PRACTICA DOCENTE
gino_21245 de Marzo de 2013
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La enseñanza de la historia en la
escuela primaria
Rodolfo Ramírez Raymundo
1. La historia como asignatura
Con el plan de estudios vigente se es¬pera que los niños -estudiando a partir de tercer grado cada una de las asignaturas y reorientando el enfoque de la enseñanza de éstas- desarrollen una visión más sis¬temática de algunas cuestiones fundamen-tales. En historia, uno de los propósitos es, por ejemplo, que adquieran el conoci¬miento de los principales hechos y proce-sos que dieron origen a nuestro país: que desarrollen la idea de que existió una épo¬ca prehispánica con formas de vida abso¬lutamente distintas de las que ellos tienen en la actualidad; que vino un largo período de dominación colonial durante el cual se formó la cultura mexicana, lo que hoy somos, que es una mezcla de las culturas prehispánicas y de la cultura europea. Otro propósito importante consiste en desarro¬llar la idea de cambio, de que la sociedad se transforma poco a poco en distintos aspectos, tanto en lo político como en lo material, en lo cultural y en la vida de todos los días.
El valor formativo de la historia
Durante mucho tiempo, y con justificada razón, ha existido una crítica muy fuerte a la forma en que se enseña historia en la educación básica: una historia difícil, abu¬rrida, con muchas batallas, llena de nom¬bres de virreyes y presidentes que cambian frecuentemente. México es un país que tiene una historia violenta, en gran parte.
Ese tipo de historia, que es un recuento de datos aislados, francamente parece inútil y preferiría, como sostiene el maestro Car¬los A. Carrillo, que no se enseñara. Sin embargo, se puede intentar otra forma de enseñar y de presentar los contenidos. Considero, como se afirma en el plan de estudios, que el estudio de la historia es un elemento fundamental en la formación de los seres humanos porque, en primer lu¬gar, la sociedad humana tiene historia, es decir, no surge espontáneamente, no se construye en un momento y, sobre todo, porque a diferencia de otros seres vivos, la sociedad humana es, en gran parte, pro¬ducto de su propio aprendizaje sobre ex¬periencias anteriores, entonces, ¿cómo entender el mundo de hoy, que es en donde los niños se
van a desenvolver? ¿Cómo comprender lo que sucede y la forma en que afectan las acciones de otros hombres y de otras mujeres en la vida personal, en la vida de su comunidad, de su ciudad o de su país, si no se tienen los elementos bási¬cos que expliquen cuál es la dinámica de la sociedad? En este sentido el estudio de la historia tiene un valor formativo muy grande.
El segundo elemento que aporta el es¬tudio de la historia es una forma de pensar, es decir, la capacidad de explicar y de comprender los hechos del presente en relación con los procesos que explican su origen y evolución, esto puede darle a los niños, cuando terminen su educación bá¬sica, una forma de pensar, lo que algunos autores han denominado pensar histórica¬mente. El estudio de la historia contribuye a que los niños superen el presentismo -una forma relativamente simplista de explicar las cosas- que puede causar con¬fusiones cuando se enfrentan, ya de adul¬tos, a problemas sociales para los que se requiere una explicación. Por ejemplo, ¿qué es lo que explica la violencia actual en nuestro país? ¿Qué es lo que explica los problemas políticos, la inestabilidad o la fragilidad de la economía? Lo más común y recurrente es que se diga: "el gobernante en turno cometió los errores más garrafa¬les de la historia".
No se comprende que esa situación es un producto histórico, que el hecho de que México tenga una economía débil se debe al tipo de desarrollo que tuvo durante el siglo XX y que, a la vez, ese desarrollo estuvo condicionado por la propia construcción del país en el siglo XIX y quizá antes. Para comprender el presente, es necesario, por ejemplo, cono¬cer la época colonial para ver cómo las prohibiciones a la apertura de empresas -que era la política colonial-condicio¬naron el desarrollo del país. La desigual¬dad, el atraso económico, el desarrollo urbano, el centralismo, es decir, muchas de las cosas que hoy ocurren en nuestro país -y que están en proceso de cam¬bio- se explican sólo a partir de su larga historia.
