Teoria antropologica contemporanea
solalduMonografía12 de Julio de 2018
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- Geertz sostiene que, en Bali, “la riña de gallos, y especialmente la riña profunda, es fundamentalmente una dramatización de intereses de status” (p.359). Indique en qué elementos se basa (hechos, relatos, observaciones, inferencias…) y cómo los vincula para llegar a esta conclusión. A partir del caso concreto, señale y ejemplifique las limitaciones o dificultades encontradas en el texto de Geertz.
A partir de su planteo de que “los escritos antropológicos son ellos mismos interpretaciones de segundo y tercer orden” (Geertz, 1987[1973]:28), es decir, “interpretaciones de interpretaciones” que los propios nativos hacen sobre su cultura, el antropólogo Clifford Geertz, se propone abordar las riñas de gallos en Bali. Su trabajo de campo se desarrolla en 1958, junto a su esposa, en una pequeña aldea de quinientos habitantes llamada Tihingan, en la región de Klung Kung, a la que define como “un mundo en sí mismo” (1987[1973]:339). De su trabajo etnográfico resultará la tesis de que “la riña de gallos, y especialmente la riña profunda, es fundamentalmente una dramatización de intereses de status” (1987[1973]:359). La idea de una riña “profunda” evoca el concepto de “juego profundo” del jurista y filósofo utilitarista inglés Jeremy Bentham, que es aquel juego donde se arriesga tanto que formar parte del mismo podría percibirse como un acto exento de toda racionalidad (1987[1973]:355). Lo que se arriesgará en la riña profunda será el prestigio social. En cambio, la ausencia total del prestigio en un enfrentamiento de gallos implicará una menor profundidad, convirtiéndola en una riña superficial. Utiliza como fundamento para apoyar su tesis un punteo de diecisiete razones que propone sobre el comportamiento de los balineses, dando cuenta de cómo la riña es central para su vida porque, según Geertz, ésta es un modo de expresión de sentimientos y cuestiones sociales que sólo se ponen en juego y se exhiben en esta actividad. Sin embargo, no es una especie de “pintura” de su vida, o un retrato pintoresco al que apreciar, sino un fragmento vital “típicamente balinés” (1987[1973]:366). A pesar de la expresión anterior, el autor precisa que la riña no es la clave de la vida de Bali sino que está a la par de otros testimonios culturales. La centralidad de la riña de gallos en la vida en Bali se produce aun cuando en algunos sentidos ésta sea completamente contradictoria con el curso normal de las cosas y deje al descubierto una “personalidad” anormal de sus habitantes.
Como se desprende de la tesis enunciada por Geertz, si la riña profunda es una expresión de la vida nativa, cumplirá un papel preponderante, una dramatización, también en uno de sus aspectos centrales: las relaciones de status social. Este es un tema ineludiblemente importante en la sociedad balinesa teniendo en cuenta que está organizada en un sistema de castas, una jerarquía basada en un grupo de nacimiento y plasmada a distintos niveles de la escala social. Se puede afirmar que “esa jerarquía del prestigio es la columna vertebral moral de la sociedad” (1987[1973]:367). Para Geertz la riña no solo pone en evidencia las relaciones jerárquicas, sino que también es un medio para mantenerlas y visibilizarlas; es un momento, una actividad que da pie a afirmar, defender y justificar el prestigio del que gozan ciertos miembros. De todas formas, por más que parezca que la riña refuerza “las distinciones de status” (1987[1973]:368), que es reflejo de la vida de los balineses, Geertz indica que la riña no es más que un “medio de decir algo de algo” (1987[1973]:368), un texto que debe ser transcripto por el antropólogo desde la realidad social al informe etnográfico.
