El Docente

EL ROL DEL DOCENTE EN EL CONTEXTO EDUCATIVO EN Y PARA LA DIVERSIDAD

Considerando que la educación es un proceso de formación para la vida y contempla la posibilidad de potenciar habilidades y capacidades en una persona, creando así un plano integral, donde cada parte que se ejercite en el que hacer pedagógico fundamenta la esencia del todo, por lo tanto la educación no puede abordarse como un proceso externo al entorno o contexto del estudiante, pues si fuera así se transformaría en utopía y no en una realidad que marca precedentes en el carácter de la persona; el docente es un agente primordial para hablar de diversidad, pues si se constituye como “el cuestionar el conformismo, las asimetrías sociales y, también, las injusticias. En este sentido, el mensaje de la diversidad no es neutro. Asumirla como relación significa, por lo pronto, es aceptar la inter y multiculturalidad como un nuevo paradigma de organización social en el que conceptos como la responsabilidad social, la ciudadanía activa, el empoderamiento, la participación ciudadana y la democracia deliberativa se redefinen y vigorizan”.

De acuerdo con lo anterior se puede vislumbrar que los elementos y agentes educativos son valiosos al momento de reflexionar y promover la educación, es así como el papel del docente no queda reflejado al plano de enseñar contenidos para responder a una formación académica, donde solamente se aborda la parte cognitiva cognoscitiva del estudiante olvidando por completo la integridad del ser, el docente más que un impartidor de conocimientos, es un orientador que provee ciertas herramientas para que el estudiante desarrolle un trabajo y a partir de ello pueda llegar a la reflexión y construcción de saberes, es decir, se enseña a pescar no se le da el pescado, de esta forma si se equivoca que lo vuelva a intentar, y pueda asimilar que así es la vida, se puede caer pero debe tener la capacidad y el valor para volverse a levantar.

Dentro del contexto educativo el docente aborda una diversidad de personas, conocimientos, formas de pensar, estratos, es decir, se colocan en juego tantos aspectos diferentes que conjugan un proceso, por ende el docente se debe convertir en el punto de equilibrio de dicha diversidad, entendiendo que desde que se asume el rol de orientador debe existir una identificación con los estilos de aprendizaje, las formas de ser, sentir, pensar, entre otros elementos que envuelven la educación. En un salón de clases no solo aparecen 30 estudiantes, son distintas cosmovisiones que se deben leer, interpretar y abordar de la forma correcta. Si un docente no enmarca con claridad el tema de la diversidad su proceso será uno más y los resultados enmarcarán personas pasivas e intolerantes que no asumen las diferencias como vía del saber y el desarrollo sino que tendrán parámetros cohesivos que no abarcarán exterioridad.

Un docente en el contexto educativo y en el marco de la diversidad tiene que aprender a visionar su que hacer pedagógico, es decir, no puede quedarse en el aquí y ahora, sino que sus competencias deben proyectarse hacia un futuro real, asumiendo la responsabilidad de compartir experiencias, valores que consoliden una identidad basada en el respeto hacia la dignidad del otro, aprovechando las diferencias para ser verdaderas personas.

Sin ánimo de simplificación, la educación en y para la diversidad en primer lugar hace notar que la diversidad es un derecho consagrado en múltiples instrumentos nacionales e internacionales. Requiere ligar este derecho con otra serie de derechos sociales, culturales, económicos y políticos, y mostrar las tensiones que la vigencia de estos derechos tiene en una sociedad que promueve la homogenización con

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