CONFLICTO Y LIDERAZGO
joserolando13138 de Agosto de 2013
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COMPETENCIA: PROPONER ALTERNATIVAS DE SOLUCIONES DE CONFLICTOS Y LIDERAZGO
GIRARDOT
2013
INTRODUCCIÓN
Dado que el término tolerancia es carnada de malinterpretaciones, conviene iniciar comentando su sentido estricto. La palabra tolerancia tiene su origen en la expresión latina tolerancia, tolerare, que significa soportar. Por supuesto, no es esa la acepción que nos interesa promover. La Real Academia Española dice que es la “acción y efecto de tolerar, es decir, sufrir, llevar con paciencia”; sin duda, basándose en su derivación etimológica. Y añade: “Respeto o consideración hacia las opiniones o prácticas de los demás, aunque sean diferentes a las nuestras”. Esta sí es, sin temor a equívocos, la base del sentido de la tolerancia como concepto filosófico.
"Conversar con todo el mundo. No temer el contagio de los adversos. Ningún conflicto es un túnel cerrado y la luz del entendimiento puede entrar por los dos extremos."
Pablo Neruda
Sin embargo, el “respeto o consideración” resulta limitado y limitante. Para el nuevo líder, el concepto del respeto y la consideración es tan solo el comienzo. Ya no se trata tan solo de respetar (sufriendo con paciencia) el punto de vista ajeno. No se trata de escuchar el punto de vista de cada persona para luego imponer el suyo propio. Se trata de convocar y promover los puntos de vista diferentes al suyo, entendiendo que la diferencia y el fuego de la confrontación le complementan y hacen parte del proceso creativo en la búsqueda de la solución de problemas y en el desarrollo del compromiso por parte de las personas que integran un auditorio o un equipo de trabajo. Para Estanislao Zuleta, “respeto significa tomar en serio el pensamiento del otro: discutir, debatir con él sin agredirlo, sin ofenderlo, sin intimidarlo, sin desacreditar su punto de vista, sin aprovechar los errores que cometa o los malos ejemplos que presente, tratando de saber que grado de verdad tiene; pero al mismo tiempo significa defender el pensamiento propio sin caer en el pequeño pacto de respeto de nuestras diferencias. Muy a menudo creemos que discutir no es respeto; muy por el contrario el verdadero respeto exige que nuestro punto de vista, sea equivocado total o parcialmente, sea puesto en relación con el punto de vista del otro a través de la discusión”. La tolerancia, a su vez, es el punto de apoyo para que el líder desarrolle una actitud proactiva ante el conflicto y su modo de resolución.
“Creo que es indiferente que yo tenga razón o que tenga razón Usted; lo importante es llegar a una conclusión, y de qué lado de la mesa llega eso, o de qué boca, o de qué rostro, o de qué nombre, es lo de menos.”
J. L. Borges
ESPACIOS PARA LA TOLERANCIA
La tolerancia es un reto al que nos vemos abocados continuamente en los campos más disímiles e insospechados. Veamos algunos espacios que exigen poner en práctica el valor de la tolerancia.
EL PLANO PERSONAL
En el plano personal, la intolerancia se manifiesta principalmente en actitudes y posturas conceptuales que por rígidas consideramos incuestionables, y obligan al individuo a sacrificar la oportunidad de avanzar mediante la evolución, la cualificación o la refutación de las propias ideas.
Otro comportamiento de intolerancia en el plano personal lo encontramos en quienes se reprochan a sí mismos errores o situaciones bochornosas ocurridas hace mucho tiempo, lo cual les impide hacer una aproximación feliz al pasado, quebrantan su bienestar presente y menoscaban su autoimagen a través de un hecho inmodificable.
Un ejemplo de esto es la actitud de una persona que aún hoy a sus 54 años de edad se indispone cuando recuerda aquella fiesta de su infancia en la que intentó mostrar sus dotes de bailarín y cayó de espaldas, provocando la risa de los asistentes.
La tolerancia en el plano personal nos permite mirar el pasado sin rencores y fortalecer la auto imagen como sostén del bienestar presente y el crecimiento futuro.
LA ASERTIVIDAD
La asertividad la podemos definir como la facultad que tiene un individuo para defender sus derechos personales, sin transgredir los derechos de los demás.
Basado en la asertividad, un individuo se sabe autónomo para expresar lo que piensa, lo que siente o lo que desea. Puede comunicarse abiertamente en cualquier ambiente, ya sea ante desconocidos o amigos. No busca zaherir o descalificar a sus interlocutores, sencillamente garantiza para sí el derecho a comunicarse como una persona sin ataduras emocionales.
