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Creando Una Unidad De Personal


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2011  •  4.299 Palabras (18 Páginas)  •  857 Visitas

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INACAP

"CREANDO UNA UNIDAD DE PERSONAL"

AUTOR: ALEXANDER A. LESCOT JEREZ

INTRODUCCIÓN

¿Qué se ha dicho en este último tiempo sobre la importancia del Recurso Humano?

Algunas de las opiniones que surgen son :

• La palanca del crecimiento y de la riqueza, hace que la perpetuación de la empresa continúe apoyándose en el desarrollo de las personas.

• A futuro sólo estarán vigentes aquellas empresas que sepan utilizar sus Recursos Humanos en la forma más inteligente.

• El principal obstáculo para el éxito de las empresas es el gigantesco desajuste entre lo que se necesita que las personas hagan y lo que realmente hacen.

• Toda empresa de prestigio en el mundo tiene éxito, debido simplemente a que sus trabajadores hacen lo que se requiere hacer.

• Una empresa es importante, valiosa, fuerte, vibrante, vigorosa y productiva como lo son las personas que integran.

No obstante, a pesar de todos estos pensamientos el acontecer diario en las empresas muestra que no se presta suficiente atención al Recurso Humano. La atención tiende a centrarse con mayor interés en los recursos financieros y en el valor tecnológico, olvidando el alto valor que poseen las personas.

Si bien el Recurso Humano es un concepto intrínsecamente ligado a las personas, es necesario insistir en la distinción de que el recurso humano no son las personas. El Recurso Humano de las empresas son las capacidades humanas, son los conocimientos de las personas, sus habilidades, sus experiencias, sus talentos, su iniciativa, su creatividad y su voluntad de acción, de cuyo uso dependerá el aporte que las personas hagan a su empresa. Por lo tanto, lo que se debe administrar son las capacidades humanas, para obtener a través de ellas elo mejor aporte a la organización.

Es obvia, por tanto, la importancia que tiene la evolución del Recurso Humano, ya que es el único que puede ser desarrollado en función de las capacidades potenciales que posee.

En otras palabras, son las personas las que, armonizadas con los otros recursos productivos, hacen posibles los resultados que la organización espera.

Frente a una realidad mucho más dinámica y demandante que el pasado, las empresas necesariamente deben cambiar y dar cabida a nuevos conceptos, en cuanto al rol que en ella cabe, a quienes son los sujetos del quehacer productivo.

La antigua imagen de la empresa, sustentada en un mando vertical, donde todo se gesta y maneja desde la cúspide de la jerarquía, dejando a los trabajadores fuera de todo intento de participación, tiende a desaparecer por representar un enfoque que por su rigidez no es capaz de dar repuestas eficaces a las necesidades de mercados altamente dinámicos, en una realidad diferente a la de hace apenas diez años atrás.

El rol social que cumple la empresa por el hecho de dar un trabajo, impone en ella el imperativo de ofrecer a sus trabajadores los mecanismos y los medios para su mejor desarrollo.

En tal sentido, su capacitación, su posibilidad de ascender, su protección frente a los riesgos del trabajo y su integración efectiva como parte de la organización, pasan a ser requerimientos naturales en una sociedad evolucionada.

Desde el punto de vista económico, producción, calidad y costos competitivos, sólo son resultados deseados con trabajadores motivados, con conocimientos adecuados sobre su trabajo, orientados a la búsqueda de soluciones, debidamente protegidos en su integridad física y mental, y plenamente identificados con su empresa.

Será cada vez más común y necesario que los trabajadores, generalmente, sean incentivados a tomar decisiones por si mismos, que se estimule su creatividad, que se potencie su capacidad de aprendizaje y de trabajo en grupo, y que se le recompense no sólo con incrementos salariales. Las personas están tendiendo a buscar también como incentivos, el conocimiento, la protección, la salud y la proyección en sus respectivas organizaciones.

Las empresas deben desarrollar una tendencia a dar un significado y un valor diferente al aporte de las personas, y sus líderes se tendrán que transformar en hábiles coordinadores, capaces de inspirar una filosofía y valores hacia todos los trabajadores, logrando generar en ellos una mentalidad orientada tanto hacia un trabajo altamente productivo, como hacia un proyecto más humano.

Es así como nos dice también S.S. Juan Pablo II en la Encíclica Centesimus Annus : “El desarrollo integral de la persona humana en el trabajo no contradice sino que favorece más bien la mayor productividad y eficacia del trabajo mismo. La empresa debe considerarse como una sociedad de capitales y, al mismo tiempo, una sociedad de personas en la que entran a formar parte de manera diversa y con responsabilidades específicas, los que aportan el capital necesario para su actividad y los que colaboran con su trabajo”.

ADMINISTRACIÓN DE RECURSOS HUMANOS

Aunque las relaciones humanas han existido desde tiempos remotos, el arte y la ciencia de tratar de manejarlas dentro de las organizaciones complejas son relativamente nuevas.

Las condiciones de trabajo de las personas a finales del siglo pasado y principios de éste eran brutales y agotadoras. La gente trabajaba desde el amanecer hasta el anochecer en condiciones intolerables de enfermedad, suciedad, peligro y escasez de recursos. Tenían que trabajar de esta manera para poder sobrevivir, por lo cual les quedaba poco tiempo para obtener satisfacciones creadas y generadas desde el empleo mismo.

Luego de la Revolución Industrial se comenzaron a generar las condiciones para lograr el mejoramiento potencial de los mismos.

En este nuevo ambiente industrial en el año 1800 Robert Owen, joven galés propietario de una fábrica, fue uno de los primeros en hacer hincapié en las necesidades humanas de sus trabajadores. Se rehusó a contratar niños, enseño a sus trabajadores aspectos vinculados a la limpieza y mejoró sus condiciones de trabajo.

Andrew Ure incorporó los factores humanos en su obra “The Philosophy of Manufactures” publicada en 1835. Reconoció dos aspectos mecánicos y comerciales de las manufacturas, pero también agregó un tercer factor que era el humano. Les proporcionó a sus trabajadores té caliente, tratamiento médico y pagos por enfermedad.

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