Homo videns: La sociedad tele-dirigida

Homo videns: La sociedad teledirigida

A partir de la introducción en México de aquel aparato en forma de caja que mostraba una imagen en movimiento, novedosa y costosa, cabe mencionar que nadie imaginaba el fuerte impacto que causaría a lo largo de los años posteriores, sirviéndose de múltiples modificaciones en cuanto a su resolución, y sobre todo, el contenido que esta mostraba a el público en general.

Hoy en día, el 94.9% de los hogares cuenta con dicho aparato, según cifras del INEGI (2013), no cabe duda que este número porcentual año con año va en aumento. En realidad, estos números no son suficiente motivo de preocupación, sin embargo, si lo es considerando que hay un número mayor de televidentes que personas alfabetas, el INEGI (2010) señala un 92.4% en la población de 15 y mas años alfabeta. Esto da como resultado un arma de doble filo.

El mexicano promedio busca entrenamiento dentro de la programación de las señales emitidas como escape de realidad del que cada vez menos se desea saber. Esto, por supuesto, es una enorme ventaja si se desea mantener a un país dentro de la ignorancia debido a que la actividad de pensar cada vez resulta más fastidiosa, viéndose favorecidas las actividades lúdicas, manteniendo regocijante al ciudadano con un entretenimiento barato, carente de sentido y de escasa información cultural.

Este “no pensar” reduce sustancialmente la capacidad de entender desde pequeños, actualmente se sienta a los niños a observar televisión por horas y horas, creyendo que incluso la programación para infantes ayudara en el desarrollo y aprendizaje de los menores, sin embargo se crea en ellos la facilidad de observar una imagen, y por ende, la preferencia por ver y no leer. En 1997 Sartori señaló: “La palabra es un símbolo que se resuelve en lo que significa, en lo que nos hace entender. Y entendemos la palabra sólo si podemos, es decir, si conocemos la lengua a la que pertenece; en caso contrario, es letra muerta, un signo o un sonido cualquiera. Por el contrario, la imagen es pura y simple representación visual. La imagen se ve y eso es suficiente, y para verla basta con poseer el sentido de la vista, basta con no ser ciegos” (p. 41).

La imagen dentro de la televisión es engañosa, porque lo vemos es que existe, y por que existe es que no se cuestiona, solo se observa. Sin embargo, cuenta el punto y la percepción de la lente que graba los diferentes sucesos, esta creado para las masas, por lo tanto el nivel en el que se presentan los videos, las noticas y las opiniones suelen ser de manera plana, entendibles para quien lo está mirando sin tener como principal barrera el nivel educativo o económico. Como el gran número de las masas han sido aprendices directos de la televisión creen en ella, en las opiniones de sus principales dirigentes tomándolas como una fuente de veracidad absoluta, no tomándose la molestia de investigar por sus propios medios la información. Es por esto que les resulta sencillo a las emisoras de esta señal mover y convencer a un gran número de personas presentándoles únicamente un archivo noticioso local, sin profundizar en lo nacional y mucho menos en lo internacional manteniendo una visión reducida del mundo, aumentando el desinterés y la deshumanización de quien lo mira.

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