ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Educación Inclusiva

romigama31 de Agosto de 2014

3.790 Palabras (16 Páginas)254 Visitas

Página 1 de 16

Bases de la Educación Inclusiva

1- ¿Qué es la Educación Inclusiva?

Al igual que ocurrió con la integración escolar, la Educación Inclusiva –tal como explicamos en un anterior trabajo (Marchena, 2005)- fue inicialmente un movimiento de familias, educadores y miembros de la comunidad de EE UU. Las críticas a las fórmulas que se seguían para integrar a los estudiantes con necesidades educativas especiales fueron uno de sus principales argumentos, siendo este punto donde podemos situar los antecedentes de este movimiento educativo. Desde esos grupos se aclamaba crear escuelas y otras instituciones sociales basadas, de una vez por todas, en una auténtica aceptación hacia los estudiantes con discapacidad, los más afectados por un mal planteamiento de las escuelas tradicionales.

De manera paralela a las protestas de estos grupos, fue también trascendente al respecto, el posicionamiento crítico que desde Estados Unidos originó el llamado movimiento REI (Regular Education Iniciative). Sus propulsores, tal como nos explica Salend (1998), consideraban que separar la educación en dos sistemas – Educación General y Educación Especial- para enseñar a los estudiantes con necesidades especiales, solo estaba consiguiendo etiquetarlos y estigmatizarlos, a la vez que se fragmentaba y se empobrecía la comunicación entre los profesionales de ambos sectores. Por todo ello, los defensores de esta corriente sostenían que el fallo de los alumnos está relacionado con los problemas contextuales de la escuela y no tanto con los propios del estudiante. García Pastor (1996) nos explicaba que fue este movimiento el que defendió por primera vez la prevalecía de un único sistema educativo para todos, llegando a proponerse la abolición de la Educación Especial.

De manera concreta, dejando ya los antecedentes que fueron generando esta corriente educativa, la Educación Inclusiva se conoce también como “educación para todos” y persigue, fundamentalmente, educar desde un mismo centro educativo sin excluir a ningún estudiante, sin que haya escuelas especiales y escuelas ordinarias. Es en la misma escuela a donde deben acudir todos los estudiantes y, como dirían Stainback y Stainback (1999), el objetivo de estas escuelas consistirá en garantizar que todos los alumnos –los discapacitados físicos y psíquicos graves y profundos, los que plantean serios problemas de disciplina, los corrientes, los superdotados, y quienes están en situación de riesgo- sean aceptados en pie de igualdad, reconocidos por lo que cada uno tiene que ofrecer a la comunidad educativa y se les ofrezcan las ayudas necesarias para que su aprendizaje sea satisfactorio. Vemos, por tanto, que busca la inclusión no solo de los chicos y chicas con discapacidad. Se va más allá de este concepto. Los procesos de exclusión en el aula llegan también a otros colectivos. Y sobre ellos hay que estar también pendientes

Pero para que se pueda materializar este cúmulo de ideales educativos, los partidarios de la Educación Inclusiva advierten que se precisa de todo un nuevo enfoque y de diversos cambios en los planteamientos del profesor, de los centros y el currículo. Y aquí radica la diferencia con la corriente integradora de los años setenta y ochenta. Los problemas y el fracaso escolar de muchos estudiantes pasa, necesariamente, por replantear el contexto para averiguar en qué se está fallando a la hora de dar clase a unos estudiantes diferentes y no tanto por culpabilizar y responsabilizar a los alumnos de sus singularidades proporcionándole el apoyo solo a ellos de manera sectorial, tal como se hizo y se sigue haciendo en muchos colegios en aras de conseguir la integración escolar. Como diría Vlachou (1999) la inclusión tendría que explorar las razones por las que el aparato educativo no ha logrado crear oportunidades para todos

Ainscow (1999, 2001a, 20001b, 20001c) refiere que la Educación Inclusiva es un sinónimo de la mejora de la escolaridad. Según este autor, queda conceptualizada como algo que tiene que ver, a la larga, con todos los alumnos y alumnas y con todos los centros escolares, y que afecta al sistema educativo en su conjunto. Algo así como avanzar hacia una buena educación para todos, siempre que en este término –“todos y todas”- no tuviera cabida ningún tipo de exclusión.

Llegados a este punto, muchos pueden estar planteándose que existe coincidencia entre los principios de la Educación Inclusiva y la integración escolar. Podríamos afirmar que la Educación Inclusiva es una prolongación o, mejor dicho, un seguir avanzado en lo que la integración escolar comenzó a proponerse y que, por diversas causas, no consiguió. Pero a pesar de este punto de unión, los significados son diferentes.

