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Práctica Docente


Enviado por   •  21 de Noviembre de 2013  •  3.261 Palabras (14 Páginas)  •  290 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Hablar de la deserción o la no permanencia de los alumnos en las escuelas, es un asunto que preocupa a nuestra sociedad en su conjunto. Quienes estamos involucrados en el sistema educativo sabemos que es un problema multifactorial, y que todos, autoridades, padres de familia y maestros estamos obligados a continuar en la búsqueda de estrategias que nos permitan lograr que los alumnos permanezcan en las escuelas hasta terminar en tiempo y forma su educación.

La problemática de la deserción escolar no es responsabilidad o culpa sólo del maestro el que y un alumno no termine en tiempo y forma su educación, pero si podemos afirmar que el maestro es un factor importante para que el alumno lo logre, ya que un alumno sólo puede retirarse de la escuela si se cambia de ciudad, de colonia o de municipio.

Por lo que partimos del hecho que algunos directivos, personal de apoyo, y especialmente los maestros, necesitamos modificar nuestra manera de abordar a los jóvenes en el aula al realizar nuestra práctica docente, debido a que existe un gran porcentaje de maestros muy preparados en la materia que imparten; pero manejamos poca pedagogía, además, utilizan un lenguaje de acuerdo a su preparación que los alumnos no lo comprenden.

Entre más preparado este un maestro en el ámbito pedagógico y disciplinar, mayores herramientas deberá tener para lograr menos alumnos reprobados, menos alumnos desertores, mejores alumnos, por lo tanto, mejores resultados.

Buscar siempre que nuestras actividades frente al grupo, sean motivadoras que logren interesar y retener a los alumnos, es nuestra principal función como docentes ya que es esencial que el maestro emane energía positiva, para ayudar a disminuir la deserción escolar.

DESARROLLO

El docente es considerado uno de los principales actores en el proceso de enseñanza-aprendizaje, por lo que su forma de explicar y abordar las diferentes actividades en el aula es fundamental para hacer que los jóvenes se interesen y sientan el deseo de permanecer en la escuela.

La deserción escolar es un fenómeno que preocupa a toda la sociedad y en especial a las instituciones escolares, “el abandono de la escuela sobre todo en adolescentes se genera porque no sienten interés por lo que se les enseña, ni ven la utilidad a lo que se hace allí” (Delval, 1990, pág. 29).

Esta situación se genera porque a los alumnos se “les enseñan una gran cantidad de cosas, que ellos no entienden, y que muchos menos recuerdan con el paso del tiempo, logrando que el conocimiento no llegue a ser nunca para ellos un instrumento para comprender y transformar la realidad” (Delval, 1990, pág. 28).

Como si se desarrollaran dos sistemas de conocimiento diferente; “el escolar que sólo se limita a ese ámbito y el de la vida práctica, que se forma y se aplica fuera de la escuela” (Delval, 1990, pág. 29). Por ésta razón los alumnos no ven la utilidad del conocimiento escolar fuera de ella, sino más bien la consideran como actividad pasiva donde sólo se trata de almacenar contenidos de un libro o las enseñanzas del maestro.

La función del docente debe estar encaminada a enlazar los conocimientos que se aprenden en la escuela con los de la vida y el mundo exterior, es decir, la escuela no debería estar separada del mundo exterior, sino más bien tendría que poner al alumno en contacto con la naturaleza y su realidad. “La escuela tiene que ser un mundo real en el que la teoría y la práctica deben estar unidas” (Delval, 1990, pág. 27).

Con el objetivo de potencializar las capacidades de los alumnos y hacer de ellos personas reflexivas y preparados para enfrentar cualquier situación que les exija el contexto social y político. “Evitando que se conviertan en individuos sumisos, con una preparación para el trabajo dependiente y alineado, que no genere ningún cambio social y frene su potencial creativo” (Delval, 1990, pág. 32).

De igual forma Duch, señala que la función del docente es ejercer una pedagogía que tenga como fin, que los educandos sean capaces de dominar las contingencias: el mal, la violencia y la muerte, como realidades presentes en la vida humana, ya que la pedagogía actual carece de "palabras significativas, edificantes y soteriológicas, y en consecuencia la escuela se ha vuelto incapaz de cumplir su misión específica: abrir a los educandos horizontes del presente y del futuro” (Duch, 1997, pág. 19).

Esta crisis pedagógica que menciona Duch, es la clave para comprender la crisis por la que atraviesa el mundo actual, “la crisis global de la sociedad tiene como raíz la incapacidad de las instituciones transmisoras para cumplir su misión de hacer posible que los jóvenes y todos los hombres y mujeres se puedan situar significativamente en el presente, con la posibilidad de obtener convicción acerca de nuestro origen y destino” (Duch, 1997, pág. 142).

La manera de contrarrestar esta crisis global según Duch, es a partir de una “pedagogía realmente humana, en donde el buen uso de la palabra vuelva a instalarse en el mundo y en el corazón del hombre, para que las dimensiones de la paz, de la alegría, y de la misericordia puedan ser concretadas y vividas en medio de la agitación, e incluso, del caos de nuestra sociedad anónima y mecanizada" (Duch, 1997, pág. 121).

En este mismo sentido Platón opina, que “la educación del hombre en especial del gobernante es el único camino para llegar a conformar una sociedad justa, donde el alma se debe guiar por la razón, el cuerpo social debe dejarse guiar por los que tienen la razón” (Bowen & Hobson, 2010, pág. 38). Platón cree en la posibilidad de llegar a realizar este tipo de hombre por medio de una selección temprana e ininterrumpida, por obra de una educación ideal y por la madurez de los años.

Para Platón “el hombre debe ser formado en la virtud y en el dominio de sí” (Bowen & Hobson, 2010, pág. 39), destacando la importancia de las pasiones que, de ser conducidas por la razón pueden llevar al hombre a vivir según su condición divina, y, de ser indisciplinadas, pueden impedir al hombre su realización.

También propone que, “el hombre debe ser educado en el amor a la verdad y al bien” (Bowen & Hobson, 2010, pág. 45), puesto que no se puede obligar a nadie a aprender, ni podemos abrir las cabezas para meter los conocimientos en ellas, sólo se puede mostrar el camino para que cada cual piense por sí mismo.

Del mito de la caverna Platón concibe la educación, como “la luz del conocimiento que nos permite salir de la ignorancia, y nos conduce al conocimiento verdadero” (Bowen & Hobson, 2010, pág. 71), recatamos que la función

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