.

• Dimensión Ejecutiva: Esta dimensión recoge la capacidad de un directivo para mejorar la atractividad de su organización. Es la habilidad de un directivo de adaptar las operaciones que deben realizarse en el seno de la organización a aquellos trabajos o tareas que los individuos están inclinados a realizar por motivación interna.

• Dimensión de liderazgo: Se refiere a la capacidad de un directivo para impulsar en los componentes de la organización la realización de acciones movidos por motivaciones trascendente.

La dimensión estratégica como la ejecutiva implican en el ejecutivo cualidades de tipo cognoscitivo, aunque es muy difícil que se ambas en un grado elevado en la misma persona ya que son cualidades que suelen caracterizar tipos de persona psicológicamente muy diferente.[pic 9]

        La dimensión de liderazgo, sin embargo, implica en el directivo cualidades de tipo moral. Más que talentos que posee reside en las cualidades personales del directivo que le llevan a utilizar dichos talentos de un modo u otro, básicamente es la capacidad de un directivo para moverse por motivación trascendente al realizar sus funciones.

        Con el fin de simplificar la descripción hablaremos del estratega, del ejecutivo y del líder, pero el lector debe tener siempre presente que no estaremos hablando de “tipo de directivos”, sino que son de hecho dimensiones de un directivo cualquiera.

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II.         El directivo en cuanto estratega

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        El  estratega es un descubridor de oportunidades en el entorno que opera o puede operar la organización. Sin la dimensión estratégica del directivo en cualquier organización por muy buenas que sean las intenciones de quienes dirigen, por más valiosas que puedan ser los propósitos últimos que persígala organización, existe el riesgo que a corto plazo, la organización deje de existir como tal. Es cierto que lo más importante es todo lo relativo al largo plazo, pero no debe olvidarse que mientras no estén diseñados los caminos para alcanzarlo no se podrán alcanzar los objetivos.

        Desgraciadamente muchas veces se ignora la tremenda fuerza creadora (diseños estratégicos) que están en el origen de tantos modelos de negocio, ya que no es muy frecuente que se reconozca pura y simplemente que detrás de muchos éxitos lo que realmente hay es una capacidad humana en grado excelente, que ha llevado a una persona a hacer algo que, sin él, probablemente no hubiera hecho nadie.

        Las oportunidades no las crea el directivo. Sin Embargo, el verlas como tales oportunidades suele suponer una actividad por parte de la persona que la ve mucho más elevada que la que se requiere simplemente para percibir un conjunto de cosas o detalles de la realidad. La estrategia implica una concepción del entorno que dista de ser trivial, que supone un ver ciertos aspectos o propiedades de la realidad que suelen pasar inadvertidos a la mayoría de las personas.

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