La riña permite a los balineses decir algo, mediante un evento ritualizado, acerca de la forma en que el sistema de status de su sociedad se manifiesta en macro y microniveles. A nivel macro las aldeas de Bali (incluyendo a Tihingan) desarrollan alianzas y rivalidades entre ellas, pero también entre los mismos colectivos que conforman a cada una de ellas, creándose a su interior grupos de status. Estas subfracciones de aldeas podrán iniciar dinámicas antagónicas entre ellas dependiendo de determinados contextos políticos y sociales. A nivel micro, podrán existir diferenciaciones al interior de familias extensas, de familias nucleares e incluso entre individuos de una misma familia nuclear. Serán estas expresiones de las relaciones de status, para mostrarlas o rectificarlas, las que pone al descubierto la riña de gallos profunda. Concretamente, los poseedores de los gallos más importantes serán, a su vez, los balineses con más prestigio social. Aquellos galleros que sobresalen por sus triunfos en las riñas formarán parte de las apuestas centrales, las que además de involucrar grandes sumas de dinero, representarán las posibilidades que confiere una buena posición económica, una influencia política y prestigio social en el grupo de pertenencia. Aquí es donde puede apreciarse que Geertz centra el foco de análisis en la significación de la función de la riña, es decir, su dimensión simbólica, apartándose de una posible explicación funcionalista. En esta dimensión simbólica la riña remite a dos cuestiones de la vida balinesa, una que refleja uno de sus elementos (el status) y otra que no lo hace (animalidad y masculinidad o exaltación masculina). En el primer caso, la riña expresa un comentario metasocial del sistema de castas de la sociedad balinesa, en forma de juego. La riña es real solo para los gallos porque son ellos los que pelean hasta matarse y no las personas. La muerte real del animal será entonces una dramatización del desplazamiento simbólico del prestigio que apuestan los jugadores. La riña da cuenta del status, pero no proporciona status en sí. En el otro caso, la riña se presenta como una contradicción a la personalidad balinesa típica, poco confrontacional, tímida, cautelosa. La riña ofrecerá un paréntesis en este sentido porque en ella se expresarán salvajismo, brutalidad y rabia, que son características cotidianamente indeseables para los propios balineses ya que remiten a la animalidad (de ahí que, por ejemplo, no dejen gatear a los bebés). El paréntesis es extensivo también a un gran número de áreas de la vida balinesa como la religión, la política y la vestimenta, ámbitos donde esta sociedad se presenta como “unisex” (1987[1973]:343) porque la riña será la exacerbación de la masculinidad donde las mujeres no tienen participación más que perimetral y marginalmente. Esto nos lleva a destacar una cuestión importante del análisis de Geertz, que es la relación entre la riña y la masculinidad, ya que a pesar de que el autor dice no tener suficientes motivos para afirmar la postulación de Bateson y Mead, de que los gallos son como “penes ambulantes”, en tanto serían una extensión del cuerpo de los galleros, igualmente sostiene que esta actividad está indudablemente ligada al sexo masculino. Esta cuestión de la masculinidad tiene un correlato en la estructura de status, ya que socialmente se esperará una demostración de la capacidad de los “verdaderos galleros” de todo el esfuerzo y dedicación que ponen en el cuidado y la crianza de sus gallos. Incluso una fuerte apuesta en contra del gallo de un rival podría traducirse como un “ataque franco y directo a la masculinidad misma” (1987[1973]:360). En contraposición total a esta exaltación de la masculinidad, se podrá encontrar en los últimos niveles de la escala social a las mujeres y a los niños, los que solo podrán optar por participar de la periferia de las riñas.
Geertz utiliza, como principal evidencia de la relación directa entre la riña y el status social de los balineses al sistema de las apuestas de las riñas, partiendo de la idea de que “los mismos apostadores forman una jerarquía sociomoral” (1987[1973]:357) y que “las apuestas de las riñas [son] como el lazo que conecta la riña misma con el mundo más amplio de la cultura de Bali” (1987[1973]:352). La apuesta es la que da un sentido social, sustento y legitimación, a la pelea. Aunque no exista un desplazamiento de status real y concreto, esto es, el dueño del gallo perdedor no descenderá realmente en la escala sociomoral de la sociedad balinesa, simbólicamente, la apuesta será el vehículo que exponga y reafirme su prestigio social. De acuerdo a lo anterior, Geertz demuestra que no todos pueden participar en las riñas -y por ende en sus respectivas apuestas- teniendo en cuenta que quienes no lo hacen gozan de un status menor, representado por su mera (e indeseable socialmente) relación con los juegos de azar periféricos al núcleo de la riña, donde un gallero nunca siquiera se acercaría. Así mismo una riña presenta diferencias en su interior dadas por la distinción entre apuestas centrales y periféricas y por las riñas de mayor o menor importancia. Esto determina una jerarquía en la que, un poco por encima de los que ni siquiera participan de la riña de gallos, estarían quienes apuestan periféricamente en riñas menores, luego quienes lo hacen en riñas medianas, hasta aquellos miembros que intervienen con sus gallos y apuestan en la parada central. Como se indica más arriba, quienes realizan las riñas de las apuestas centrales son ciudadanos importantes e influyentes en la vida local, miembros rectores del grupo y sobresalientes en su aldea. Por otro lado, el sistema de apuestas sirve para explicar otros argumentos que sustentan la hipótesis de Geertz en tanto las apuestas dan cuenta de cómo en la riña siempre se debe estar del lado de lo propio y en contra de un opositor del grupo al que un miembro corresponda. Esto es, se debe apostar siempre a favor del gallo cuyo dueño sea un familiar, o por aquel con el que se tiene algún tipo de alianza de grupo, o apostar por la propia en el caso de una riña entre aldeas. Ir en contra de esa regla puede ser sancionado y solo perdonado excepcionalmente en ciertas riñas menores sin mayor importancia. Por el contrario, desobedecer esta regla en una apuesta muy grande y profunda puede sancionar inclusive una disociación social. Otra cuestión que deja al descubierto el sistema de apuestas es que en la parada central no solo apuesta el dueño sino que como se trata de sumas grandes de dinero, en relación a lo que pueden llegar a ganar los balineses, esta se hace mediante un pozo común en el que colaboran distintos familiares, amigos, y vecinos. Por último, cabe decir que las apuestas son un medio para exponer y hacer uso del prestigio de quienes lo gozan, por lo menos localmente, lo cual llega a convertirse en una obligación social. El hecho de no apostar, teniendo la posibilidad de hacerlo, se podría interpretar como que ese miembro intenta demostrar una posición de status que no le corresponde y que rechaza ponerse al nivel de sus vecinos y rivales en una riña local.
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