Investigación educativa

PREGUNTAS ORIENTADORAS PARA EL DOCUMENTO SOBRE INNOVACIÓN EDUCATIVA

1. ¿Qué es la innovación educativa?

La innovación es el motor de crecimiento y sostenibilidad más poderoso que tiene una sociedad, es la forma más efectiva de mejorar las condiciones económicas de nuestra población. Desde el ámbito educativo, se considera como cualquier cambio que plantee de un modo sistémico y sostenido en el tiempo, una mejora continua, real y profunda. Debe incorporar una serie de elementos, tales como: una adecuada reflexión sobre datos, planificación continua (corto, mediano y largo plazo), y una evaluación y seguimiento que permita reflexionar sobre los diversos procesos. Según la UNESCO (2014) “la innovación educativa es un acto deliberado y planificado de solución de problemas, que apunta a lograr mayor calidad en los aprendizajes de los estudiantes, superando el paradigma tradicional. Implica trascender el conocimiento academicista y pasar del aprendizaje pasivo del estudiante a una concepción donde el aprendizaje es interacción y se construye entre todos”. Por tal razón, la innovación parte de las necesidades reales del contexto educativo para fortalecer el saber docente y la participación democrática de todos los actores.

Según el Banco Mundial, la Educación es una de las herramientas más importantes para acabar con la pobreza y fomentar la prosperidad del bien común; por tal razón, implementa la estrategia 2020 que abarca un periodo de 10 años, y se concentra en el Aprendizaje para Todos, esto implica “garantizar que todos los niños y jóvenes —no únicamente los más privilegiados o los más dotados— puedan no solo asistir a la escuela, sino también adquirir los conocimientos y las capacidades que necesitan para llevar vidas saludables y productivas y obtener un empleo significativo. Los tres pilares de nuestra estrategia son: Invertir temprano. Invertir con inteligencia. Invertir para todos” (Banco mundial, 2020). El Banco Mundial, reconoce por medio de estos tres pilares que la capacidad para aprender durante toda la vida se adquiere más fácilmente durante la primera infancia, los recursos nacionales, familiares y aportados por los donantes son limitados y deben rendir frutos, y finalmente, una nación solo puede prosperar cuando todos los alumnos, entre ellos las niñas y los grupos desfavorecidos, tienen la oportunidad de aprender.

La innovación educativa considera el ecosistema de cada uno de los contextos, organizaciones y escuelas, y se puede implementar desde diversos mecanismos, tales como: cambiar un espacio que genere una mejor la convivencia con las familias, o entre los docentes, o implementando la tecnología como un medio para enseñar a los alumnos a ser más críticos. El proyecto del Centro para la Investigación e Innovación Educativas (CERI) de la OCDE, analiza el estado actual y mide el progreso de los avances innovadores de la educación, “para que la innovación genere beneficios, los responsables de la elaboración de políticas tienen que entender la forma en que está cambiando la manera de innovar y lo que eso implica para las políticas educativas y de formación” (OCDE, 2019). Desde esta perspectiva, la clave de la innovación educativa se concentra en cuatro pilares: 1. Transdisciplinariedad, entendida como la construcción de dialogo entre las disciplinas,  2. Escuela como agente de cambio sostenible a nivel local y global, 3. Escuela o innovación que prepare a las generaciones del presente para afrontar los cambios sociales y para darles una competencia global, y 4. La capacidad de aprender para afrontar lo que venga.

Partiendo de esta acepción, el Ministerio de Educación de Colombia ha incorporado tecnologías de la información y la comunicación TIC en las aulas de clase, tanto en educación básica y media como en la superior, y diversas estrategias activas que permitan aprovecharlas para generar resultados positivos durante el aprendizaje. Así pues, la innovación Educativa para el Ministerio de educación es “el conjunto de prácticas para fomentar el uso de tecnologías de la información  y las comunicaciones para todos los actores del sistema educativo” (MEN, 2018). De esta manera, se puede mejorar los procesos de enseñanza y el desempeño de los estudiantes, para avanzar no solo en los resultados de las pruebas estandarizadas, sino también en las competencias para la vida.

1. ¿Cuál es el objetivo o finalidad de la innovación educativa?

La innovación educativa persigue una serie de objetivos que permiten mejorar la calidad a partir de programas y políticas públicas, basadas en evidencia y con evaluaciones de impacto, donde los sectores empresariales y sociales lleven hasta los territorios, formaciones complementarias que permitan incidir en las grandes necesidades. Tal y como lo refiere Martinez Rizo (2010), “una escuela o sistema escolar de calidad es, finalmente, aquella o aquel que siempre mejora respecto a sí mismo, sin idealizar el pasado y con metas ambiciosas, pero realistas para el futuro”. Esto implica un proceso de autoexigencia permanente en la superación, donde se logre reunir y conjugar las dimensiones de: pertinencia, relevancia, eficiencia, impacto, suficiencia, equidad y eficacia tanto interna como externa.

Cuando se promueve la innovación educativa, se crean espacios y mecanismos para dar solución a los problemas que afectan el aprendizaje en los estudiantes. Duarte Hueros (2009)  le brinda relevancia al uso adecuado de las nuevas tecnologías, pero “no podemos decir que su mera introducción en los centros y aulas puedan ser consideradas innovaciones educativas, por cuanto esto va a depender más de las personas que las utilicen y el contexto en el que se inserten, más que de ellas mismas”. De ahí la importancia en la formación del profesorado, y una renovación curricular flexible, creativa y participativa para transformar realmente el sistema educativo.

Otro de los objetivos de la innovación educativa es estimular la investigación como elemento de la formación profesional. Morales (2010) establece que “la innovación en los procedimientos didácticos lleva a evaluar y consiguientemente a investigar y publicar los resultados”. Desde esta perspectiva, se crea la necesidad de abrir espacios de investigación en los docentes a partir de su propia práctica educativa, desde el desarrollo de ciencias experimentales y sociales para evaluar la eficacia en el aprendizaje de los alumnos.

Por último, y no menos importante, la finalidad de la innovación educativa recae en la necesidad de crear una cultura organizacional, permitiendo compartir y transferir experiencias docentes. González Castro y Cruzat Arriagada (2019) definen que el carácter innovador “si bien tiene un profundo sentido de cambio y transformación, nunca parte de cero, y se fundamenta en la experiencia previa y la reflexión crítica de los diferentes miembros institucionales. Lo que puede ser innovador en determinada institución, puede no serlo en otra”. En consecuencia, las instituciones deben crear espacios para identificar, valorar, sistematizar, normalizar, aplicar y difundir las experiencias novedosas que contribuyan a la solución de problemas educativos de cada contexto, y de esta forma, la innovación se convierta en una práctica institucionalizada.

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