Lo que se puede esperar en este nivel de educación es que los niños tengan un esquema de ordenamiento de las épocas de la historia de México para que posterior¬mente puedan acomodar en éste cualquier información que reciban y puedan darle algún sentido; que entiendan que nuestro país se ha formado a lo largo de muchos años y que han sucedido cambios impor¬tantes, en los que las condiciones del país juegan un papel fundamental, pero tam¬bién la voluntad de los ciudadanos, de los hombres y mujeres, y en ese sentido, el estudio de la historia también contribuye a la formación cívica y ética. Creo que la historia tiene esa posibilidad porque tam¬bién es la lucha de los ciudadanos para mejorar las condiciones de vida y de tra¬bajo, no sólo familiares -que siempre es un motivo importante- sino de vida so¬cial, y eso tiene que ver con la lucha permanente por las libertades, por la justicia, y cómo, poco a poco, se ha ido constru¬yendo en nuestro país un ambiente de to¬lerancia cada vez mayor.
La historia tiene un valor formativo que consiste en desarrollar la identidad con los grandes valores de nuestro país que son la defensa de la soberanía, la lucha por la justicia, la formación de instituciones para encauzar los conflictos, lo que nos lleva a reflexionar sobre los grandes conflictos armados y abrir la posibilidad de que siempre existe otro camino que es el de la paz y la legalidad.
El estudio de la historia tiene que promover la solución no violenta de los conflictos sin condenar el pasado, no tiene caso decir: "estuvo mal que tomaran las armas”. Ese es un hecho que suce¬dió y el propósito de la enseñanza de la Historia es explicar por qué y cómo suce¬dió, no decir si estuvo mal o estuvo bien, sino abrir la posibilidad intelectual de reflexionar acerca de si conviene más otro camino, no si hubiera sido mejor que lo hicieran así, sino visto el saldo de los conflictos armados, ¿no es preferible el camino de la paz y el de la solución no violenta de los conflictos?
Secuencia y alcance de los contenidos de historia en el plan de estudios
Al plantearse la inclusión de la historia en el plan de estudios surge la necesidad de revisar cuál será el mejor camino para que los niños lleguen a los objetivos que se plantean. Es necesario tomar en cuenta las posibilidades de aprendizaje que tienen los niños, así como la forma de plantear el contenido en sí mismo, por su propia difi¬cultad, por ejemplo, sería absurdo hablar del Tratado de Libre Comercio o de las reformas borbónicas en primer grado. Es más o menos evidente que tiene que haber un camino que permita a los niños transitar de contenidos más simples a nociones más complejas, y esto depende en gran parte de las posibilidades de su desarro¬llo intelectual.
En el plan de estudios está propuesto que en el primer ciclo, primero y segundo grados, los niños empiecen a reflexionar sobre la noción de pasado y la noción de cambio, que reflexionen más en torno a su pasado personal, que es muy breve, son apenas unos cuantos años, pero ese tiempo está lleno de cambios y cuando los niños reflexionan sobre ello, distinguen con re¬lativa facilidad que muchas cosas están cambiando, primero en su cuerpo, en su forma de ser.
Después que trabajen con los cambios que han ocurrido en su familia, que también tiene historia. La historia de las familias puede ser muy larga, hasta se puede prestar para tesis doctorales -así como las biografías-. Por otro lado, tam¬bién es muy importante la historia de los objetos cotidianos, es decir, de lo que usa¬mos diario, los niños pueden con su curiosidad natural descubrir cómo han cambia¬do o han aparecido objetos de uso común que no se usaban antes; Del molcajete a la licuadora o Del comal a la tortilladora podrían ser buenos temas para trabajar con los niños. El propósito principal es que se formen la idea de que hay cambio y hay secuencia, es decir, que existe una cosa antes y una cosa después.
Otro de los propósitos es formar su identidad como mexicanos, es por ello que en el programa se incluye el repaso de los grandes hechos de la historia de México: la llegada de los españoles, el descubrimiento de América, la Independencia de México, la defensa de la soberanía en la época de Juárez, la Re¬volución de 1910 y otros temas que se plantean no con la idea de que los niños, en el primer ciclo, ya los expliquen, sino que reconozcan por qué se conmemoran esos acontecimientos, que se empiecen a formar la idea de que son algo importante en la historia de nuestro país.
En tercer grado se ha incluido, y creo que es una cuestión que hay que estudiar todavía con cuidado para ver cómo está resultando, la historia de la entidad. Proba¬blemente lo
más adecuado sea estudiar algunos elementos de historia de la locali¬dad y promover que los niños se familia¬ricen con el tipo de cambios que ocurren en la localidad y que son relativamente observables; consolidar la noción de me¬dición del tiempo hasta que la dominen totalmente. En el programa actual está propuesto revisar la historia de la entidad, lo que en términos de estudio podría ser equivalente a la historia de un país. El planteamiento consiste en que los niños se familiaricen con algunos hechos importantes de la historia del estado, pero no deja de ser complicado. En las entidades hay historias milenarias, por ejemplo, las que tuvieron culturas prehispánicas;
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