Ainscow (1999) explicaba la diferencia entre ambas corrientes educativas –resumida gráficamente en la figura 2- en los siguientes términos. Se ha utilizado la palabra “integración” para describir procesos mediante los cuales ciertos niños –sobre todo los que tienen discapacidad- reciben apoyos con el fin de que puedan participar en las explicaciones de los colegios, explicaciones que no se han modificado a pesar de estar estos chicos presentes. Por el contrario, “inclusión” sugiere un deseo de reestructuración del programa y de todo lo que se explica en un colegio para responder a la diversidad de los alumnos que reciben las clases.

Es cierto que esa reestructuración que precisa la Educación Inclusiva supone un proceso de cambio que todavía los centros no han asumido. Hay que modificar la mentalidad, las actitudes, las prácticas educativas, la organización de los centros, las funciones de los profesores de apoyo, y todo ello no se hace de un día para otro. Decían al respecto Udvari-Solner y Thousand, (1996: 191) que transformar las islas de esperanza que supone la educación inclusiva en tierras de oportunidad, no será fácil ya que como Einstein puso de manifiesto no podemos esperar resolver los problemas que hemos creado con el mismo nivel de pensamiento que utilizamos cuando los creamos. Semejante transformación requerirá creatividad, colaboración y continuos interrogantes

INTEGRACIÓN ESCOLAR EDUCACIÓN INCLUSIVA

Figura 2: Diferencias entre la Integración Escolar y la Educación Inclusiva

Pero rearfirmando esta idea, explica García Pastor (1998) que la dirección que debe tomar ese proceso de cambio en las escuelas inclusivas no debe concebirse como algo concreto capaz de realizarse en un solo momento: “se habla del cambio como si se tuviera que dar en algún momento concreto que nunca llega, como si se tratara de un solo cambio; cuando de lo que se trata es de no quedarse parados, de estar cambiando continuamente” (p.352) Esta autora es partidaria de la expresión inglesa “moving schools”. El cambio es por tanto un proceso y no un suceso.

Dentro de ese proceso de cambio, una de las reestructuraciones en las que más insiste la Educación Inclusiva es la aceptación de la diversidad del alumnado. Tendríamos que fijarnos bien en este término. No es sinónimo de alumnos con discapacidad, ni de alumnos inmigrantes. Es algo que afecta a todo el grupo clase. Es un atributo colectivo. Dada su importancia, dedicaremos el epígrafe siguiente a abordarlo en profundidad.

2- Educar con la diversidad: condición básica de la Educación Inclusiva

Al entrar en un aula debemos tener en cuenta que nos vamos a encontrar con la inevitable –y enriquecedora- diversidad del alumnado. Para entender bien el significado de éste término vamos a seguir las argumentaciones que expusimos en una publicación anterior (Marchena, 2005)

Su definición exacta es compleja. Sáez (1997) llegó a afirmar que hay palabras, términos y conceptos que tienen la textura de los pantanos y el que se refiere a la diversidad puede ser uno de ellos. Gimeno (1999) llega a referirlo como “polifonía semántica” o “poliedro de muchas caras”.

A partir de una revisión teórica de los muchos discursos que intentan conceptualizarlo, podríamos sintetizar diferencialmente tres significados muy próximos entre sí –diversidad, diferencia y desigualdad- lo que nos ayudará a entender mejor el primero de ellos, que es el que nos interesa. En la figura 3 hemos representado de manera resumida esta equivalencia léxica.

En lo que respecta a la diversidad, si tuviéramos que subrayar la palabra clave o nuclear de esta definición, no dudaríamos en destacar la expresión “hecho objetivo”. Cualquier profesor, al entrar en su clase –o ante cualquier grupo humano- puede percibir con facilidad que sus alumnos no tienen el mismo color de pelo, ni el mismo comportamiento, ni los mismos gustos, ni la misma familia, ni la misma mirada, ni un largo etcétera. Existirían cientos de criterios que conforme fuéramos adoptándolos se desplegaría un abanico de muchos colores entre nuestro alumnado. Al profesorado le podrá gustar o no esos rasgos de sus alumnos, pero está claro que lo que percibirá es la naturaleza y la vida misma. Desde estas páginas, esta realidad diversa la vamos a considerar permanentemente como un valor. Como diría Griffo (1999) la naturaleza vive y se reproduce exactamente sobre la riqueza de las diversidades.

Ante esta realidad el docente debiera considerar que somos todos los que estamos contribuyendo a configurar esa diversidad, ya que, conforme voy cambiando los criterios clasificadores, los grupos resultantes van también modificándose. En consecuencia, no existen los estudiantes “diversos”

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (24 Kb)
Leer 15 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com