Escuela Y Oralidad

ESCUELA Y ORALIDAD

Cada niño debe estar en condiciones de usar la lengua oral

para vincularse a diferentes tipos de interacciones, dentro y fuera del espacio escolar.

Mauricio Pérez Abril

El propósito de este ensayo es analizar mediante las prácticas que se dan en la escuela si se configura éste como el escenario en el que se construye la voz que le permite al alumno integrarse y ser reconocido como sujeto social.

El aula se constituye en el espacio en donde se evidencian permanentemente situaciones de habla tanto informal, en actos tan elementales como el saludo, el comentario de situaciones cotidianas, quejas, como formal en el desarrollo de las diferentes actividades propuestas por el docente. Sin embargo un alto porcentaje de maestros no es consciente de la potencialidad para el desarrollo del lenguaje oral que pueden generar estas situaciones cuando se tiene una intencionalidad clara.

La escuela tradicionalmente ha centrado su atención en el aprendizaje de la lectura y la escritura dejando de lado el lenguaje oral porque se ha asumido que este es un este es un aprendizaje con el cual los niños cuentan cuando ingresan al sistema escolar; sin embargo, la construcción de la voz implica mucho más que el saber hablar y desempeñarse socialmente como un hablante medianamente competente, que es como se recibe el alumno, que se vale de la lengua para expresar necesidades, relacionarse con otros, adecuar su lenguaje, aunque sea intuitivamente, a diversas situaciones de comunicación y de igual forma diferenciar algunos géneros discursivos (Batjin,1985) así como tipos de textos ya sea cuentos, canciones o adivinanzas, entre otras, habilidades que ha integrado de sus interacciones cotidianas.

A partir de la perspectiva que le han dado al aprendizaje de la lengua otras disciplinas como la sociolingüística se da apertura a una visión más amplia de este aprendizaje en nuestras aulas. Reconociendo como lo expresa Amparo Tussón que nuestra práctica docente en su mayoría se rige por intercambios verbales orales y a pesar de esto no reflexionamos sobre ese uso por las secuelas que nos ha dejado una formación universitaria que ha orientado la concepción de la lengua basada en teorías gramaticales.

Ante este nuevo abordaje de la lengua y asumiendo que el lenguaje oral es el que predomina en las interacciones que se dan cotidianamente en todo grupo social, familia, comunidad y escuela, es evidente que no se está dando la importancia suficiente en su enseñanza al concebirla desde dos procesos únicamente la lectura y la escritura. Se desconoce que investigaciones sobre estos procesos han demostrado que la interacción oral es un instrumento imprescindible para que los alumnos aprendan a enfrentarse por sí mismos en la construcción de significado a través de los textos. Este desconocimiento ha llevado a no validar las múltiples situaciones que se presentan en el ámbito escolar como escenarios para la construcción de la voz y por ende no se asignan ni planean sistemáticamente espacios para que no sólo los niños comprendan y hablen lo que leen y escriben, sino, para que vayan construyendo una voz y una competencia comunicativa que les permita un adecuado desempeño tanto en los diferentes ámbitos de la escuela, como fuera de ella .

En su lugar se generan interacciones que se rigen por la instrucción, el orden y la regulación características que si bien pueden generar el respeto de la voz de otro, el profesor, y la instauración de reglas, no permiten ni la construcción de una voz propia, con todo lo que esto implica no solo a nivel académico sino social, ni el reconocimiento y validación de la voz de otros, sus pares.

Hice la observación de una clase de primer grado de primaria del colegio Alejandro Obregón, de Bogotá, conformada por un total de 28 niños y niñas cuya edad promedio es de 6 años, Los niños estaban distribuidos en tres grupos, cada uno de ellos con 10 mesas enfrentadas entre si, quedando los niños uno frente al otro y de lado con respecto al tablero. El objetivo de la clase era “reforzar la escritura y lectura de los objetos del salón”.

Esta clase se desarrolla a partir de un discurso dialógico que se da más a nivel de pares, en grupos

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