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La Escuela Como Frontera


Enviado por   •  23 de Febrero de 2015  •  6.638 Palabras (27 Páginas)  •  225 Visitas

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"La escuela como Frontera”

Estudiar la manera en que los alumnos construyen su experiencia escolar llena de significados para los jóvenes en su paso por la escuela, nos permite dar cuenta de los sentidos que ellos construyen alrededor de la misma.

Cap. I

La relación simbólica entre la escuela y los jóvenes de sectores populares.

Tradicionalmente la escuela fue concebida para la transformación de las sociedades, más allá de los contenidos que en cada época se concibieran como centrales: la educación para el desarrollo de la agricultura, la industria o la formación ciudadana, constituyó el pilar fundacional de los sistemas educativos modernos. La educación era capaz de producir cambios globales que la sociedad requería. El acceso a la educación parecía ser la llave para alcanzar las posibilidades del progreso, de la libertad y la igualdad.

Según Bordieu la educación de hoy, es un conjunto de prácticas educativas tendientes a modelar los esquemas de percepción y comportamiento de los sujetos. Por lo tanto para interiorizar la “exterioridad” desigual será necesario que cada grupo de la sociedad reciba aquellos valores y saberes confirmatorios de las posiciones sociales iniciales. Afirma que la escuela es el lugar privilegiado de consagración de la cultura legítima e insiste en que toda acción pedagógica es la imposición de una cultura arbitraria porque pretende imponer con carácter universal aquellos contenidos y valores que en realidad representan a intereses particulares, los de las clases dominantes de la sociedad.

La cultura escolar, en su desarrollo histórico, podemos advertir la existencia de una variedad de indicadores que revelan los efectos de la verdad de las operaciones discursivas de la escuela. La violencia simbólica ,según Bordieu, son los únicos criterios en que se validizan conocimientos verdaderos y falsos, la jerarquización de los saberes elaborados por encima de los del sentido común, los estilos estandarizados de evaluación, consideradas las medidas objetivas del rendimiento escolar o la supremacía de los textos escolares por encima de otros formatos culturales. Todos estos puntos son reveladores del autoritarismo de los significados. Para Bordieu ésta violencia simbólica, radica en las modalidades de sentido que vehiculizan. El sistema escolar, ejerce de éste modo, una violencia simbólica, es decir, la inculcación de la arbitrariedad cultural y la imposición del habitus – esquemas de percepción internalizados- conforme al orden de las clases sociales.

Tanto para las perspectivas “optimistas” como las reproductivistas suponen que las identidades de los sujetos se constituyen desde únicos referentes de sentido. (Las tramas de sentido, bienes simbólicos, y a la dominación simbólica en las relaciones de clases según Bordieu). En éste marco la escuela actúa consolidando posiciones originarias y reforzando la segmentación social.

El discurso “integrador-igualitario” de la escuela como responsable de formar sujetos sociales, no es más que una contradicción porque en un polo –la integración como homogeneización- desde el otro, la supuesta integración no es otra cosa que la violencia simbólica y desigualdad educativa.

Una perspectiva simbólica sobre la escuela

Cuando el autor habla de lo simbólico, se refiere a los procesos culturales mediante los cuales se asocian a ciertos significantes, unos significados particularidades. En la escuela se ligan un conjunto de significados socialmente sancionados, la institución representa el lugar privilegiado de cualquier significación referente a enseñar, aprender y socializarse. Sin embargo la escuela como todo significante no está sometida por completo al contenido que se supone expresa. Si bien el simbolismo no es totalmente libre, sino que se aferra a lo histórico, tampoco está anclado en un sentido homogéneo.

Cuando habla de escuelas, en plural, se refiere a diferencias visibles, en algunas de sus marcas instituidas: currículos. Arquitecturas edilicias, procedencias sociales de los alumnos, modos de evaluación o diversos estilos de enseñanza. Las escuelas a la que alude son las escuelas subjetivizadas no por personas consideradas individualmente sino por grupos sociales. Los sujetos construyen significados re funcionando los heredados e incorporando nuevos elementos.

En las escuelas, la simbolización que en cada época o contexto realicen los sujetos se edificará sobre los mitos fundacionales, pero no se agotará en ellos. Los contextos de inscripción sociocultural de los diferentes grupos, las marcas epocales y las experiencias subjetivas crearán nuevos escenarios de sentido.

Desde una perspectiva simbólica la escuela no será la misma en todas las épocas, ni para todos los sujetos ni para los mismos sujetos en distintos períodos. La posibilidad de constituirse en núcleo de sentido radicará en su capacidad de interpelación, en su capacidad de nombrar interlocutores, de tal manera que se perciban reconocidos como sujetos de enunciación. La escuela, entonces, podrá levantarse en el “horizonte de lo posible” a partir de articular todo un campo de deseos, aspiraciones e intereses. La capacidad de interpelación de la escuela entre los jóvenes de sectores populares debe ser concebida como un terreno frágil, por las fisuras que atraviesan la vida cotidiana de grupos juveniles que viven en contextos de pobreza. Si la escuela se instituye como núcleo de sentido es porque opera como un campo de posibilidad, como sutura de profundos quiebres de la vida social.

El autor ofrece una argumentación para la explicación de a quiénes llama “jóvenes de sectores populares”, comienza explicando que para entender a lo que se refiere a lo por popular hace falta ir más allá de la situación económica (asalariado- no asalariado), además hay que tener en cuenta el mundo de los sentidos y las significaciones que se mueve por debajo de la realidad más real, de la más dura presencia de las cosas, y por encima de ella. Los jóvenes de sectores populares viven en condición generacional de modo diferencial por estar sometidos a restricciones materiales y culturales, y se vinculan empáticamente con aquellos que comparten trayectorias semejantes y a la vez construyen estilos culturales propios a partir de una apropiación singular de lenguajes, artefactos y espacios.

Cap.2

El escenario cotidiano de los Jóvenes

Es en la tensión entre las continuidades y las rupturas entre la vida en la

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