En su artículo LA ASERTIVIDAD: EL ARTE DE DECIR NO, Walter Riso afirma que “Nuestra cultura pondera más el “si” que el “no”. El “sí” está asociado a amabilidad, comprensión y tolerancia, mientras el “no” lo referimos a antipatía, egoísmo e intransigencia. Enseñamos la actitud de servicio, la ayuda y la generosidad, como valores determinantes de todo humanismo, y desestimamos los que se oponen, rehúsan o simplemente protestan. Sentar precedentes y manifestar el “disconfort” no es bien visto, al menos para los que quieren congratularse con el orden establecido. (…)”.
Cada persona tiene derechos sicológicos personales. Tenemos derecho “a decir no, a expresar desacuerdos, a oponerme, a expresar sentimientos negativos y a ser consecuente con mis creencias. Obviamente no tengo que violar los derechos ajenos para ejercer los míos.”
Algunos derechos básicos que generan asertividad, son:
• Derecho a equivocarnos.
• A presentar opiniones extrañas a la toda lógica.
• A presentar opiniones diferentes de las opiniones de los demás.
• A cambiar de concepto.
• A reconocer tranquilamente que desconocemos algo.
• A rechazar peticiones sin sentirnos culpables por ello.
Cuando una persona reconoce y vive estos derechos, elimina la angustia del temor a la equivocación, de la posibilidad antes aterradora de “hacer el oso”.
La asertividad es el valor que nos permite poner en práctica la tolerancia activa, manifestando nuestra discrepancia pero indagando más sobre el criterio ajeno:
“La verdad, yo no comparto su punto de vista, pero me gustaría conocerlo mejor”.
“Su opinión es muy diferente a la mía. ¿Cómo llegó a esa conclusión?”.
“Me parece muy bien que tengamos puntos de vista diferentes, eso nos permitirá analizar el asunto desde diferentes perspectivas”.
EJERCICIO
Identifique uno de los derechos básicos que hasta ahora no ha podido poner en práctica y piense cómo ha podido afectarle. Determine cómo proceder en el futuro para ejercer su asertividad, sin necesidad de atropellar a los demás.
EL PLANO FAMILIAR
En el plano familiar se presenta un hecho tan patético como frecuente: Líderes que en otros ámbitos suelen ser democráticos, en el entorno familiar son una vulgar imitación de un dictador infame: imponen, ultrajan, no escuchan, no tienen el más mínimo ápice de solidaridad con los miembros de su familia. En resumen, no son coherentes con lo que argumentan en otros escenarios.
En ese contexto, un comportamiento lamentable es el de acallar la voz de los menores u otros miembros de la familia. Expresiones como “Usted quiere enseñarle a su papá a hacer hijos” son utilizadas con ese propósito absurdo.
En contraposición, un acto de tolerancia que influye directamente sobre la integración familiar y, muy especialmente sobre la autoestima de los integrantes, es reclamar su opinión sobre los asuntos que tocan los intereses y el futuro del hogar.
Por otra parte, se suele creer que una relación de pareja o una relación personal garantiza su unión en el tiempo cuando se comparten los mismos gustos, cuando son iguales los criterios políticos, religiosos y filosóficos, cuando sus aficiones e intereses parecen calcados. Esto tal vez funcione, pero la base más sólida no es la coincidencia sino la aceptación gustosa de la diferencia: es la oportunidad de enriquecerse cuando se asoma a un hobby hasta ahora desconocido, cuando se retiran las anteojeras y se rompe la visión estrecha de la propia perspectiva.
Ahora bien. ¿Cuál es el efecto de la televisión en el comportamiento intolerante de las personas en familia?
Recientemente se han publicado algunos ensayos que defienden de manera entusiasta el papel de la televisión en la formación de los niños, principalmente. Es un punto de vista respetable y es conveniente reconocer que algunos programas culturales hacen un esfuerzo importante que es necesario mantener, incentivar y, de ser posible, reforzar. Sin embargo, es necesario señalar que existe una programación, lamentablemente la más difundida y la que tiene los mejores horarios, que ha jugado un papel muy importante en la creación de antivalores y seudovalores, de efectos peligrosos o nocivos dependiendo del perfil del auditorio. Generalmente el auditorio es infantil, y en el peor de los casos son niños que ven la televisión sin la compañía de un adulto y, cuando no es así, el adulto no está en disposición o en capacidad de orientar al menor. Así las cosas, los televidentes (incluyendo jóvenes y adultos) se exponen sin ningún criterio crítico a los antivalores que esta programación les repite una y otra vez hasta transmitirles un paradigma de análisis y comportamiento.
Para referirnos solo a un aspecto, muchos programas de “humor” de los países latinoamericanos y algunas
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