El asco como emoción positiva

El desagrado

Artículo recibido: 31 de julio de 2013; aceptado: 2 de julio de 2014.

Una emoción entre naturaleza y cultura

El desagrado o asco, significa, literalmente, lo que repugna al gusto.

Desde una perspectiva evolucionista, el desagrado se centra en el rechazo de alimentos y en el sentido del gusto. Los seres humanos tienen flexibilidad con respecto a qué consumir, pero por ello corren el riesgo de consumir elementos contaminantes. Frente a esto, el desagrado se presenta como un mecanismo de supervivencia; es una respuesta primitiva fuerte y automática de rechazo hacia aquello que puede dañar o infectar. Por otra parte, esta emoción, tiene una enorme relevancia en nuestro comportamiento social y político, y en nuestros juicios morales.

Uno de los rasgos más curiosos de esta emoción, y que, con toda seguridad, es el hecho de que el desagrado, es una emoción básica y primitiva puede ser provocada por un amplio espectro de objetos y situaciones.  

Decimos de algo que nos desagrada cuando nos provoca un tipo

de rechazo muy fuerte o repulsión. Los objetos que inducen esta emoción pueden variar enormemente: nos dan asco las cucarachas, las comidas que tienen mal sabor, las cosas que tienen aspecto viscoso, los olores repulsivos, algunos insectos que tienen aspectos desagradables, los olores y los desechos corporales, etc., al mismo tiempo, decimos que nos repugnan cosas como el incesto, el racismo, la pedofilia o una oferta que consideramos indígnate, en determinado momento histórico, se tomaban como repugnantes a personas o grupos sociales (como los homosexuales, las castas inferiores, entre otros). En estos casos, la repugnancia ya no es una mera reacción determinada por nuestra fisiología, sino que la emoción adquiere un contenido social y político.

El desagrado y sus conductas de rechazo se rigen por dos principios:

• La ley de contagio: se basa en la tendencia a evitar aquellos objetos que hayan estado en contacto (aunque sea una sola vez y durante un periodo muy breve tiempo) con objetos o situaciones que les resulte asquerosos. Es decir, se cree que por qué un objeto haya estado en contacto con otro durante un espacio breve de tiempo el primero ha “contagiado” a este último sus propiedades asquerosas de manera irreversible. Por ejemplo, la política de segregación en estados unidos para evitar para evitar el contacto al máximo con las personas de color
• El segundo principio es el de la similitud. Formas semejantes producen también similares sensaciones de preferencia o repugnancia. Por ejemplo, cuando le tenemos asco a las ratas probablemente también se lo tendremos a los ratones. Esto puede ocurrir porque ambas especies tienen características muy similares

Efectos físicos

En general el desagrado produce una mayor tensión muscular, malestar gastrointestinal en aquellos casos que estén relacionados con aspectos gustativos u olfativos, elevación de la frecuencia respiratoria y una moderada elevación de la frecuencia cardiaca. En referencia al asco moral también se produce una sensación de "ofensa".

Nuestra cara asqueada se caracteriza principalmente por los siguientes factores:

• Elevación de la barbilla.
• Reducción acentuada de la apertura de los párpados.
• Nariz fruncida.
• Elevación de las mejillas y reducción de parpados

*En cuanto al resto del cuerpo se genera una conducta de alejamiento cambios en la prosodia (tono de voz), interrupciones en el habla etc*

¿Para que nos sirve el desagrado?

Al igual que el miedo nos protege de diferentes estímulos peligrosos que pueden comprometer nuestra vida, el desagrado también es una emoción básica y universal necesaria para asegurar la supervivencia del organismo, ya que lo protege de la ingestión oral de sustancias y objetos peligrosos para el organismo o del contagio de enfermedades. El desagrado moral nos ayuda a modular nuestras conductas sociales propiciando de este modo los comportamientos adecuados y el orden en nuestra sociedad.

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